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Macnius: un hombre que lleva la música a lo infinito

En los sótanos antiguos de Varta, un lugar que se quedó sin pila en Villamaría, se gesta un nuevo capítulo para la escena techno de la región. Hoy, ese espacio renace bajo el nombre de La Fábrika, transformándose en el epicentro de la fiesta de aniversario de Waste Entertainment, que celebró nueve años de resonancias electrónicas en la región. Entre paredes que antes vibraban con el eco de máquinas y trabajadores, ahora se despliega una atmósfera de rave con tintes europeos. Este lugar, con su estética industrial y su aura oscura, evoca la esencia de un país como Alemania, cuna del movimiento techno, pero enclavado en el corazón de un municipio cercano a Manizales.

Un hombre tras los platos, tiene a la multitud en un trance colectivo. La pista de baile late al compás de un sonido del inframundo, gótico y profundamente oscuro. Su energía es tan arrolladora que, por momentos, parece el headliner de la noche. Cada beat que lanza le prepara el terreno a Rodhad, el invitado internacional de esta fiesta, mientras los asistentes se entregan por completo a este ritual. El clima frío y el espacio cargado de historia industrial potencian la experiencia, convirtiendo a Villamaría en un portal hacia el espíritu berlinés del género.

El inició de esos beats

El hombre que tiene a la pista arriba es Macnius. Jorge Andrés Martínez Chaverra, oriundo de Manizales y criado en el barrio Fátima, comenzó su camino mucho antes de adoptar este nombre artístico. Hace más de 20 años, ese joven que no sabía qué sería de su vida, hoy es uno de los DJs más reconocidos de la ciudad. Su nombre resuena no solo en la escena local, sino también a nivel nacional e internacional, consolidándose bajo un seudónimo que lo ha llevado a encabezar las noches memorables de toda una región.

Jorge fue testigo del nacimiento y evolución del género en Manizales, ritmos hipnóticos que hoy hacen volar y soñar a muchos mientras danzan, imaginándose en Berlín, Detroit o Países Bajos, naciones pioneras en el techno. Nunca pensó que en Colombia, este estilo tan underground se convertiría en uno de los epicentros más importantes a nivel mundial.

Macnius recuerda sus inicios con nostalgia: «Yo comencé desde los 13 años de edad», dice. «Tenía dos vinilos: uno de los Cazafantasmas y otro de Factory Trans, que me regaló un primo que vino de Estados Unidos. Mi equipo de sonido era viejo, pero me divertía mucho con eso, me gustaba cómo sonaba. Un día fui a una fiesta en Fátima, de esas de 15 años, y vi algo que me cambió la vida: un mixer de dos canales conectado a dos grabadoras por cables RCA». Fue allí cuando comenzó a conocer el arte de mezclar. «Me fascinó ver cómo la música electrónica progresiva transformaba la energía del lugar».

La curiosidad de Jorge lo llevó a entablar confianza con los dueños del equipo. «Me invitaron a su casa en Malabar la semana siguiente. Me mostraron sus equipos viejos, grababan en casetes música de Carl Cox y Marco Bailey, mezclando desde trance hasta techno progresivo. Me intrigaba cómo lo hacían, cómo transformaban esos sonidos en algo tan emocionante», recuerda.

A principios de los 2000s, Manizales no ofrecía muchas opciones para la música electrónica, pero Jorge se adaptó y encontró su camino. «Empecé a meterme en el cuento de los eventos bajo el nombre de Dj mac. Aprendí a mezclar géneros rápidos: merengue con vallenato, reguetón con salsa, porque en las fiestas el tiempo era oro», dice. Al principio, Jorge trabajaba en celebraciones pequeñas, como fiestas de 15 años, donde no solo ponía la música, sino que alquilaba luces y transportaba su equipo en taxis, sin importar si llovía o se rallaban los discos. «Cobraba 300 mil pesos por todo, a veces menos, pero lo disfrutaba. Era mi escuela».

Todo cambió cuando un conocido le pidió reemplazarlo en un bar de la Avenida Santander. «Ahí fue cuando comencé a trabajar con equipos más avanzados, como unas Denon verticales. Aunque al principio me daba nervios, cada set me ayudaba a madurar. Fueron dos años y medio intensos, donde afiné mis habilidades y aprendí a manejar la pista de baile», lo recuerda como si hubiese sido ayer.

A medida que su música crecía, también lo hacía su interés por los sonidos electrónicos. «Siempre me gustó la electrónica, desde los vinilos hasta lo que tocaba en los bares. Por esa época, en 2003 o 2004, el house dominaba la escena local, y yo decidí enfocarme en ese género. Incluso participé en un concurso de DJs crossover y gané el tercer puesto, lo cual me dio más confianza para seguir evolucionando».

