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Pedagogía e improvisación, pilares en Actores en Escena

Hace 23 años comenzó la ilusión de Liliana Díaz y Leonardo Arias de construir un escenario dedicado al teatro. Hoy cuentan con una gruesa lista de actores profesionales formados y una escena cultural consolidada. Conozca la historia.

Fotografías por Andres C. Valencia

En un ambiente noventero, en el que Colombia nadaba en una incertidumbre política y se distraía viendo las primeras temporadas de Padres e Hijos, se juntaron en Manizales tres actores que crearon una de las casas teatrales más importantes de la ciudad: Actores en Escena.

Liliana Díaz, Anselmo Parra y Leonardo Arias abrieron el telón de Actores en Escena en enero de 1994 gracias a una fusión de saberes actorales que compartieron con el fin de dar vida a una alternativa teatral en la ciudad. Los aplausos dieron el visto bueno a la primera temporada de teatro y a los seis meses de comenzar encontraron diferencias con Anselmo por su estética e intereses enfocados en el teatro de la calle. Por lo que Liliana y Leonardo continuaron dando vida a esta casa teatral.

En 23 años han recorrido prácticamente toda la geografía manizaleña, han tenido sedes en Chipre, en zonas rurales como la Florida o la Cuchilla de los Santas, Versalles, sector de Bavaria, los Rosales y ahora están en Palogrande.

“Cuento mi historia teatral desde hace 34 años, desde el ‘83 cuando tomé una decisión de vida de ser actor y director. No me veo haciendo otra cosa”, cuenta Leonardo Arias.

En estos años han pasado por las tablas obras como Bodas de Sangre (escrita por Federico García Lorca), Passport, Carleo y Toñeta (adaptación de Romeo y Julieta), El Animador, Paraíso Terrenal y Tienda de Mentiras. Esta última es un espectáculo que trata sobre un anciano, Máximo, encaprichado con su antigua tienda, en la que ahora sólo se oferta polvo y nada; y Augusta, su esposa, que se exaspera por la terquedad e incoherencia de Máximo, vela por la salud de su cónyuge y su ya lejana cordura. Componen una pareja que danza entre las continuas discusiones y el amor latente entre ambos. Se estrenó hace 21 años, y aún sigue vigente. Es una función que ha significado mucho no sólo por la duración en el tiempo sino porque es una historia emotiva y muy exigente desde el punto de vista actoral.

 

El teatro como instrumento pedagógico

Liliana Teatro, como ella se denomina al haber encontrado su verdadero nombre hace años, recalca que antes este arte era exclusivamente para los actores, pero en realidad es para todo el mundo, independiente de que alguien quiera ser actriz/actor. Esto debido a que se trabaja la voz, el manejo del cuerpo, el manejo de público, la fluidez verbal, improvisación y la agilidad mental, ingredientes que le sirve a cualquier persona.

“Me encanta actuar, me gusta mucho orientar procesos, y me apasiona dirigir”, resume Liliana. Esta mujer orienta procesos teatrales por el componente humanista que hay en ellos, cuenta que en este medio ve seres humanos con tantas fortalezas y debilidades tan diversas que la ponen a repensarse como ser humano. Para ella, el teatro es un trabajo de sí mismo, una introspección. Más que el teatro de problemáticas sociales, le gusta el teatro que hable sobre el ser humano, sus pasiones y todas las sensaciones complejas que tiene cada uno.

El teatro como instrumento pedagógico se relaciona con este descubrimiento y re-formulación de las personas. Abarca elementos como qué le proporciona el teatro a una persona, qué confrontaciones genera, y cómo ayuda a manejar las debilidades y potenciar las fortalezas. Para esto, ofertan cursos libres de poco tiempo: 10 horas al mes, 2 horas y media a la semana, para personas que desean conocer estos elementos mas no convertirse en actores.

La improvisación en el teatro es el mejor forjador de los actores, según relata Liliana. “Yo trabajo mucho la técnica de improvisación con elementos como la fluidez verbal, agilidad mental, trabajo en equipo, capacidad de espontaneidad, destreza física, manejo de público. Eso le ayuda al actor a ser actor y a ser buen ser humano”.  Le gusta lo que dirigió en Bodas de Sangre, y todo lo que ha logrado dirigir en improvisación como Retro-Improvisado e Impromontañero de Pura Cepa. En cuanto a su actuación destaca su papel de “Rosita” en Bodas de Sangre y su interpretación en Monólogo para una actriz triste.

La escuela de teatro de Actores en Escena se divide en dos categorías: juvenil, para personas entre 13 y 17 años, y adultos que va desde los 18 a los 40 años.  Maria Fernanda Giraldo hace parte de la escuela desde hace 6 años y del grupo base de actores desde hace 4 años. Al iniciar, su mayor dificultad es que era muy tímida y se le dificultaba hablar con los demás, relacionarse y enfrentarse a un público, y su fortaleza en un principio fue aprender a proyectar la voz.

“Me gusta el teatro porque se pueden expresar muchas cosas. Es como transmitirle a un grupo de personas muchos sentimientos y cosas que se quieren decir”. 3 proyectos le han gustado mucho: Carleo y Toñeta, donde fue la protagonista, Como sos te quiero y Bodas de Sangre. A través de ellos, cuenta, ha podido explorarse a sí misma, pues cada personaje es un reto por sus diferencias y “hay que intentar no caer en el cliché”.

Las tablas del teatro local, nacional y mundial

Según el más reciente cálculo del Global Peace Index, realizado por el Institute for Economics and Peace (IEP), Colombia invierte en guerra 30% del Producto interno bruto (PIB), mientras que para la cultura invierte menos del 0,5% del PIB. La cultura aporta poco más del 3% y no se le invierte ni la mitad de lo que produce. Leonardo declara: “La guerra es un negocio, no es una necesidad social. El teatro, el arte en general, son fundamentales para construir tejido social. Para que un posconflicto pueda ser exitoso, el gobierno debe pensar en revertir los presupuestos, así este país sería totalmente diferente”.

Contrario a la guerra, en el teatro se disparan las sonrisas, reflexiones e inquietudes de las personas. Manizales es una de las ciudades donde su gente más consume productos culturales, a pesar de ser reconocida por su cultura, su trayectoria en teatro es reciente.

La historia del teatro en la capital caldense es de al menos 50 años, joven en comparación con una historia de 500 años en Inglaterra, por lo que está experimentando y tiene una enorme fortuna: poder beber de la historia teatral universal. Para el director de Actores en Escena, el reto más importante en la escena actual del teatro en la ciudad es lograr espacios permanentes propios, reconocimiento estatal y de la empresa privada, y lograr la construcción de públicos que aporten con su presencia al hecho artístico. “Los artistas somos el termómetro real de lo que esta sociedad piensa, quiere, y siente”, finaliza.

Liliana destaca que los grupos de teatro manizaleños se unen y trabajan políticas conjuntas para reforzar la vida teatral con tal de favorecer al público. Un gran desafío en cuanto a teatro es sostener las temporadas teatrales semana a semana y variar el repertorio para tener público.

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