Cinco, cuatro, tres, dos… Y todos nos quedamos esperando por un ¡acción! Pero lastimosamente no lo hubo, y con tristeza le decimos adiós a la Fundación Fellini que, por seis años, nos ofreció un proyecto enfocado en el desarrollo de la cultura cinematográfica y artística en Manizales y en la región. Fue dirigida por Pablo Villa, quien velaba por la reflexión y el cambio en pro de un país mejor.
Fotografías: Cortesía Fundación Fellini
Los cineastas y activistas por la cultura en Manizales, quedamos manicruzados al ver que una de las ONGs que se preocupan por impulsar el cine en la ciudad cerró sus puertas por el poco apoyo que le brindó el gobierno y las instituciones. “…Pues desafortunadamente al cineclubismo de los últimos años le ha faltado rigor a la hora de evaluar las propuestas fílmicas, lo que ha derivado un notable atraso en la formación de públicos en nuestro país”, escribió la fundación en su página en el 2015. No solo fue una desdicha para la organización, también para la ciudad, así lo expresó con tristeza el coordinador del Cineclub Estúpido, Andrés Rodelo: “Yo siento que me quedo desamparado, pero a la vez quiero dar gracias a su director, Pablo Villa, por toda la generosidad que tuvo al compartir su pasión por el cine”.
La Fundación Fellini, creada el 19 de septiembre del 2009, tenía el interés de formar realizadores y un público cinematográfico con sus talleres de producción y cineclubes. «Empezamos a hacer una rifa de películas piratas, para recoger fondos para hacer un taller de realización, no sé si era anti-ético, pero en un país que no le invierte nada a la cultura y en una ciudad en donde no hay iniciativas, era la única manera, no teníamos más», expresó Villa.
Pablo siempre se ha visto interesado por el cine, gracias a esta pasión, siempre le llamó la atención los cineclubes y buscar oportunidades para grabar sus proyectos. «Nosotros empezamos con las uñas, con las ganas nada más de crear cine, lo que fuera» dijo Pablo. Su fin era simplemente compartir sus conocimientos estudiados, ya que para ese entonces no tenían recursos ni instrumentos, y de esta forma empezaron con clases teóricas para los apasionados del cine. «A nuestra primera clase, fueron 60 personas… Una cosa loca, gente de pie y todo, había una sed impresionante de cine en Manizales. Era muy motivante para nosotros ver toda esa gente entusiasmada por simplemente ver a hablar a un loco de cine», contó Villa emocionado.
Hablando con Pablo, se llegó a la conclusión de que la famosa cultura aquí en Manizales es un invento, hecho que resulta ser indignante y muy triste. Creemos que somos una ciudad cultural porque vienen artistas a dar charlas o espectáculos a Fundadores, porque proyectan las películas más nuevas en el mercado, porque nos traen festivales de música o cine. Pero la pregunta es: ¿Dónde están nuestros artistas, nuestras películas, nuestros músicos y cineastas? Por supuesto que los hay, ¿pero los apoyan lo suficiente? ¿Será que les proporcionan viajes, becas o facilidades para ir a los diversos festivales o torneos?
El cierre de la fundación es una gran muestra de ello, una muestra de la cultura tan pobre que hay en Manizales. No se está apoyando la creación y esta es la base, ya que una cultura es cultura por la originalidad del pueblo, por su sello. “La base del desarrollo no es lo económico, acá creemos que lo que necesitamos es empleo e infraestructura. Creemos que Manizales es: un equipo de fútbol, una catedral, un atardecer y una feria. La cultura es un proceso, nuestra identidad es prestada”, exclamó Pablo nostálgico, soñando despierto por una Manizales mejor.
En Colombia no hay reflexión, vivimos híbridos entre montones de culturas que se imponen y van y vienen como si fuera pasajero o una moda. Nos encargamos de negarnos, y lastimosamente excluimos a nuestros ancestros e ignoramos a nuestros artistas y deportistas. Preferimos ver una película extranjera, por repetida que sea, que pagar por ver aquella que se realizó en el país, con la dificultad que cuesta hacer contenido cultural aquí. No somos conscientes que uno de los caminos más importantes del desarrollo y progreso es, primero que todo, reconocer el talento y capacidades de nosotros los colombianos, crear nuestra historia, nuestra propia cultura. Después de lograr esto, ya se puede pensar en arreglar el país en infraestructura.
**Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de La Revista Alternativa.