La búsqueda de su identidad musical llevó a Jorge por una diversidad de géneros, fusionando desde el house y el trance hasta el electro y el minimal. «Pasaba por todos esos géneros porque me gustaba experimentar, pero algo en mí siempre pedía algo más profundo», reflexiona. «Un parcero me dijo, ‘Tienes algo, no sé qué es, pero tienes que tocar más en lo que vas’. Y así fue como poco a poco me fui acercando a ese sonido que me atraía: lo gótico, lo oscuro», recuerda Jorge. Fue en ese momento cuando descubrió el techno, un género que parecía la pieza faltante del rompecabezas musical que había estado buscando.

Cuando el techno llegó a Manizales, todo empezó a hacer sentido. «Empecé a ir a lugares donde se estaba tocando electrónica más underground, y ahí fue cuando entendí lo que me faltaba», explica Jorge. Los clubes y fiestas electrónicas de la ciudad se convirtieron en los espacios donde los sonidos más oscuros y experimentales proliferaban.

La expansión del techno en Manizales involucró la creación de clubes y eventos que impulsaron el género. «Unos de los primeros lugares donde se vivió un auge de la electrónica fueron Kowell y Steel Club en Villamaría», dice Jorge. Estos espacios se convirtieron en escuelas y fueron fundamentales en el proceso de maduración de la escena electrónica en la región.

El Bautizo de Macnius

En 2014, DJ Mac vivió un encuentro trascendental que marcaría su transformación en Macnius, un nombre que lo catapultaría aún más dentro de la escena electrónica. «Recuerdo que cuando fui a Garden en Pereira, tuve la oportunidad de conocer a Óscar Mulero. Le dije: ‘Oye, algún día vamos a tocar juntos’, sin imaginar lo que se venía. Fue una experiencia única, y esa conexión creció, porque años después, en 2022, Óscar llegó a Manizales y me dijo Camilo, el de Techno Night: Traigo un artista top, y tú vas a estar aquí para entregarle».

La noche de la fiesta, Macnius recuerda la energía indescriptible que se vivió. «Cuando Óscar llegó, lo primero que hicimos fue revisar el montaje, ajustamos todo y nos preparamos para la prueba de sonido. La cercanía fue brutal, y en ese momento, Óscar me recordó algo que me había dicho en Garden: ‘Vamos a tocar juntos’, y ese día se hizo realidad». Sintiéndose la presión de estar en el escenario con una leyenda como Mulero, Macnius recuerda cómo la pista estaba a punto de explotar de energía. «Cuando terminé mi set, Oscar me dijo: ‘Toca 10 minutos más’, y lo hice. Al final, cerré con un tema clave para aterrizar la pista. La gente estaba eufórica, y él, con su toque, complementó la fiesta con otro track experimental. Fue como añadir la mantequilla a la arepa, y el ambiente fue increíble», dice Macnius.

Esa noche, la conexión entre ambos artistas y el apoyo de Mulero marcaron un punto de inflexión en la carrera de Macnius. «Al final de la noche, Oscar me abrazó y me dijo: ‘Te cumplí todos tus sueños, eso que tocaste fue muy bueno’. Y al día siguiente, me invitó a tocar en otro evento en el lugar donde lo conocí, en Pereira. Fue adrenalina pura», concluye, recordando ese evento como uno de los más importantes de su carrera, donde la gente en Manizales lo conoció como Macnius y le gritaban por su nuevo nombre.

Dos años después de su encuentro con Mulero, la carrera de Macnius ha evolucionado, marcada por toques, giras y festivales que han dado forma a su sueño de internacionalizar su nombre. Su sonido, que fusiona oscuridad, máquinas y futuro lo ha impulsado a nuevas oportunidades. «Siento el respeto de la gente de Manizales y tengo ganas de explorar nuevos horizontes», comenta, mirando con ambición a lugares como Berghain y Tresor en Berlín. «Trabajo duro, no solo pongo música, sino que estudio, preparo sets y me mantengo a la vanguardia», asegura. Con su sello XPRSSNS Movement, Macnius proyecta un futuro claro: «Mi sueño es crecer y, si Dios quiere, para 2025, mi sello será el pasaporte que me llevará más lejos».

Hoy, ese hombre que le abrió el extended set a Rødhåd en La Fabrika, dejó a todo el mundo impresionado para recibir al vikingo del techno, un referente a nivel mundial. Con la visión de Macnius, a lo mejor, en un futuro cercano se cambien roles y sea Rødhåd el anfitrión y quien le abra a Macnius en Alemania.

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