Texto por: Juliana Loaiza
Fotos por: Melanie Espitia Diossa
Cuidado, no es una obra de ficción, es real. Con luces tenues de un rosa pálido nos recibieron las mujeres de Ciudad Juárez. Una gran tela suspendida en la mitad del escenario del teatro 8 de Junio de la Universidad de Caldas hacía de pantalla de unas sombras que se movían con la música. En el suelo se encontraban cuatro cruces fucsias con ramos de flores. Las cuatro mujeres actrices de la obra que se lleva presentando en todo el mundo desde hace poco más de tres años, estaban vestidas con pantalón negro y camisas de distintos colores, y con su actitud indignada y exigente el público se envolvió en la problemática tan fuerte que presentaban: los feminicidios en Ciudad Juárez, México.
La obra o acto político, como lo llamó la directora mexicana Christina Michaud, consta de una crítica dura a los feminicidios que se están cometiendo en esta ciudad del estado de Chihuahua, pues más de 700 mujeres han sido brutalmente asesinadas, violadas y torturadas en sólo ese lugar de México. Esta es una problemática que ha estado escondida en el país, nadie hablaba de esto hasta que algunos medios independientes y organizaciones activistas por los derechos humanos se dieron cuenta del aterrador feminicidio que estaban viviendo y lo llevaron a la luz.
Las mujeres hablan de los hombres autores de estos crímenes que quedan impunes y la mayoría de los casos fiscales que nunca se resuelven. Exponen que desaparecen mujeres y nadie las busca, incluso los policías también hacen estos asesinatos cambiando la ropa de ellas para que no las reconozcan. Nadie los investiga.
Ciudad Juárez está viviendo una época de miedo, han asesinado y violado mujeres desde los 3 hasta los 84 años de edad. Las dejan tiradas en las calles, en los botes de basura o en los parques. Nadie se atreve a denunciar, nadie quiere abrirle los ojos a esta problemática, las niñas, jóvenes y señoras se van de este mundo sin justicia.
Una niña fallecida le habla a su madre desde su muerte: “Madre, recen ustedes por mi alma porque llevo 20 años mirando al cielo y me he dado cuenta que no hay nadie allí arriba que reciba mis plegarias”.
Con rosas en las manos comienzan a nombrar a cada una de las 700 víctimas de estos asesinatos, las voces suenan y resuenan todas al mismo tiempo sin dejarle tiempo al espectador de pensar la dimensión que traen todos estos nombres. El punto es saber que allí hay víctimas, que a ninguna se le hizo justicia y a todas las asesinaron brutalmente por simple maldad, fetiche o vandalismo.
Una de las actrices nos contó después en el camerino: “Nos hemos acercado mucho a Latinoamérica (pues las actrices son norteamericanas) y por ejemplo nuestra guía se llamaba Catalina y justo nombró a una de las víctimas. Catalina en la última escena, ese es un punto de conexión aterrador con esta problemática, esto debe cambiar”.
Jimmy Noriega, el codirector de la obra, creció en Arizona, cerca a la frontera con México. Siempre quiso hacer teatro social para cambiar el mundo. Él encontró la obra de Christina Michaud quien fue la dramaturga y actriz durante 10 años. Noriega quería hacerla con mujeres de las edades de la mayoría de las víctimas, entre 15 y 24 años. Como era profesor de teatro y dramaturgia en Estados Unidos, cuatro de sus estudiantes conocieron la obra y les gustó el tema, así que comenzaron a estudiar español y acercarse a México y a Juárez para saber qué era lo que estaba pasando.Sienten este problema como si ellas fueran las asesinadas, y así lo transmiten en la obra.
Por más de tres años la han llevado a muchos países en Europa, y América, también están traduciendo la obra al mandarín. Han ido a muchas universidades y cuentan que “la época de spring brake (vacaciones) es donde más hay violencia, cuando los norteamericanos viajan a pasar vacaciones a México”. Exponen esto para que los jóvenes sepan que ellos también están en el problema.
“¿Esto es verdad?” Es lo que preguntan en la mayoría de países donde van, pues nadie sabe que esto está pasando. El grupo de Mujeres de Juárez creó en la página de peticiones Change una recolecta de firmas para pedir justicia al presidente de México y a la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Así esperan poner fin a este genocidio sistematizado.
Han recogido 2.000 firmas y esperan llegar a las 10.000 para ser ellos mismos quienes entreguen las firmas al presidente. «Son ustedes los jóvenes los que todavía pueden encontrar una esperanza, a mí este movimiento me convenció de que no existe dios», asegura Christina Michaud exaltada y emocionada gracias a que en el Festival de Teatro de Manizales tuvo un buen recibimiento de la obra y logró conmover a muchas personas.