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Ecoloma alarga el tiempo de vida de lo inútil

¿Alguna vez ha pensado a dónde van las botellas que desecha? Quizá la mayoría fueron al relleno, pero a través del reciclaje puede evitarle la fatiga al planeta.

Fotos por: Andrés C. Valencia

Muy pocas veces nos ponemos a pensar a dónde van a parar los productos que usamos cotidianamente, asumimos que su tiempo de vida va desde que los adquirimos en una tienda, los usamos y los botamos, pero este tema requiere de mucho más tiempo. En el caso de las botellas de plástico –que usamos todos los días– el proceso de biodegradación tarda entre 100 y 1000 años, dependiendo de sus componentes y su tamaño. Es decir, las botellas que has usado tú, las que han usado todas las personas que conoces, las que no y las que conocerás, están apenas acumulándose en rellenos sanitarios.

Existen diversas formas que podemos llevar a cabo para aminorar esta escandalosa cifra como disminuir la compra de estas y reenvasar en otros recipientes. Sin embargo las botellas que ya compramos las podemos reciclar de distintas maneras: convirtiéndolas en materos, llaveros, papel tapiz, implementos de cocina, y prácticas más elaboradas como techos y escobas. Esta última es la modalidad que maneja Ecoloma, empresa manizaleña que desde el 2013 convierte las botellas que ruedan por las calles de la ciudad en escobas de uso urbano para limpiar las vías.

La idea primordial de Luis Felipe Cardona Rodas, diseñador industrial, y Juan David Patiño Tejada, tecnólogo en atención hospitalaria, era emprender un negocio que ayudara con el cuidado del medio ambiente por medio de productos creados con material reciclado. Inventaron una escoba hecha con plástico que participó en el concurso ReciclArte del SENA y ganaron apoyo. Después, un encargado de la parte ambiental de EMAS les pidió que fabricaran una escoba para esta y otras empresas de aseo, y así lograron posicionarse como proveedores con otras entidades como Aseo del Norte de Caldas, de ServiOriente, e incluso en el aseo del Carnaval de Riosucio.

De basura a escobas

Primero es necesario obtener el material, algunas botellas se compran por cantidad y otras son donaciones. Al principio las hacían sus familiares y amigos, y finalmente acordaron convenios con diversas fundaciones intercambiando las tapas de las botellas. Después de acumular determinado número de botellas, se desinfectan y se lava el material, se les quita la base y se pasan a unas tulas.

Cual máquina de coser, se pisa un interruptor que permite cortar a presión las botellas en tiras que luego se enrollan en un carrete en el que caben 500 botellas convertidas en fibras con un instrumento especial. De una botella plástica de 2 litros se pueden sacar hasta 11 metros de fibra con calibre de 5 milímetros. Después se pasa a un proceso de horneado con tratamiento térmico, se emparrilla el material en el horno por 10 minutos, se pone en el extractor y se saca para su instalación, se corta y se arma la escoba.

Antes de pensar todo el proceso por el que pasan las botellas para convertirse en escobas, experimentaron diversas maneras de hacerlo, es así como la primera botella la cortaron con tijeras y la calentaron en madera. Según Luis Felipe:

“Lo más importante es reducir el impacto que tienen los plásticos sobre el medio ambiente y generar empleo”.

Agrega además, que es muy triste ver que muchos plásticos llegan a lugares donde no deberían estar como ríos, parques o calles.

Estas escobas son de uso urbano o exterior, no sólo para calles sino también para pasto, madera, entre otros materiales. Las escobas que hacen un recorrido de 8km diarios pueden durar hasta 4 meses. El plástico que utilizan no tiene valor comercial, usan botellas de gaseosas, agua y aceites, de material PET (polietilén tereftalato) poco amigable con el medio ambiente por ser derivado del petróleo. Los plásticos que son transparentes pueden procesarse de nuevo y contribuir a hacer otros artículos pero los que son de color verde o café ya son basura, puesto que el pigmento que se le aplica es muy difícil de separar después.   

A futuro, cuenta Juan David, tienen diversos objetivos como diseñar otros tipos de escobas, pues la escoba que se utiliza en Manizales es distinta a la que se utiliza en otras regiones. Además, buscan industrializar su empresa porque en el momento trabajan en la producción de escobas Felipe, él y su madre Luz Elena Tejada. Aspiran a llegar a distintos países con su aporte al medio ambiente.

David comenta que el mayor aporte que pueden hacer es cuidar el medio ambiente y enseñar a las personas el tema del reciclaje, agrega:

“Nos estamos llenando de plástico, cada día se consumen y se acumulan más botellas. Lo que queremos es empezar a transformarlo y tener un planeta más limpio y una humanidad más sana”.

La idea es llegar a más personas con la enseñanza del reciclaje, educar para no desechar y comprar productos que tengan una vida útil más larga, de forma que todo lo que se haga tenga esa responsabilidad ambiental y social, para disminuir los efectos que tiene el uso desmesurado de estos materiales que consumimos diariamente sin cuestionarnos por su destino o impacto en el medio ambiente.

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