Durante el Biocultural varios espacios de Manizales como túneles y muros fueron intervenidos por artistas. A unos metros de la Plaza de Toros fue pintado a seis manos un mural que recreó casi por accidente el equilibrio de la naturaleza.
Fotografías por Lania Lex y Andrés C. Valencia
Pintar de manera armoniosa y equilibrada la mayoría de elementos naturales que componen el globo terráqueo en Manizales fue casi accidental. Los seis artistas -provenientes de distintos lugares de Colombia y Latinoamérica- solo debían seguir una temática de biodiversidad. ¿El resultado? Un gigantesco mural compuesto de agua, fuego, aire, tierra y huesos.
La obra fue realizada en el Manizales Biocultural, festival que en su quinta versión centró su trabajo en tres pilares temáticos: #CulturaCiudadana, #CulturadelaVida y #CulturaAmbiental. Fue así como, después de elegir varios lugares en la ciudad a intervenir (Túnel del Parque del Agua, Mabe, Parque del Cable y Plaza de Toros), los artistas UnoNueve, Cráneo, Volátil, Forest, Otis y JDaniel fueron los encargados de dotar de vida al muro de la Plaza de Toros.
Hacia el fondo, junto a la bomba de gasolina, habita un monstruoso Kraken. Sin embargo, sobre el muro solo se dejan entrever las ventosas de sus largos tentáculos. Es el dios del oceáno. Agua salada que inunda cerca del 70% de la tierra. Su creador es Sebastián Carreño, más conocido como UnoNueve.
«Me gusta pintar seres que tengan relación con el mar, porque yo vengo de una zona costera. Trato siempre de llevar algo de mi ciudad y mi pueblo hacia los lugares que voy visitando por el mundo», cuenta el artista chileno desde el último peldaño de su andamio.
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La zona costera a la que se refiere se llama Cartagena… solo que esta se encuentra en el litoral central de Chile. A sus 28 años dice que en su vida no hubo un momento preciso que lo hubiera llevado a ser artista. «Siempre he estado ligado a la pintura como hobby, después con el tiempo tu línea gráfica va evolucionando y al final no te das cuentas hasta qué punto has llegado».
De forma callada e introvertida a UnoNueve le tomó varios días terminar su obra, la cual ocupa el pedazo más grande del muro, y es que pintar el océano así lo exige: «Uso muchos colores cálidos porque me trae muchos recuerdos de los atardeceres de la costa donde yo vivo. Creo que esa conexión de ver el mar y el atardecer es una fuente de inspiración súper grande que me gusta llevar a los lugares que visito». Agua.
Con tres pasos el entorno cambia. A su lado hay un incendio. Una llama incandescente y perpetua ilumina el rostro de una adorable chica. Estamos ante la obra de Arturo Volátil. Nacido en Barranquilla, de madre manizaleña y padre rolo, este artista goza de tener un gusto y espectro variado del arte y del folclor colombiano.
«Mi temática es universal. Se relaciona con la naturaleza. Pero la intención poética de la obra es hacer una conexión de esa transformación que podemos tener. Somos luz, somos fuego«, cuenta Volátil, quién firma la tilde de su nombre como una pequeña llama.
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«Me interesa hacer escenas de transformación positiva a través del arte. Estamos en una sociedad con muchas cosas negativas, las cuales no abordo. Prefiero la transformación que represento a través de la simbología de plantas, animales, y del fuego y la luz».
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Hacia la izquierda un dicho se hace realidad. «Hay que tener los pies sobre la tierra», para JDaniel soñar es importante, pero también lo es la enseñanza de esa frase. Este muchacho de 27 de años, quien más que artista se considera trabajador del arte, inició su camino en Santa Rosa de Cabal cuando en el colegio le pedían pintar personajes reconocidos en los muros a cambio de notas en materias que no le iba muy bien.
Algunos califican su trabajo de costumbrista. Él afirma que más bien retrata el entorno en el que está de una manera realista, pero colocando una lupa en las problemáticas sociales que se viven a diario. «Resalto estos personajes olvidados que a diario nos encontramos y que en su rostro y cuerpo siempre está marcado un trasegar en la vida».
Esta vez su obra le hace un bello homenaje a la tierra: «el mundo como tal, está mirando mucho hacia otros planetas, hacia buscar vida en otros lugares, y se nos está olvidando que estamos en un planeta donde es importante conservar la vida y volver a la raíces. Son unos pies que están en la tierra, pero que también son raíz, resaltar como las personas que siguen aferradas a la tierra llevan una vida con mucha armonía».
¿Qué se encuentra debajo de nuestros pies? ¿Qué nos espera a la mayoría allá tres, cuatro, cinco metros bajo tierra? El artista manizaleño Cráneo lo sabe, y también encuentra inspiración en eso.
«En este muro mi intención fue representar la fragilidad de la vida. Este paso que da el ser, la muerte, los vestigios y lo que queda de nosotros después de la muerte son los huesos. Y más allá de eso, la inmensidad que tiene la naturaleza sobre la vida y sobre cada uno como ser que habita y coexiste con la naturaleza».
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Acostado, rígido e inmóvil yace un esqueleto humano. Cráneo ha buscado y encontrado en su obra una inclinación hacia la figura humana, el estudio de la anatomía, la textura, los colores que sugieren los huesos, realizar composiciones con ellos, hacer relación con la naturaleza. Exploración de los huesos.
«Creo en la vida después de la muerte. Creo que en este plano de existencia estamos en una prueba, la vida es como un juego, vos vas perdiendo, ganando, y más allá de la muerte está la eternidad de la esencia», concluye Cráneo.
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