Una tribu que baila desde lo más profundo de sus entrañas, en ese lugar anatómico – espiritual que conecta el cuerpo y el alma.
Es una danza que recorre el mundo en cuestión de minutos, al representar la tradición gitana-nómada en cada uno de los movimientos de sus bailarinas.Esta necesidad por viajar no se queda en los caminos de tierra, también deambula los cuerpos y almas danzantes.
Fotografía por: Luis Suarez
En los trajes de Lorena y Daniela Mendieta, uno casi que puede identificar los recorridos desde la India, pasando por el Golfo Pérsico para luego seguir a África y desembocar en Marruecos y España. Pareciera que sus trajes tan elaborados fueran mapas hechos en tela y canutillos, el corset inspirado en la vestimenta hindú, las flores en el cabello característico de la Península Ibérica, y el maquillaje fuerte y definido representa generaciones enteras de gitanos que fueron tomando elementos de cada territorio que conocían, para ahora estar presentes en los pasos del Improvisation Tribal Style, un movimiento que prefiere la improvisación por encima de la coreografía.
Cuando la música suena, esta pareja de hermanas se transforma en una tribu, un cuerpo danzante dispuesto en dos mujeres que supera por mucho unas caderas hipnóticas o un baile sugestivo, llegando a lo que ellas denominan una danza visceral, que nace desde lo más profundo de sus entrañas, en ese lugar anatómico – espiritual que conecta el cuerpo y el alma.
En la época donde el referente más notorio de lo oriental era el inicio de la carrera musical de Shakira, todo estaba por conocerse para las entonces principiantes: las academias, las técnicas y los tutoriales eran informaciones valiosas para nutrir un gusto poco común con escasos referentes a la mano. La exploración fue atrayendo cursos, viajes, presentaciones y conocimiento que parece sencillo a la hora de ejecutarse, pero que requiere preparación mental, física y espiritual.
No todos los descubrimientos fueron del todo agradables. En repetidas ocasiones el gusto de Daniela y Lorena por la danza árabe era confundido con los bailes eróticos, el espectáculo, otras percepciones relacionan el “Belly dance” con la competencia del mejor cuerpo, las caderas más rápidas o el traje mas colorido. Sin negar la sensualidad que la danza árabe representa, este tipo de visiones pueden ser más dañinas que benéficas al fomentar la rivalidad, la lucha de egos y la objetivación de la mujer.
Esta visión aunque respetable, no es compartida por la totalidad de los bailarines del medio, al explorar las capacidades del Raks Sharky –nombre adecuado para referirse a la danza árabe–. Siendo en realidad una herramienta para explorar el cuerpo sin enmarcarse en ideologías de género, logra apreciar diferentes tipos de belleza sin comparar ninguna de ellas, para así encontrar fuerza sin la necesidad del reflejo de un espejo.
Al pasar por años de exploración, Lorena y Daniela se dieron cuenta que su lugar en el baile era la tribu. Definiendo su estilo propio y tomando como filosofía compartir su conocimiento, sus proyectos actuales son Mapanare Dance Troupe, una escuela de danza con dos años de vigencia y Mapanare Troupe, como grupo de proyección. Ambos parten del reconocimiento del trabajo en conjunto como eje central del crecimiento personal, por ello, cada clase finaliza con sudor en la cara, piernas cansadas y la satisfacción de reconocerse como ser danzante al pronunciar las palabras:
“Agradezco a mi cuerpo por permitirme bailar y agradezco a mis compañeras”.