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El teatro callejero, un auténtico arte para el pueblo

El Circo, el teatro, el performance y la música se tomaron algunos sectores públicos de Manizales para la Celebración del Día Mundial de Teatro.

Texto por Vanessa Valencia Ochoa

Un viaje hacia el Olimpo en un escarabajo para negociar la paz; una búsqueda insaciable de la libertad; un sentimiento de lucha e inconformidad contra el modelo político y económico, contra los estereotipos; una crítica a la sociedad actual. Conclusión: un teatro que cuestiona las riendas del Estado, la corrupción que se encuentra consagrada en las jerarquías, hasta en la misma religión. Una forma diferente de revelar y pervivir todas aquellas manifestaciones culturales que han sido dignificadas en el país.

El 27 de marzo se celebró el Día Mundial del Teatro y para conmemorar aquel arte que se instauró como un medio de representación de la realidad y del relato de historias a través del drama, la comedia y la tragedia, Manizales como sede del Festival Internacional de Teatro se sumó a la comunidad teatral a través de algunas de sus agremiaciones con la creación de un proyecto de ciudad llamado la Ruta del Teatro y el evento Teatro y circo en la calle, según lo explicó Elizabeth Castañeda Gonzales, miembro del Grupo Teatral TICH.

Tribu Imaginaria, Fundación Circo Manizales, Caza Retazos, entre otras, fueron algunas de esas compañías que se unieron como entes colectivos para generar un nuevo espacio a aquellas disciplinas que fueron sacadas de su tradicionalismo mágico en las tables y transportadas a otros lugares sin modificar su esencia: reivindicaron la calle como un escenario de expresión y comunicación.

Una de las obras que decidió retornar al arte callejero fue La Paz, dirigida por Andrés del Bosque, que en apoyo del Instituto de Cultura y Turismo se tomó la Torre del Cable. A las 7:00 de la noche del Día Mundial del Teatro, las escaleras de este frecuentado lugar comenzaron a llenarse de personas. Desde niños hasta adultos mayores se ubicaron sobre el cemento, lugar que compartieron con la escenografía.

Los actores hicieron su salida, el público aplaudió con euforia. Unos papeles comenzaron a ser repartidos por los personajes entre la multitud, la mayoría miró con sorpresa cuando los entregaron. Cada uno centró su atención en el texto Manifiesto de la calle y en la frase «Busca liberar al teatro, la música, el circo, la plástica y todas aquellas manifestaciones que en sí mismas son un reflejo de la vida, del contexto y de los entornos que habitamos y que nos habitan”.

“Nosotros, al igual que las agrupaciones que se presentan en salas debemos ensayar, construir nuevos mundos, contar con buenos elementos escenográficos, es por esto que con la creación de esta obra queremos quitar ese imaginario colectivo de que el teatro de calle es un arte mal hecho y buscamos brindarle una nueva oportunidad a esos escenarios olvidados por los artistas. La calle es un arte del pueblo para el pueblo” expresó Golo Volador, payaso y bufón de Manizales.

 

Una música similar al trap retumbó en los bafles, la comunidad aplaudió al ritmo de esa melodía y de las notas que salieron de la guitarra acústica que Jesús (uno de los seis actores) tuvo entre sus manos. La historia de cómo la paz es secuestrada, luego liberada y finalmente festejada en medio de un viaje hacia el Olimpo en un escarabajo, empezó a ser escuchada con detenimiento por los presentes. A pesar de que es un mito que trabaja el bufón a través de la parodia y sátira, se entiende que la base de esta dramaturgia es la violencia que ha azotado a Colombia durante largos años y en la que se encuentran entrelazados la economía, política y religión.

“Cuando nosotros comenzamos con la obra estábamos cargadísimos de trabajo, ya que estábamos manejando una técnica poco explorada, el bufón sagrado. Muchos conocen este tipo de personajes como transgresores y grotescos. Lo que nosotros estábamos buscando era que se convirtiera en una persona querida y adorada por el público”, explicó Golo.

A medida que se desarrollaron las acciones en la obra, la interacción con el público fue creciendo cada vez más. Eso permitió descubrir otras formas de ser y estar, de mirar y revelar, de compartir y transmitir los lenguajes del arte. Sin importar cómo se estaba tornando el clima, algunos de los espectadores que estaban de acuerdo con lo que allí se estaba planteando quisieron quedarse hasta el final para escuchar todo lo que querían expresar este grupo de actores.

El Parque de la Mujer se convirtió en otro de los epicentros de la reivindicación de la calle como escenario, en donde una variedad de manifestaciones artísticas como malabaristas, payasos, aéreos con lira, trapecio y tela, jefes de pista, entre otros, se encargaron de darle vida al evento Teatro y circo en la calle, y de pasar una tarde con niños, jóvenes y adultos para compartir un entorno cultural y diferente a la rutina de ese lugar.

En medio de gritos y múltiples carcajadas, dos payasos aparecieron en escena para animar a los presentes: Pepita Sacatruenos y David Gallego, quienes se adentraron en el público, agarraron a algunos chicos que estaban sentados y los llevaron al centro del escenario para hacerlos parte de su show. Mientras tanto algunos niños con sus rostros pintados con objetos alusivos al circo se cruzaron en el escenario.

Los actores con sus atuendos de payasos y sus obras dramatizadas a partir de la comedia se encargaron de mantener el ánimo de los asistentes cada uno con un estilo muy particular, pero en el momento en el que los malabaristas aéreos y los clown hicieron su aparición en pista, todo el comportamiento cambió, no se escuchaba ningún ruido, solo la música que acompañó la rutina de cada uno de ellos. Los asistentes contemplaron los movimientos armónicos que realizaron los artistas sobre sus objetos. Finalmente los aplausos y las voces que decían “increíble” compensaron las presentaciones.

Muchas personas que tienen algún vínculo con el arte callejero lo defienden e intentan romper los estereotipos que se han impuesto en la sociedad sobre este tipo de trabajos. “Me parece muy bien que en Manizales haya gente que se esté moviendo en pro del arte callejero, porque acá en Colombia tenemos esa percepción de que el artista de calle es mendigo y en realidad no, el artista de calle lo que busca es romper esa cotidianidad al intervenir en espacios en los que hace falta arte” concluyó Lori, trapecista independiente de Teatro y Circo en la Calle.

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