Sur América posee gran variedad de paisajes, climas agrestes que cambian en un parpadeo, grandes desiertos donde la temperatura puede superar fácilmente los 50 grados, e imponentes montañas donde el frío perpetuo te puede congelar si no vas bien preparado. Es por esas razones que el Rally Dakar, traslada la competencia al nuevo continente desde el año 2009. Los deportistas de esta práctica, saben que se juegan un mano a mano con lo que la madre naturaleza les mande. Los recorridos llegan a ser tan agobiantes, a tal punto de hacer trizas el cuerpo y la mente, que lo que queda al final de cada jornada son dos opciones: llegar a la meta o rendirse en el camino.
Sin embargo, para el equipo MS2 Racing Team, integrado por los manizaleños Mauricio Salazar Velásquez (piloto) y Mauricio Salazar Sierra (navegante), quienes participaron en el Rally Dakar 2016, desfallecer no era una elección. Durante 15 días, vivieron gran desgaste físico, donde las manos de tanto estar aferradas al volante, parecían quedar engarrotadas; la columna sufrió las consecuencias de permanecer en una sola posición varias horas y el calor hizo mella en sus cabezas.
El dúo de practicantes ya contaba con experiencia previa en este tipo de campeonatos, Velásquez participó en el Dakar del año pasado y en otros rallyes como el de la Feria de Manizales, Raid Rueda Libre y Rally Coffe Delight; mientras que Sierra fue campeón nacional de Rallyes durante la década de los 80’s y 90’s.
Es así que, unidos no solo por el nombre, sino que motivados por medírsele a una de las carreras más exigentes y apetecidas en el campo de rally raid, dan pie a un proyecto que tomó seis meses en ser planeado y promovido, pero como aliciente a todo el plan, se agregó el objetivo de correr por una noble causa.
“Compartí mi experiencia con mi compañero sobre el Dakar del año pasado, le conté que no era tan difícil sino más bien costoso, que lo importante era hacer una buena gestión para que creyeran en nuestro propósito”, menciona Salazar Velásquez. De esta forma, entusiasmado con la idea, agrega: “Mauricio me dice que si íbamos hacer esto, había que hacerlo por alguien, compartir la dedicación a alguien que lo necesitara”.
Después de mucho rayar y estructurar, decidieron que su participación en el Dakar tenía como intención principal hacer visible la Fundación Alejandra Vélez y la necesidad de construir una sede, ya que es una organización sin ánimo de lucro consagrada para ayudar y apoyar a los niños con cáncer, así que el 10 por ciento del dinero recaudado sería donado para esta meta. Para afianzar más la causa, la camioneta Toyota con placa Manizaleña, fue bien equipada con los aditamentos necesarios para dar frente a los cañones de tierra y ríos.
Fueron varios meses y muchos viajes en que los deportistas vendieron su proyecto en las grandes ciudades del país, dando a conocer un plan de mercadeo serio, donde más que lograr un lugar en el podio, era finalizar la maratón automovilística. De igual forma, se debe destacar las horas dedicadas a prepararse tanto física como mentalmente.
“Íbamos con un objetivo claro que era terminar, teníamos un compromiso con 250 niños y con una ciudad. Gracias al trabajo en equipo y al apoyo de nuestras familias pudimos sobrellevar el estrés, cumplir y celebrar cada día de carrera bien acabado como un triunfo”, puntualizó Salazar Velásquez.
Los rallystas caldenses dejaron en alto a los deportistas colombianos, demostrando como los sueños muchas veces no se quedan en papel y todo lo que hace falta es jugársela, demostrando que el esfuerzo, dedicación y grandes intenciones son el mejor trofeo que se puede ganar.