En las últimas décadas, los artistas han despertado el interés de entrar al debate global del cambio climático y la sostenibilidad a través de sus obras. Este fenómeno también contagia a Manizales y se encarna en el colectivo Biocultural, el cual usa el arte como un instrumento para construir ciudad.
Texto por: Tatiana Guerrero
Fotos: Cortesía del colectivo Biocultural
Decenas de muertes por altas temperaturas, selvas en cenizas, extinciones masivas, descongelamiento de los polos. Son pruebas latentes que revelan la evidente catástrofe que se avecina. Y mientras unos reaccionan con desesperación y se aferran a la fe, otros han optado por poner manos a la obra, para que haya planeta para más rato.
Y en esa senda de construir un mundo mejor, más limpio y sostenible transita desde hace más de 10 años el colectivo Biocultural de Manizales, una cofradía de artistas urbanos y los responsables de que las paredes hablen en la capital caldense.
El colectivo le ha dado vida a los inertes muros de la ciudad. A través de una revolución cromática, que se toma las periferias, las avenidas y el centro de Manizales, los artistas comunican la urgente necesidad de un mundo más consciente ambiental y socialmente.
Luisa Fernanda López, directora del colectivo y del festival de arte urbano Manizales Biocultural, señala que desde hace un tiempo entendieron que la crisis climática no solo se combate desde la esfera socioeconómica, ambiental y política, sino que también es asunto del arte y la cultura.
“El festival lleva más de una década en la ciudad. Inició con estrategias de tipo ambientales, pero conforme pasaron los años se generaron otro tipo de iniciativas culturales y sociales”, indica Luisa.
“No solo pintamos por estética”
El filósofo y sociólogo Habermas definió el espacio público como el lugar más apto para estimular el debate de la ciudadanía. De esta manera lo ha entendido el colectivo, que durante varios años se viene apropiando de múltiples escenarios para inquietar a los ciudadanos a través del muralismo.
Un activismo que se sirve de la ordinariedad de la calle y las paredes para hacer resistencia, criticar y poner en relieve las distintas problemáticas ambientales, sociales, políticas y económicas que hoy paralizan al mundo.
“Somos un equipo multidisciplinar. No nos limitamos a estéticas en una pared o en un muro, también generamos conciencia, reflexiones frente a problemáticas sociales y comunitarias. Desde el festival vinculamos a la comunidad no se trata de pintar por bonito”, advierte López.
En estos lienzos callejeros no solo se denuncia la emergencia climática, también se resaltan preocupaciones actuales como la memoria, la equidad de género, la identidad, el territorio y el patrimonio.
Luisa agrega que el equipo es plenamente consciente de la huella ambiental que genera su quehacer artístico, y en esa dinámica han tratado de compensar el impacto por medio de alianzas con asociaciones de recicladores, promotores de huertas caseras y de la siembra de bambúes.
“Estamos tratando de generar esa compensación, pues sabemos la incidencia que tienen, por ejemplo, las latas de pintura en el medio. También lideramos proyectos y talleres para crear conciencia ambiental, como las huertas urbanas, e implementamos estrategias en el festival”, señala la directora.
Una asamblea de artes
En esa declaratoria por una ciudad más sostenible, la casa Bio viene desarrollando desde septiembre la Temporada Biocultural, que convocó múltiples estéticas, y que culmina este 18 de noviembre con un concierto en la Facultad de Arquitectura, en el que participarán 5 banda locales (Nauj Proyect, Fuego en el Aire, La Pata Records, Pitu Mijo y la Manada Freestyle).
“Tuvimos el aval de la U. Nacional para incentivar el campus cultural. Vamos a tener intervenciones de graffiti y Gráfica Mestiza, de la ciudad de Cali. Además, se llevará a cabo una feria gráfica y una exposición fotográfica de los murales que hicimos en esta temporada”, cuenta Luisa.
En este performance de manifestaciones artísticas, que involucra la música, la fotografía, el arte urbano, las artes escénicas y la pintura, se busca que los ciudadanos se reconcilien con la paz, la convivencia y su entorno natural.
“Hicimos un ejercicio de laboratorio con la primera feria de Artes Eróticas de la ciudad, donde vinculamos a varios artistas en conmemoración del Día Mundial de la Salud Sexual. Posteriormente, hemos hecho algunas intervenciones, como en el Grita Rock, y realizamos un mural en la reserva de Río Blanco en torno a las especies endémicas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, resalta la directora.
El imaginario de una Manizales grisácea y fría se ha reducido gracias al trabajo constante del colectivo Biocultural. Cumplen 10 años democratizando el acceso al arte, resistiendo a expensas del talento y la creatividad, y construyendo una dialéctica entre los ciudadanos,la naturaleza y la cultura.