Óscar tiene la fórmula secreta para salvar el medio ambiente, generar empleo, y utilizar de buena manera lo que algunos llaman “basura”. Utiliza los desechos de café para crear productos que representan una variable para la infraestructura de casas, apartamentos y distintos establecimientos.
En una casa repleta de cuadros con aroma a café, pequeñas maquetas de campesinos cultivando estas plantas y llaveros en forma de bultos de una diminuta y ficticia economía, vive Óscar Gómez Noreña, el promotor de Oscafecol. Esta empresa elabora productos a base de madera, hojas, pulpa, y cascarilla del icónico café colombiano, elementos que por lo general son percibidos únicamente como desechos; o en el mejor de los casos, abono.
Para este acondicionador físico y profesor de yoga, todo comenzó unos años atrás cuando tenía que decorar un evento para una empresa importante y pensó en hacerlo con café para presentar una regional temática innovadora. Cuando fue a recoger este producto que puso a secar, todo se veía oscuro y sin utilidad, y de la rabia amasó con fuerza las hojas inservibles que yacían en el suelo. Fue entonces cuando vio que de los residuos salieron unos polvos distintos, un café claro, uno oscuro, y un amarillo de la cascarilla. Se encendió una bombilla sobre su cabeza, tuvo la idea de que podría sacar algo de todo esto.
Le cambió el color por medio de 227 experimentos: poniendo el café en la estufa, debajo del colchón, en la nevera, al aire libre, en el congelador, en el microondas, entre otros. De estos métodos, presentó 60 a la Universidad Autónoma, de donde quedó con seis decenas de formas para manejar los colores.
Lo primero que hizo fue un cuadro sobre un bulto de café, con granos y ripio, pero no le gustó el resultado. Acabó haciendo artesanías un tiempo, donde describía el paisaje cafetero, las famosas chapoleras, los caficultores, y sus fincas. Sus manos, a pesar de no ser expertas en arte, moldearon carretillas con granos de café, máquinas de moler, hachas sobre madera, y envases decorados para diferentes alimentos.
Tras escuchar que las artesanías no le iban a dar mucha ganancia, decidió buscar otras alternativas para utilizar estos desechos.
–“Yo soy persistente al cien por ciento, yo no me dejo vencer”– dice Óscar mirando con orgullo los baldosines de distintos tonos que creó aplicando temperaturas al café.
Con el mismo aglomerado que se utiliza para hacer los baldosines, se producen el estuco, el revoque, los envases para alimentos, ladrillos, y hasta artesanías. El ladrillo tiene poco peso, es funcional, y está probado por la Universidad Nacional que tiene 10 veces más resistencia que uno convencional, pues resiste 37.000 libras de presión. Se le han hecho estudios de resistencia, humedad y flexibilidad. Tiene más durabilidad, es ecológico y no es necesario pintarlo ni estucarlo. Es por esto que ha sido merecedor de premios a innovación, creatividad, ingenio, y a ‘la mejor propuesta del año’ en varias ferias.
Tiene como iniciativa construir edificaciones con ladrillos ecológicos por medio de paredes, mesas, barras americanas, etc; y así brindar la posibilidad de usar estuco y revoque ecológicos para remodelar inmuebles fácilmente. De esta forma ofrecería una ayuda para el ambiente, e inclusive la privacidad de un hogar, dados los problemas del ruido en construcciones modernas.
“Yo me imagino llegando a una tienda nacional de café o a un parque con esta temática, y hacerles toda la decoración e infraestructura de mesas, sillas y barra del mostrador. Hacerles una construcción únicamente hecha de café. Wow”.
Óscar se encuentra en un dilema últimamente, y es que para producir la cantidad de ladrillos que puedan satisfacer los pedidos de las constructoras, necesita un horno especial con el que no cuenta, pues lo venden en Brasil a un costo de 360 millones de pesos. También, está entre patentar su idea o registrar su marca.
“Patentar tiene su más o su menos, el más es el respeto por el arte, y el menos es que cualquiera puede cambiar algo de la fórmula exacta revelada y presentarlo como suyo. En el momento yo tengo más una fórmula que un arte”. El secreto de todo está en las fórmulas de aglomerados y adhesivos. Puede registrar la marca para obtener ganancias, pero con el plus de conservar privada su fórmula.
Si Óscar no ve finalmente que pueda hacer en grande este proyecto, patentará su fórmula y la venderá a algún inversionista que tenga la posibilidad de llevarlo a cabo. Por el momento, trabajará sus “productos estrella”, el revoque y el estuco, con una maquinaria más pequeña, ya que este revoque es más fácil de aplicar al ladrillo, madera y cemento.
El propósito es trabajar para el medio ambiente y generar empleo, lo artesanal puede ser parte de la enseñanza; además, el objetivo es que los campesinos ganen dinero vendiendo la materia prima que generalmente desechan.