Texto por: Erika Carvajal
Fotografías por: Cortesía de la Fundación Universitaria del Área Andina
Era inicio de primer semestre del año 2014, y en la Fundación Universitaria del Área Andina, reunían a estudiantes nuevos y avanzados del programa de Comunicación Audiovisual y Multimedios, algunas caras conocidas se cruzaban entre la multitud.
Quienes aún se emocionaban con el inicio de esta nueva etapa observaban expectantes, y de repente: el rápido, un ejercicio académico para integrar a los futuros creadores audiovisuales, bajo el objetivo de realizar un cortometraje. Fue así como nació EL RETRATO.
Un año después, la ansiedad y las ideas fluctuaban en un salón de clases. Ya seducidos por la producción audiovisual, los estudiantes de IV semestre esperaban las directrices de varios docentes para afrontar el PIS (Proyecto Integrador de Semestre), lo que para muchos sería el reto más importante de su época universitaria. Allí se articulan varias materias referentes a la producción audiovisual y son evaluadas a través de un corto; SIN CHANCE fue ese día la propuesta ganadora, creado por Manuela Morales.
En solo cuatro días el equipo de producción de EL RETRATO, liderado por Diana Vélez, debía crear, pre producir, grabar y editar; una labor titánica para un grupo de jóvenes con escasa experiencia, pero con total convicción para lograrlo. Decidieron hacer un corto de ficción, sin diálogos, que abordara un suceso con el que el espectador tuviera alguna familiaridad, una historia sencilla que abriera la posibilidad de producir con buena factura.
Estos mismos retos los tenía el equipo de SIN CHANCE, sin embargo, ellos aparentemente poseían una ventaja, la producción podía hacerse durante el semestre, realizar ajustes, un proceso de casting más cuidadoso, y conseguir recursos y elementos tan peculiares como una chiva. Aun así, el grupo tuvo un gran obstáculo, el enemigo máximo de todo productor: el clima.
Definidas las historias de los cortometrajes; EL RETRATO, sobre un misterioso regalo, y SIN CHANCE, basado en un tipo buena gente, supersticioso y ambicioso; se escogen los actores. En ambas producciones hubo tropiezos, pero acertaron con sus elecciones.
Consiguieron locaciones adecuadas, realizaron su diseño de producción y cada equipo se aventuró en el fantástico quehacer del rodaje, la etapa más tensionante de toda producción, pero a la vez la más emocionante y la que más disfrutamos todos los que hacemos nuestro plan de vuelo (vuelo creativo, vuelo de vida) montados en las alas de la realización audiovisual.
El resultado, fueron dos piezas audiovisuales de muy buena factura. Hubo un excelente trabajo de iluminación, sonido, arte, montaje y buenas historias, no por ser descabelladas, dramáticas, cómicas o irreverentes; por el contrario, es precisamente esto lo que les da tanto valor. Ambas son historias simples, no pretenciosas, que sin inventos en la planimetría o efectos innecesarios, develan los matices y componentes reales de este oficio.
En consecuencia, han sido galardonados con diversos premios y reconocimientos, fueron los grandes ganadores en la última edición de los Premios Cesares.
EL RETRATO ganó en tres categorías: Mejor Corto de Ficción, Mejor Dirección de Arte y Mejor Montaje, a esto se sumó el premio como Mejor Corto en los Premios Escaleta 2014. Por su parte, SIN CHANCE ganó en la categoría a Mejor Fotografía de Ficción y a Mejor Sonido de Ficción, también en los Premios Cesares.
Aún más importante: estos dos cortometrajes nos dan esperanza frente al futuro audiovisual de la región, pues nos permiten reconocer a un grupo de nuevos realizadores que le apuestan a lo nuestro, y ponen en práctica lo aprendido sin coartar su espíritu creativo.
Además, la academia da cuenta que no impone, por el contrario, retroalimenta y se enorgullece de sus realizadores en potencia.