En Riosucio continúan los preparativos para recibir a Su Majestad con la celebración del Primer Gran Decreto del Carnaval. Hablamos con Enrique Sánchez “Cirirí”, matachín y decretero de tradición para aprender más sobre estos actos precarnavaleros.
Texto por Juan Pardo
Fotografías por Andrés C. Valencia
La celebración de uno de los carnavales más largos del mundo continúa su extenso pero dichoso recorrido. Después de haber recibido hace un mes en la Plaza de la Candelaria a la nueva Junta del Carnaval con la Instalación de la República Carnavalera, el pueblo de Riosucio está preparado para una festividad más.
Esta vez, las razones de júbilo se dieron cita para participar del Primer Gran Decreto del Carnaval, acto precarnavalero que inaugura el primero de cuatro Decretos, antecesores junto al Convite, de la llegada de su Majestad el próximo 4 enero del 2019.
Esta vez, el tradicional voceo, acto donde a viva voz se le invita a la gente a través de versos satíricos a participar del resto de celebración, partió desde la Casa de “Pacho Var” o Calle de los Aguacates. A las siete de la noche, el concurrido desfile Matachinesco inició su endiablado recorrido desde la esquina de la Barra de Los 30, para terminar en el Parque de San Sebastián, donde se llevó a cabo de la declamación de los Decretos.
Con el propósito de complementar esta etapa de preparación y no llegar tan embolatados a la celebración de los próximos decretos, hablamos con Enrique Sánchez, también conocido como “Cirirí”, decretero y matachín de tradición desde hace 45 años en Riosucio, quién nos ayudó a comprender y valorar aún más el significado de estos festejos:
Enrique, ¿qué es un Decreto?
Para responder esto, me permito referirme a los textos de la Corporación del Carnaval… Los Decretos son una etapa preparatoria con los cuales se inician los primeros actos matachinescos del Carnaval, seis meses antes del gran rito de consumación. Son actos simbólicos de purificación y limpieza, con los cuales el espíritu del pueblo se prepara para participar de la llegada de su Diablo, máximo símbolo de amor y tradición durante los festejos.
Los Decretos son piezas de oratoria burlesca, compuestos por versos rimados y que simulan los decretos oficiales de la antigua realeza. Son escritos por los Decreteros, personajes populares conocedores de la tradición riosuceña, y los cuales son poetas, troveros y literatos, que alternan la ironía con el humor y la gracia, de una forma abierta y sencilla, manteniendo vivo el acervo cultural, a través de esta literatura oral y popular. Nuestro carnaval es el único que se conoce que tenga literatura propia, llamada literatura matachinesca.
¿Cómo aprendiste a Decretar?
Desde muy niño yo me hacía al pie de los prosenios a escuchar los grandes decreteros, a admirarlos, a aplaudirlos, y al lado de mi padre que fue un gran compilador de la historia del carnaval y de sus decretos. Así se fue adhiriendo al corazón y a la piel este gusto por la literatura matachinesca.
Gracias a mi condición de escritor y de poeta, y de mis conocimientos sobre el carnaval, se me dio la oportunidad de presentar un Decreto, y fue bien recibido por el público y por el pueblo carnavalero. Tengo el honor de pertenecer hace 45 años a este redil carnavalero y diabólico, y cada dos años es un momento de superación y de orgullo poder contribuir desde este humilde intelecto y desde la oralidad y desde la literatura, contribuir para el engrandecimiento de nuestro patrimonio carnavalero.
¿Cómo se debe escribir correctamente un Decreto?
Hay muchas variantes. Anteriormente, nuestros mayores lo hacían en estricto verso octosílabo, aunque también se utilizaba mucho el decasílabo, que ha desaparecido, por la dificultad que se tiene al componerlo. El verso octosílabo es más fácil de rimar, de concatenar la idea, aunque se hace más extenso el texto. Actualmente, se conceden licencias a los decreteros y escritores para hacerlo en el tipo de métrica que ellos quieran.
«Hay tanto para decir,
Que nos falta es elocuencia,
Porque ahora es la demencia,
Quien dirige el porvenir
Política, religión,
Las drogas, tecnología,
Y la mayor porquería,
La maldita corrupción» – Cirirí
¿Qué se necesita para ser un Decretero?
No creo que haya muchos parámetros, primero es el respeto y el amor hacia el Carnaval, por la literatura, y tener un manejo literario, medianamente aceptable, se debe saber rimar, saber escribir, saber de métricas, pero a través del tiempo, nuestros jóvenes han aprendido el proceso, y aunque es un proceso lento, se están viendo resultados. Es interesante ver el respeto y el apego de nuestros niños y jóvenes hacia esta actividad carnavalera.
¿Cuál es tu sentimiento hacia la poesía?
Para mí, la poesía es un multivitamínico para el corazón, para el espíritu y para la mente. La poesía nos abre universos maravillosos, es como tener un catamarán, un yate inmenso y navegar por océanos de ilusiones, de sueños, de dichas, de decepciones inclusive. La poesía es mágica, la poesía es vida.
¿Quiénes son los Matachines?
Los matachines somos los hacedores de la fiesta. Alguien dijo por ahí en un texto hace muchos años, que éramos los supremos sacerdotes de la fiesta. Oficiamos como sacerdotes de este ritual que se llama Carnaval. Los matachines somos el símbolo de tradición y de cultura por excelencia de nuestro carnaval.
El Carnaval de Riosucio tiene carácter de fiesta popular, y por lo tanto nosotros los hacedores también lo somos, y con nosotros la literatura. De ahí que, a quiénes estamos en estos avatares carnavaleros nos llaman matachines, y a nuestro trabajo se le llama literatura matachinesca. Somos el alma de la celebración, estamos presentes en los preparativos y en los actos de consumación del ritual carnavalero. Somos la figura alegre y entusiasta del carnaval, representando nuestro sentir, nuestro pensar con nuestros disfraces y con nuestros cantos en las cuadrillas.
El matachín es un personaje popular, escritor y poeta. Su ingenio y agudeza creadora se manifiestan en su literatura propia y sencilla, con versos que están llenos de gracia y humor fino, los que emplea para recrear los decretos, el convite, el saludo al diablo y otras páginas de nuestro carnaval.
Con sátira sutil, y con delicada ironía, el matachín es un transmisor del legado cultural, compromiso que ha asumido con el pueblo pero sobre todo con los mandatos de nuestro Diablo. El matachín nace, pero también se puede hacer, y se puede hacer con un proceso de inducción, de motivación, de transmisión de conocimientos a nuestros niños. El matachín debe de respetar, amar el carnaval y llevarlo en la sangre. Está comprobado de que nuestro carnaval es puramente genético.
Durante el Primer Gran Decreto Jaime López «Pitutiz» presentó el decreto “Agárrense que va temblar”. Héctor Jaime Hernández «Viche» decretó “El Andariego, recorriendo pesadillas”. Enrique Sánchez «Cirirí” decretó “Del Ingrumá con amor”. «La Chapalita y su mono» decretó “El cólico de Poesía”. Por último, Andrés Escobar «Marcia» decretó “La Realeza visita Riosucio”, como representante de la comunidad LGTBI.
De ahora en adelante, no hay excusas para disfrutar a plenitud de los actos precarnavaleros. Están todos invitados a hacer parte del Carnaval de Riosucio