Desde octubre del año pasado hasta la fecha se han cerrado varias salas de teatro en la ciudad. El público y la falta de apoyo del Estado son algunas de las razones. No obstante, la obra continúa.
Fotografías por Lania Lex
Esta historia comienza en el teatro El Escondite un lunes 19 de febrero. Frente a un público de aproximadamente 80 personas (entre ellos varios políticos), se pararon 4 artistas escénicos de larga trayectoria en Manizales. Esta vez no iban a realizar una obra de teatro como suelen hacerlo en su vida profesional. Suspiraron, miraron a su público y se expresaron como lo que son: seres humanos con grandes sueños.
La razón del encuentro fue contundente: Algo no anda bien con el teatro. Se hicieron invitaciones a los (en ese entonces) aspirantes de Caldas al Congreso y asistieron 7 políticos: menos de la mitad. Así que los 4 artistas se dirigieron a su variado público. Vamos a desenredar todo esto. El orden fue el siguiente:
Augusto –Tuto- Muñoz (director de la compañía teatral Punto de Partida) habló en términos generales sobre los festivales y organizaciones de artes escénicas en Manizales. Describió a la ciudad como un lugar donde se respira teatro, a pesar de las adversidades del sector.
Piedad Jurado (directora de la compañía teatral TICH) explicó algunas cosas de la Ley del Teatro. La destacó como una ley perfecta, pero solo en el papel.
David Carmona (director de la compañía teatral Chicos del Jardín) habló de los sinsentidos de la Ley del Espectáculo. Su frase: «Una ciudad tiene los teatros que se merece, y en Manizales se están cerrando».
Leonardo Arias Escobar (Director de la organización teatral Actores en Escena), ilustró los inconvenientes que está generando la Reforma Tributaria en la creación y sostenimiento de empresas culturales y artísticas.
Primera escena: Manizales y su talento
En las décadas del 60 y 70, la ciudad fue la meca del teatro en Colombia y Suramérica. Su furor llegó a atraer grandes personalidades como Pablo Neruda, Ernesto Sábato y Mario Vargas Llosa. Ahora ese legado artístico tiene inconvenientes.
La ciudad sigue construyendo ese prestigio. Prueba de ello es la formación de artistas en la Universidad de Caldas y los 18 festivales locales, nacionales e internacionales que se celebran en la ciudad, aproximadamente. Esto sin hablar de otros mal contados 18 festivales que se hacen en los demás municipios de Caldas.
Segunda escena: Mucha plata, poca inversión
Existe algo llamado la Ley de Espectáculos Públicos (música, teatro, danza y otros eventos similares en escenarios). En ella se habla de un impuesto del 10% para todas aquellas boletas que cuesten más de 99 mil pesos (los conciertos principalmente).
Según lo expuso David Carmona, «ese dinero debe reinvertirse en los escenarios que prestan estos servicios, tanto públicos como privados». ¿Cuál es el problema? El Teatro Fundadores ofrece aproximadamente el 10% de la oferta cultural en Manizales, mientras que las demás organizaciones privadas de la ciudad ofertan el 90%. Pero la inversión es totalmente opuesta. Fundadores se llevó en 2017 casi el 80% de este recaudo.
Esto en plata quiere decir que el Instituto de Cultura y Turismo invirtió aproximadamente $429 millones en Manizales. Pero apenas $85 millones se los llevó el sector privado. Lo demás, Fundadores.
Tercera escena: Desenredemos un poco la Reforma Tributaria
Uno de los temas que ha hecho evidente esta problemática es la Reforma Tributaria. Leonardo Arias lo explicó con brillantez, desde que se implementó, no solo ha afectado el bolsillo de los colombianos. A la cultura también le ha impactado fuertemente. Vamos a hacerlo sencillo. Vea estos casos con Fulano, Sutano y Perencejo:
- Resulta que Fulano debe montar una página web de su fundación. Eso significa que deben contratar expertos en desarrollo y mantenimiento de software, esto sin contar el costo anual de ese portal en la web. Allí Fulano debe registrar toda la información relacionada con los fundadores, el órgano directivo, representación legal, procesos contables, contratos, excedentes y decisiones administrativas.
- Si Fulano ve que al fin su fundación dejó excedentes y puede pagarle a su equipo de trabajo, debe hacer contratación con todos los reglamentos que dispone la ley como pensión, salud, parafiscales entre otros. Esto quiere decir que inevitablemente el pago se reduce sustancialmente.
