En Colombia existe una fiesta en la que las marimbas, los colores de la vestimenta afro, el arte del Pacífico, y el olor del arroz con coco y el encocado de toyo se toman cada año a Cali en el mes de agosto: El Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Por una semana la Sucursal del Cielo reúne cientos de artistas, cocineras y cocineros, artesanos, periodistas culturales, diseñadoras de moda, y miles de asistentes que conforman esta plataforma cultural dedicada a reconocer, divulgar y preservar la cultura del Pacífico colombiano en distintos formatos.
Trayectoria
Petronio Álvarez fue un bonaverense apasionado por la música que dejó un gran legado con canciones como Mi Buenaventura, Bochinche en el cielo y El Porteñito. El rey del currulao inspiró uno de los festivales más reconocidos del país que con dos décadas de trayectoria ha hecho eco internacionalmente.
Desde el año 1997 se dio inicio a esta fiesta que celebra la cultura de la lluviosa zona del Pacífico colombiano, su música, arte y gastronomía. Sus primeras versiones se hicieron en Buenaventura, y después de unos años se trasladó a Cali, donde se ha llevado a cabo en el Teatro al aire libre Los Cristales, en la Plaza de Toros de Cañaveralejo, el Estadio Olímpico Pascual Guerrero, la Unidad Deportiva Panamericana y desde este año en la Unidad Deportiva Alberto Galindo.
Estos cambios de locaciones se han dado por el incremento masivo de espectadores que cada año llama esta celebración de la selva y la humedad tropical. Y es que entre currulao, bunde, abozao y tamborito (músicas del Pacífico), y platos oriundos de esta región del país, El Petronio se convierte en un carnaval de manjares, sonrisas y colores que hipnotizan a los miles de asistentes que tiene anualmente.
Gastronomía
Las costas del océano Pacífico y los numerosos ríos con los que cuenta esta región nutren su gastronomía de múltiples productos marinos que permiten a los expertos en cocina jugar con sabores y olores para crear combinaciones que deleitan a los colombianos y extranjeros en esta celebración. Al recorrer las decenas de stands de comida con emprendedores provenientes de Cauca, Nariño, Chocó y el Valle, los encocados de camarones, toyo (pescado) y piangua, el pusandao (sopa de bagre), los pescados en distintas salsas y el aborrajado de plátano, se trasladan de las cocinas a los platos de hambrientos visitantes que ansían escoger qué encocado o pescado acompañará su patacón y arroz con coco.
Para refrescarse bajo el calor de la capital valluna la oferta va desde luladas, jugos de borojó, naidí, y chontaduro en los puestos de cocineras como Lina Lorena Venté Zuñiga, proveniente del Cauca; Yesenia Celeny Palacios Mena, desde el Chocó; Sandra Victoria Mina, timbiqueña que cocina desde pequeña y que ha sido seleccionada para la muestra culinaria de El Petronio desde hace 7 años. Julián Angulo, conocido como ‘el Cheff’, es un guapireño que se dedica a la culinaria hace 25 años, y en su stand de comidas oferta desde sudado de camarón hasta su más reconocida creación: el Arroz Petronio.
Tanto en los stand del pasillo de bebidas como entre los caleños del público que bailan al ritmo de La Vamo’ a Tumba’, el personaje infaltable de El Petronio es el Arrechón, bebida que se vende tanto dentro como fuera de la locación del evento. Con eslóganes como “El Arranca-calzones”, o sentencias como “Llévelo y tendrá 7 polvos asegurados esta noche”, el Arrechón se ha convertido, junto al Viche y la Crema de Viche, en la bebida emblema de esta fiesta del Pacífico. En su etiqueta mora una descripción en la que brevemente se explica que es la solución a todos sus males y problemas emocionales, laborales, espirituales e incluso de pareja.
La música que prende esta rumba
A pesar de ser un festival que congrega distintas artes y expresiones culturales, el punto fuerte y el más reconocido de El Petronio es su componente musical, puesto que se lleva a cabo un concurso de gran magnitud en distintas modalidades como son Marimba, Chirimía, Violines Caucanos y Versión Libre.
Según un comunicado de la Alcaldía de Santiago de Cali, en este certamen los jurados tienen en cuenta cuatro aspectos a la hora de calificar los grupos que se presentan: la calidad interpretativa, compuesta por afinación, ritmo, dinámica y balance sonoro; la calidad del aporte a la divulgación de las músicas tradicionales del Pacífico; la creatividad y nivel de elaboración del repertorio; y finalmente el manejo de los recursos escénicos y coreográficos.
Dejando Huella es una agrupación de Puerto Tejada que ganó el año pasado en la modalidad de Violín Caucano, se conformó hace 8 años por 11 mujeres y hombres que cantan temas tradicionales de la región pero también sus propias canciones como Mi Cauca Hermoso, que exalta las fortalezas de la región. Elsa Zapata Díaz, cantadora de la integración, comenta que El Petronio ha determinado el desarrollo, el futuro y el avance de este ensamble, y que antes de este festival el folclor del Norte del Cauca no era reconocido, pero gracias a esta gran vitrina cultural al mundo, su cultura ahora es reconocida.
Elsa agrega que:
“Eventos como El Petronio son muy importantes y son ejemplo para el país y para el mundo entero porque es un evento donde no hay peleas, es un evento de paz y por eso en el folclor y la cultura está la solución a muchos de los problemas de orden público en este país”.
Un espacio innovador en esta fiesta es Marimba Para Todos, auspiciado por DEMADERA Arte y Espíritu, el Instituto de Bellas Artes y Estímulos 2016. Eryen Korath Ortiz Garcés, artista encargada de esta carpa, cuenta que en los eventos siempre se ve a los artistas interpretando la música del Pacífico pero el público no tiene cercanía con los instrumentos que se utilizan y para eso es este espacio, agrega:
“Manejamos el método OÍ dispuesto por el maestro Héctor Tascón del Instituto de Bellas Artes, este permite explicarle al público de manera fácil cómo interpretar principalmente la marimba y después el bombo, el cununo y el guasa”.
El Petronio es un evento que evidentemente cada año congrega más personas que reconocen la cultura del Pacífico, pero tiene un lado “malo”, como declaró el ex alcalde de Cali Jorge Iván Ospina ante el periódico independiente El Petronio, y es que se queda en una propuesta meramente estética, sin una masa crítica que evalúe y profundice sobre los temas álgidos del pueblo afro-pacífico.
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