Texto por: Diana B. Franco
Fotografías por: Andrés C. Valencia
El escenario del Teatro Ocho de Junio recibe todo tipo de artistas y expresiones culturales. Esta vez, el turno fue para la danza y muestra de manifestaciones corporales al ritmo de géneros urbanos.
Los movimientos sincronizados, el vestuario, el cabello alborotado y la mezcla de colores en el maquillaje, captaron la atención de los asistentes del primer Festival Danzas Urbanas, el cual tuvo el apoyo de la Universidad de Caldas, y sus oficinas de Bienestar Universitario y Extensión Cultural, además de Ascún (Asociación Colombiana de Universidades).
Con el propósito de apoyar el arte y la cultura del país, Henry Cardona, Coordinador del Festival, declara:“El encuentro tuvo como principal propósito, no sólo reunir a los distintos grupos de baile, sino destacar la labor, el esfuerzo y la pasión de quienes se dedican a la danza”.
Detrás del escenario, convertido en pista de baile, algunos de los 130 bailarines que pertenecen a ocho de los diferentes grupos de danza en varias universidades a nivel nacional, intentan distraer sus nervios con el insistente ensayo de los pasos de su coreografía, para asegurarse de no cometer el mínimo error.
Entretanto, otros integrantes arreglan su atuendo y conversan acerca de la competencia. Juliana Díaz Muñoz, estudiante y miembro del grupo de baile de la Universidad de Manizales, expresa que desde comienzos del presente año han ido perfeccionando la coreografía conformada por 15 estudiantes de ambos sexos.
Este grupo define su indumentaria como urbano-callejera y usan trenzas que representan la cultura afro, además el maquillaje llama la atención para que se vea a distancia:“Este año llevamos dándole duro, uno siempre está pensando en no embarrarla, porque si nos equivocamos se va a notar. La cosa meterse en el cuento”, manifiesta Juliana y agrega que esta vez, la universidad los apoyó con el vestuario, la comida y el transporte.
Con el suelo repleto de escarcha y retazos de tela, el grupo Ubuntu de la Universidad del Quindío, realiza un círculo y entre sí recitan frases de motivación minutos antes de romper la tarima con su coreografía en esta, su primera competencia en el género urbano.
El nombre de esta agrupación viene de Sudáfrica, el cual hace referencia a la lealtad y las relaciones de las personas; el grupo lo adoptó porque una de sus traducciones dice: «Soy porque nosotros somos». Natalia Bermudez, integrante y estudiante de séptimo semestre de Comunicación Social y Periodismo, expresa: “Es un grupo muy unido, vamos con toda. El vestuario es libre, loco, extrovertido, colorido, roto, y en cuanto al maquillaje, es un proceso de aprendizaje porque entre todos nos ayudamos. La universidad nos beca en un 100%.”.
La sensualidad en el movimiento que viene de medio oriente, son acogidos por las integrantes del grupo institucional de la Universidad Nacional de Bogotá, quienes se preparan a presentar un solo de percusión propio de los países árabes. El suyo es un baile hibrido; clásico con matices modernos. Su folclor, está dinamizado con la danza del vientre.
Las bailarinas, con su vestimenta típica, dan a conocer las expresiones artísticas y tradicionales de esta cultura:“Se necesita mucha fuerza y precisión. El pantalón debe ser de una tela suelta y con brillos; el caderín ayuda a acentuar los movimientos, y la bailarina debe conectarse con la música. El apoyo de la universidad es total, el área de cultura nos ayuda con el vestuario y beca de 2 semestres”, dice la estudiante de Ingeniería Química, Fernanda Neira.
Dentro de los ganadores estuvo el grupo de la Universidad San Buenaventura seccional Cartagena, que con sus movimientos con sabor a champeta, presentó una coreografía llamada África es Cartagena y champeta es mi nombre. Como lo expresa Leisly Olvera Susa, egresada en Derecho: “Muchos interpretan danzas urbanas de Estados Unidos, pero nosotros creemos que las danzas urbanas vienen de acá, del folclor. Queremos regalar un poco de nosotros inspirados en África y en los inicios de la champeta”.
Varias muestras dancísticas se destacaron, pero los aplausos más fuertes fueron para la Corporación Universitaria del Caribe (CECAR), quienes obtuvieron el primer puesto. En su baile se relata la historia amorosa entre dos jóvenes pertenecientes a una tribu afrodescendiente cuyo amor se imposibilita debido al desequilibrio de sus grados jerárquicos.
Con el cierre de este evento, los bailarines quedaron más convencidos de seguir impulsando este tipo de espacios, porque son ellos quienes dan fuerza y movimiento a la exposición de la actividad cultural en el país.
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