- Los pagos a fundadores como Fulano no pueden exceder el 30% de los gastos anuales de su fundación.
- Según Leonardo Arias, las donaciones eran uno de los ingresos más importantes en las organizaciones culturales. Ahora esto cambió. Digamos que Sultano tiene una empresa. Antes él invertía en apoyos a organizaciones culturales para que estas pudieran sostener sus proyectos. Sultano lo hacía porque esto antes reducía notablemente los impuestos de su empresa. Actualmente no es tan rentable como antes. Adicionalmente el Estado comienza a investigarlo porque en el país hay antecedentes de apoyos como el que hacía Sultano (lo cual hacía de buena fe), pero para esconder intenciones ilícitas.
- Lo anterior es la punta del iceberg.
¿Cómo se pagarán los costos financieros que esto conlleva?
Leonardo tomó un respiro, miró directamente a su público y lanzó esta pregunta. Si se llega el 30 de abril y las organizaciones de artes escénicas no han cumplido estos requisitos, “será el inicio del acabose de las organizaciones sin ánimo de lucro que están trabajando realmente sin ánimo de lucro, por el bien del país y no para el enriquecimiento ilícito”.
La solución es también el problema
Las dificultades no son exclusivas de la falta de apoyo privado y público. Es que las leyes no se están cumpliendo. La Ley del Teatro del 2007, por ejemplo, es perfecta en el papel, pero solo allí.
La directora de la compañía teatral TICH, Piedad Jurado, expuso algunos de estos artículos. En ella está estipulado que el Estado es el responsable de suministrar el presupuesto para la ejecución de programas culturales en entidades públicas y privadas. Esto se oye bastante contradictorio a todo lo aquí expuesto.
Por ejemplo el artículo 14 dice que el Estado deberá incrementar los estímulos y garantizar que los artistas tengan pensión y salud digna. Qué cosa más contradictoria.
Hasta ahí las leyes. Pero resulta que existe otro factor que caracteriza a Manizales: el público.
Una razón que llevó al cierre de la sala de Chicos del Jardín por 5 meses fue la falta de espectadores en la ciudad. Los 3 escenarios que cerraron en Manizales llevaban un proceso de formación de públicos en el apoyo al arte a través de bonos. Y no solo se fueron las salas, parece que dentro de poco también se irán los gestores culturales. Pero en marzo reabrieron su sala en la casa frente a la Rafael Pombo, por la convicción de sus sueños y proyecciones artísticas.
La fuga intelectual de cerebros es inevitable en este campo. Según David, los artistas emergentes están encontrando mayor comodidad por fuera que en la propia ciudad. Eso es entendible cuando las salas diferentes a las del Teatro Fundadores no se llenan y el público no paga una boleta de 15 mil pesos, dinero usado por las pequeñas compañías privadas para salir adelante y solventar todos los gastos que el trabajo demanda.
Esto es desalentador para la industria cultural en Manizales porque inevitablemente se reduce la creación y exposición artística en escenarios alternativos. No obstante, Según David, hay una sensación de prosperidad en compañías artísticas emergentes: “Hay un furor en la creación de agrupaciones y obras artísticas que se están vendiendo en el exterior. Eso nos está sacando poco a poco de la ciudad y del país”.
El aporte de la Alcaldía de Manizales
Pero no todo es malo. Leonardo y David también reconocen el esfuerzo que la Alcaldía comenzó a hacer este año a través del Instituto de Cultura y Turismo en la convocatoria a reuniones de la mayoría de los sectores culturales y sociales para crear y fortalecer políticas públicas. Como dice Leonardo, “esperemos que este esfuerzo de crear políticas públicas no suceda como los demás que se han intentado, y es que quedan en el olvido”.
En conclusión, las artes escénicas se encuentran en un panorama difícil que le está exigiendo más de lo que puede. Y este problema no es reciente: desde tiempos inmemorables la cultura es la cenicienta del Gobierno Nacional, prueba de ello es la decisión que tomó el presidente Santos el año pasado de bajarle presupuesto a la cultura, el deporte y ciencia para fortalecer la economía en otros aspectos.
Pero las artes escénicas ya no quieren ser más relegados. Las decisiones políticas de unos pocos no evitarán que la música, el teatro y la danza, con o sin recursos, se sigan tomando los espacios.