La fundación Comunativa Huertas Urbanas fue invitada por el Festival Biocultural para plantar un jardín en El Cable. El trabajo lo hicieron en homenaje a la comuna San José con plantas y objetos que exaltan su memoria y expresan un sentimiento de resistencia al olvido.
Por las grietas del olvido crecen las plantas que la comunidad germinó.
Los objetos olvidados dejaron de ser inútiles para convertirse en memorias. En el parque Antonio Nariño de El Cable, atrás de Juan Valdez, una olla arrocera, una lavadora, un inodoro, una bota de niño, televisores, unas muñecas, dos maniquíes y otros objetos más, regresaron a su vida útil con funciones diferentes: ahora son materos que albergan la vida de varios tipos de plantas en una creación llamada Bioensamblaje colaborativo.
En el pasado estos objetos les pertenecieron a los pobladores de uno de los asentamientos más viejos de la ciudad: San José, hoy barrio y comuna. Luego quedaron relegados en el tiempo cuando, en medio de la premura, los habitantes fueron desplazados sin brazos con qué cargar sus pertenencias a raíz del Macroproyecto San José. Ahora estos objetos resplandecen a la vista de los visitantes del sector de El Cable que se pasean por este jardín que la fundación Comunativa Huertas Urbanas construyó para Manizales, en el marco del Festival Biocultural.
Un recinto dedicado a las personas que se resisten a ser olvidadas por el también conocido «Macroproblema» tal como lo describe un ciudadano que prefirió guardar su identidad. No solo los objetos que ahora se encuentran en el jardín fueron extraídos de varios lugares de la comuna San José. Los helechos, las gitanas, araucarias, suculentas, espadas de ángel, romeros, yerbabuena silvestre, marihuana y un palo de café fueron extraídos de la tierra de esta comuna, en una expedición botánica que encabezaron los directores de la fundación, Juan David Delgado Loaiza y Gilsan Darío Quintero Sánchez con todo el combo de Comunativa.
Este trabajo lo denominaron Bioensamblaje colaborativo, en primer lugar porque fue realizado por un equipo interdisciplinario que concibe la naturaleza con importancia. Como los objetos generan recuerdos, Gilsan, subdirector de la fundación, se refiere a la segunda razón como la recuperación de la memoria de estas personas; la reconstrucción y la germinación de la vida de las plantas, un gesto de resistencia al entierro.
En palabras de Juan David, el director de Comunativa, el barrio quedó desamparado por el Macroproyecto del exalcalde Juan Manuel Llano, que en 2008 desarraigó a muchas personas del territorio. El llamado de la fundación es “a que vuelvan, se apropien nuevamente del lugar, un grito de ayuda en algún sentido porque no resistimos más desarraigos”.
El futuro del jardín
La fundación se planteó varios interrogantes frente al futuro de este trabajo, hasta que decidieron que la vida debía decidirlo, no ellos. Si bien el jardín no es itinerante, el parque se concibió para que interactúe con la dinámica social de este sector, que según Gilsan es bastante concurrido por estudiantes, profesionales, habitantes de calle, animales, consumidores de droga y familias.
Según él, algunas piezas se ensamblaron para que duren un poco, pero todo está expuesto a la intemperie, por lo tanto, es tan lícito que la naturaleza cambie el aspecto original del jardín, como que alguien decida llevarse una planta, un objeto o una simple hoja. Ante estas dudas, los chicos concertaron realizar un monitoreo a la semana para registrar el estado del parque. A fin de cuentas, quien decida llevarse un trozo del jardín, conservará entre sus pertenencias la memoria de Comunativa y San José.
La polémica y el guineo
Seguramente muchos se fijaron que entre las plantas se mencionó la marihuana. Juan David, como cualquier otro joven, reconoce la controversia desatada en el mundo y el pudor que se crea con solo mencionar el nombre de la planta. “Hay que sacarla del tabú, es una planta y nosotros podemos sacarle extractos con fines medicinales. En ese sentido queremos también hacerle un homenaje”, resalta.
Pero la gente crea una fijación por ello. No solo la marihuana está germinando en este lugar (ya se llevaron una de las dos plantas), también hay un guineo retoñando dentro de la caneca de una lavadora, rodeada de cabezas de muñecos que recuerdan la infancia de San José; un palo de café que crece dentro de un inodoro pintado como si fuera un hongo Amanita Muscaria, y otros cultivos medicinales y ornamentales. Y aunque estas plantas en algún momento mueran o se cambien de lugar, jóvenes de diversas creencias seguirán palpitando por San José y su gente.