Lania Alexandra Velasquez, huilense de 22 años, dispara a mundos posibles que se plasman en su lente fotográfico, una pasión que le ha permitido crear su alter ego: Lex Artis, su otro yo en escena. Dos personalidades y una misma persona que se mueve entre la ingeniería civil, su carrera a puertas de finalizar, y la fotografía, su más poderosa obsesión.
La fotografía para Lania es el camino de luces e imágenes que le ha permitido establecer diferencias equilibradas entre sus dos mundos: “Ambas cosas no están tan distantes, ambas crean, una espacios y la otra, encuadra y permite la armonía entre las cosas”. Su alter ego como fotógrafa, Lex Artis, es el resultado de palabras latinas que traducen Ley del arte, con las que juega y acompaña junto a la fórmula enseñada por su padre, también ingeniero civil:
“80% pasión y 20% dedicación y disciplina”.
En su mundo como Lex Artis ha desarrollado un estilo propio a partir de sus obsesiones y gustos personales. Por el lado de las obsesiones, señala: “Veo el cuerpo como un lienzo”, por eso, el primer protagonista frente a su lente fue su figura. Así fue como en el año 2012 creó un proyecto llamado 365 que consistía en una fotografía diaria, que luego se convertiría en su primera exposición impresa. En el año 2015 reanudó el proyecto y al finalizarlo, lanzó su página web www.lexartis.co/ que agrupa la realización de producciones fotográficas, resultado de meses de trabajo y de una extensa depuración.
“Busco reflejar lo que estoy sintiendo en un momento de mi vida, son ideas que nacen a partir de un estado emocional personal. Lo plasmo con una chica o un chico por medio de un desnudo”.
Por el lado de sus gustos, realiza producciones fotográficas de festivales, “porque mi vida siempre ha estado envuelta por músicos. Primero los intento conocer en vivo para poder fotografiar lo que quieren decir con su música. Siento lo que ellos tocan”, afirma. Así fue como cubrió por primera vez, en el año 2011, un festival musical: Manizales Grita Rock. Hecho en su vida que expresa nunca olvidará. Obsesiones y gustos que ha sabido plasmar en estos años frente al lente.
La fusión entre su ojo crítico y artístico junto a la fórmula enseñada por su padre, es el camino que la condujo merecidamente a ganar en el año 2013 el premio Orlando Sierra Hernández en la categoría de Fotografía, gracias a una publicación en el semanario caldense El Andino. Una pasión fotográfica que no fue aprendida en academia o instituto alguno, por el contrario, fue desarrollada gracias al conocimiento y experiencia de otros fotógrafos, con los cuales perfeccionó con disciplina un arte que hoy nos tiene hablando de ella.
Gracias a la ayuda de esos fotógrafos amigos, señala: “Para crecer en el arte, en la fotografía es necesario hacerlo en grupo y no intentar hacerlo solo, como regularmente se ve, un fotógrafo no puede ser odioso con lo que sabe y querer crecer solo”. Razones que le han permitido ser reconocida en el mundo fotográfico local.
Lex Artis nos cuenta en imágenes, historias que guardan misterio, naturalidad, fuerza crítica y emocional, que ella admite se deben al papel de sus personajes. “No trabajo con personas que sean modelos, pues creo que deben ser personas naturales, que cumplen un papel emocional grande, el cual se crea mientras hablamos”, expresa y agrega que son el reflejo de un proceso de observación constante y exigente, en donde las emociones se disfrazan de personas y el lente es su primer espectador.
Una ingeniera que desde la fotografía, su pasión, juega entre la subjetividad y la objetividad: “Cuando se comprende el lenguaje de las cosas, se logra el equilibrio entre la objetividad de las fotografías y la subjetividad que puede influir en uno como fotógrafo”.
Desafiar un arte donde se deben conocer las reglas, pero el fotógrafo con su imaginación las moldea, ha sido su reto. Por eso sus referentes fotográficos son principalmente, la famosa fotógrafa estadounidense Diane Arbus y el excéntrico fotógrafo español David Nebreda.
Al mirarla, nadie podría imaginar que esconde tras su lente poderoso una mentalidad de ingeniera, que ha sabido equilibrar teniendo un horario equitativo, en donde los deberes y la pasión están bien repartidos; una cámara que se dispara entre las manos de una mujer que traza obras de ingeniería y a la vez detiene el tiempo en cada flash.
Lania Velasquez, no tuvo que sacrificar a Lex Artis, donde es protagonista para lograr hacer de su presente algo que le permite mirarse en el futuro: “Con la ingeniería quizás logre darme la vida que desee, pero la estaría disfrutando haciendo fotografía. Me veo viajando para hacer fotografías”. Una historia que evidencia que los sueños y los deberes no necesariamente tienen que llevarse mal entre sí. La pasión es el motor que puede conquistar todo cuanto desees a la vez.