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‘CaminArte’: La semilla riosuceña que busca esparcirse por toda Colombia

CaminArte’ es una propuesta transformadora que surge en el corazón de la provincia y busca llegar a espacios recónditos del territorio colombiano.

Texto por: Colectivo CaminArte 

Fotografías por: Andrés C. Valencia.

Desde tiempos de antaño las propuestas culturales han sido dirigidas desde la urbe, en consecuencia, muchos segmentos de la sociedad no han podido participar de dichas actividades. Es por esto que el proyecto CaminArte busca articular el territorio urbano y rural para generar un intercambio de saberes.

Así mismo, dichas actividades permiten el reconocimiento de la diferencia y la reconstrucción del tejido social que por muchos años fue resquebrajado por un conflicto vitalicio. Dicho proyecto surge del empoderamiento juvenil, que desde algunos años se viene dando en la perla del Ingrumá– nombre del cerro tutelar del casco urbano de Riosucio-, de la necesidad que tienen los jóvenes del municipio de reconocer el territorio y la diversidad cultural, que son para ellos baluarte sin igual.

Durante los primeros días de julio se llevó a cabo la experiencia CaminArte en la comunidad de San Jerónimo (Resguardo Indígena de San Lorenzo).

Guiados bajo el móvil de compartir los saberes artísticos en los lugares apartados del casco urbano de Riosucio, una veintena de jóvenes decidieron quedarse en ese esplendoroso lugar para llevar el arte, o más bien, para intercambiarlo, para realizar un trueque de saberes.

Esta fue la primera experiencia CaminArte. Una experiencia de compartir saberes durante tres días y tres noches. Los jóvenes se establecieron en la comunidad, y por ello pudieron interactuar de forma más directa, sentir el reconocimiento de los niños, jóvenes y mayores. En esto distancian tajantemente de las experiencias acumuladas en los años anteriores con el Festival ItinerArte realizado durante los años 2014, 2015 y 2016; pues como su palabra lo indica, itinerar es desplazarse por diferentes localidades.

Durante esta ocasión se arraigaron en una sola comunidad, lo que hace que CaminArte sea una experiencia “sui generis”, de habitar el territorio, de compartir la misma noche y la misma luna, el mismo viento; donde cada uno de los talleristas y acompañantes pudieron retroalimentarse pues, una vez terminada la jornada de talleres, las personas de la comunidad los acogieron alrededor de las fogatas, les compartieron medicinas ancestrales y juntos pudieron tejer palabras.

En esta versión inolvidable se cumplió con el objetivo de llevar los siguientes talleres y darles continuidad durante los tres días:

Alfarería

Los niños y jóvenes de la comunidad de San Jerónimo del Resguardo Indígena de San Lorenzo aguardaban con ansias la hora de entrar al centro comunitario para trabajar el barro y hacer los ejercicios propuestos en el taller de alfarería dictado, el primero fue de reconocimiento de la arcilla y ejercicios de motricidad básico, el segundo se empleó para la elaboración de dos piezas utilitarias, un cascabel y una matera con forma antropomorfa (pensador) y por ultimo las piezas fueron pulidas y brilladas con piedras de pulido para luego ser llevadas al fuego.

El acercamiento a la arcilla por medio de la alfarería, es una forma de cura y sanación, esta direcciona el pensamiento material, estimula y ejercita los hemisferios del cerebro, exige un nivel de concentración, paciencia y control de emociones, permite apartarse del entorno y logra que los participantes  reconozcan sus manos por medio de los movimientos en el momento de la elaboración de la pieza; la humedad en la arcilla genera la plasticidad y la forma, el aire permite la maduración, el secado y en el caso de las piezas musicales generan el sonido, y el fuego ritualiza la creación ya que es el juez y verdugo, el que da la validez a la obra, toda equivocación y omisión durante el proceso, el fuego lo evidencia con un resultado brillante o con fisuras. La nueva pieza cuando atraviesa todos esos procesos deja de ser un trozo de arcilla para ser una obra de arte en cerámica terminada.

Música

Desde la formulación del proyecto para el festival, se identificó que la música era una de las facultades artísticas que lograban llamar fácilmente la atención de los niños y jóvenes de cualquier comunidad que se visitara.

El taller de música se desarrolló de forma colectiva. La propuesta era seducir a los asistentes con la sonoridad de los diferentes instrumentos, para luego enseñarles unas canciones que se han convertido en iconos de la experiencia.

La atención de los niños participantes fue la mejor. Para la sesión del primer día muchos de ellos ya se habían aprendido dos o tres de los temas propuestos, lo que indicaba que los resultados desde el inicio fueron satisfactorios. Otro elemento sumamente importante de este taller llamado Los sonidos de la montaña, fue la construcción de instrumentos musicales, puesto que se cree que de tal forma se promueve la exploración y experimentación, no solamente de nuevas sonoridades, sino también de nuevos materiales propios de la región para tal fin.

Por medio de la música se armonizan los espacios, se unen las comunidades, se incentiva la creatividad colectiva y se descubren talentos desconocidos. El verdadero reconocimiento debe ser para todos esos niños y jóvenes que dejaron a un lado su timidez y se atrevieron a crear junto al equipo CaminArte, y más especialmente para un chico que se llama Jhon Edwin que es un intérprete del Charango, humilde y talentoso.

Teatro

El grupo teatral ‘Segunda Escena’ se vinculó a CaminArte con la intención de compartir y aprender. Así describieron su experiencia:

“Con solo llegar a la comunidad  se cumplieron las expectativas, con solo mirar sus rostros se  podía ver el afán de aprender. Yo siempre he entendido que para hacer teatro hay que volver a ser niño, es más, estoy totalmente convencido que si los grandes dejaran de hacer teatro no se acabaría, porque los niños lo volverían a inventar.

CaminArte fue la excusa para que los niños de la comunidad San Jerónimo hicieran con su cuerpo un instrumento que retumbara en la montaña. Yo estaba ilusionado con la idea de poder hacer teatro con estos niños que nunca habían tenido dicha oportunidad. Mi idea principal era sembrar una semillita teatral en estos niños, fueron más de cincuenta semillas que fueron brotando desde el suelo hasta lo más alto, una experiencia llena de risas, tradición y esencia”.

Medicina tradicional.

De igual forma, Caminarte se desplazó el día viernes a la comunidad de Lomitas acompañados de un médico tradicional. Después de un largo trayecto se pudo llegar al lugar sagrado de Agua Salada. Dicho sitio, desde tiempos inmemorables, ha tenido un papel preponderante en la cosmogonía de los habitantes de San Lorenzo.

Como preámbulo al ritual, el médico tradicional Mauricio Gañan, trajo a colación aspectos importantes de la cultura indígena: la resistencia al colonialismo, la medicina tradicional en contraposición a la medicina occidental y la importancia del relevo generacional, entre otras cosas.

Posteriormente, se dio paso al ritual donde, en medio de las plantas, la música y los cantos en lenguas nativas, muchos de los presentes irrumpieron en lágrimas.

En definitiva, caminar es un arte. Cada paso que damos en esta experiencia nos permite sembrar semillas en cada uno de los niños. Pero no solo se trata de una relación vertical, el tallerista debe ser consciente que él también es terreno fértil y, que sin lugar a duda, uno siempre se lleva más de lo que puede dar.

Caminar no consiste en la simple suma de los pasos, sino también en las huellas que dejamos en el camino y en las que el camino marca sobre nosotros, pues según lo que aprendimos en esta experiencia, nosotros también somos de barro.

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