Desde hace aproximadamente veinte años la Orquesta Sinfónica de Caldas nos deleita con conciertos colosales y elegantes de la música clásica greco-romana. Este año, abre nueva temporada enfocada en el sinfonismo ruso, obras esplendidas y muy clásicas como La primera sinfonía de Tchaikovsky, Sueños de Invierno; obra de una complejidad respetable, la orquesta nos regala un viaje en el tiempo de lo clásico, la edad de oro.
Fotografías: Giovanny L. Galvez
La Orquesta partió como un proyecto académico de la Universidad de Caldas bajo la dirección del maestro Nelson Monroy, docente de esta universidad. A ese proceso cultural tan importante que estaban creando en Manizales, se vincularon los estudiantes que estaban haciendo pregrado y el objetivo era hacer prácticas orquestales. Ahora, después de muchísimo esfuerzo y práctica, se ha convertido en el máximo ente sinfónico no solo del departamento, sino del eje cafetero y una de las cinco o seis orquestas profesionales que tiene el país. Indispensables para el desarrollo de la cultura en Manizales y en el departamento.
La orquesta se conforma con 46 personas, número pequeño con respecto al promedio que tiene una orquesta o filarmónica que son entre 80 y 100 personas. En cada temporada se hacen alrededor de 20 conciertos. La temporada formal son los conciertos en el teatro Fundadores, Auditorio 8 de junio de la U de Caldas y entre otros teatros grandes de la ciudad. Y la temporada comunitaria es visitar los templos, La catedral Basílica de Manizales, por ejemplo, donde este mes interpretaron “El Mesías” de Haendel, y las instituciones educativas.
Para estos conciertos requieren una ardua preparación y mucho ensayo. Necesitan equivocarse mil veces antes de salir al escenario para así poder recibir los aplausos casi infinitos al final de cada pieza musical, que entre clásica greco-romana y folclórica colombiana, nos deleitan con una sección de vientos, metales y maderas formidables.
La sinfonía de Tchaikovsky titulada “Sueños de Invierno”, fue interpretada por la Orquesta en el Teatro Fundadores 148 años después de su creación, un montaje único premiado con la satisfacción y encanto del público. Esta obra se caracteriza por ser muy clásica y representativa de la pauta que marcó Tchaikovsky en los mil ochocientos. Al cerrar los ojos se puede imaginar todo un universo de paisajes a partir de las notas suaves y melódicas que acompañan esta sinfonía, siendo ésta creadora de un estado de ánimo soñador y de expectativa.
“Una obra autentica, hermosa. La música clásica es simplemente una maravilla, esto es arte, es cultura” afirma Darío, uno de los espectadores del concierto. La respuesta que da Manizales a la cultura musical clásica es muy positiva y se puede ver una gran acogida de este canon occidental.
Veo con mucha sorpresa y satisfacción la riqueza musical aquí en Manizales, porque desde hace muchos años está en proceso la formación de músicos de bandas, por cada municipio, por pequeño que sea, hay un director de bandas, un proyecto sinfónico bandístico y eso ha generado una riqueza musical muy grande en el departamento.
Expresa Miguel Santiago López, Director de la Orquesta Sinfónica de Caldas, quién también agrega que contar en Manizales con una banda municipal, una orquesta sinfónica y una orquesta de cámara – que es una orquesta reducida con menor número de instrumentos normalmente de la misma familia – le parece que habla muy bien de Manizales y de sus políticas culturales.
Felipe Loaiza, músico empírico y bajista , comenta:
“Es muy importante que la gente sepa la historia de la música. Cómo nosotros (los músicos) componemos, las reglas que usamos, las escalas y la armonía, todo eso es el canon occidental. Me parece muy bueno lo que hace la Orquesta Sinfónica compartiendo música clásica, ya que está sembrando la semilla de la inquietud más que todo a los jóvenes, para que se vuelvan más selectivos con sus gustos y se enriquezcan culturalmente”
Loaiza también hace alusión al choque que genera para las personas aquí en Colombia, comparando la música rumbera y movida con la música clásica tan calmada y diferente, pues en ello se puede ver un rechazo a esta música por estar fuera de la tradición
Valentina Hoyos, estudiante de Comunicación de la Universidad de Manizales, afirma: “la cultura en una ciudad lo cura todo, si las personas son conscientes de esto es más duro que hayan conflictos dentro de la comunidad. Si se fomenta la cultura, puede haber mejor calidad de vida”, dijo y agregó también que eran muy importantes los demás eventos culturales como exposiciones artísticas, muestra de talentos, performance o tertulias literarias, pues ella los frecuenta mucho.
Así como en la biblioteca municipal de cada municipio hay un libro de Kafka, de Shakespeare o Poe, la orquesta vela por llevarle al público manizaleño y del departamento el acceso a la música clásica, ya que es generadora no solo de espectáculo, sino también de conocimiento, en ese sentido son productores y gestores del canon occidental de la música. De todas maneras la orquesta quiere también ser cultora y promotora de la música colombiana, de su folclor, haciendo alusión a compositores populares y también académicos colombianos, que desafortunadamente se desconocen. En Colombia tenemos riquezas musicales como Lucho Bermúdez, León Cardona, o más moderno, Andrés Orozco, que reside en Viena donde nació el sinfonismo Europeo clásico.
El trabajo que desarrollan como orquesta se basa en que “ante todo somos colegas pero a la vez en el ejercicio de ser un grupo es una relación espiritual muy profunda, por lo que todos somos músicos y artistas emocionales pues vivimos más nuestra hermandad”. Miguel Santiago López cuenta también que en el último viaje que realizaron, uno de los conciertos se hizo en un municipio absolutamente deprimido del departamento del Cauca, un municipio en que el acceso a la música clásica es escasísimo o nulo: el municipio de Guachené. Fue una experiencia emotiva porque tocaron en una plaza pública y la orquesta no está acostumbrada a un municipio tan pequeño ni a tocar en condiciones acústicas no aptas, pero casi sorpresivamente, la respuesta del público fue muy buena.
“Desmitificar eso de que la música clásica está hecha solo para un grupo particular de gente nos parece muy importante, ya que para apreciar la música clásica solo se necesita tener cierto tipo de emotividad y corazón, y de eso tenemos todos”, dice el director de la Orquesta recordando la experiencia.