Desde el momento en que tomé el bus para dirigirme a la sala de teatro El Escondite, tuve una sensación de extrañeza, tal vez por no saber exactamente a dónde me dirigía, tal vez por valerme de mi presentimiento para ubicarme, tal vez por tomar el camino más solitario y aparentemente peligroso para llegar por fin a la presentación de la obra Bajo El Piso 14. Lo que no sabía, era que la tarde se había prestado como ayudante de esta extraña obra, todo se confabuló para que la realidad se fundiera por un momento con la fantasía.
Nos recibieron dos extrañas señoritas, que para mí y mi acompañante eran azafatas, pero lo cierto es que resultaron siendo asistentes del hotel Platino, y nosotros no éramos un grupo de personas que se disponían a ver una obra, sino un respetable equipo de doctores que esperaba escuchar una conferencia sobre malformación genética, dictada por el respetable y muy conocido doctor Martín Arismendi.
Yo ya no era Paula, ya no iba por parte de la Revista Alternativa a cubrir una obra. No había tal obra, estaba en el hotel Platino y estaba siendo conducida junto a los otros doctores hacia el piso 14. Llegamos y nos sentamos a esperar la conferencia, pero Arismendi nunca llegó. Por un momento fue como si los tiempos y los lugares se confundieran y se unieran sin una línea frecuencial que permitiera distinguir y aclarar un poco lo que estaba sucediendo. Martín Arismendi fue el protagonista de la tarde, pero no precisamente por su conferencia. Su vida o más bien su pasado, quedó descubierto en medio de un ascensor descompuesto y junto a una extraña mujer que terminó siendo el principio, el nudo y el fin de la obra.
El Colectivo Teatral Utopía de Colombia (Manizales), logró romper la pared que separa al público con el escenario desde el principio hasta el final, y nosotros también fuimos actores. El suspenso, la confusión y el humor fueron los ingredientes claves para mantener el interés de la sala.