Ana María Cardona encontró en la moda y en las plataformas digitales una ruta para construir su crítica al capitalismo, el machismo y el Statu Quo. Su feminismo y estilo de vida marcan tendencia en las líneas de ropa de segunda que promueve, algo tan controversial como atractivo.
Texto por Vanessa Valencia
Fotografías por Lania Lex
En el mundo machista, las mujeres se han caracterizado por ser el género apaciguo y moldeable que se deja manipular por códigos convencionales impuestos por los hombres. De repente llega una persona de largos gabanes, medias veladas y faldas a cuadros que decide romper esas reglas para darle una nueva forma y sentido a la vida. Una persona que ve la necesidad de inventar un juego para ir en contra de lo establecido, para darle un mayor poder a la mujer en la sociedad a través de la moda. Esa palabra que toma un significado más profundo y no necesariamente desde las tendencias y el derroche.
En esa necesidad de enfrentarse al Statu Quo y rebelar a la mujer como una empoderada de sus propios sueños y causas nació Inmorale, cuyo propósito es ser una plataforma que abarca temas de sostenibilidad, feminismo, arte y aquellos problemas que aquejan al mundo. Más allá de constituirse como una marca de moda, busca darle mayor fuerza a la libre expresión y a cambiar las reglas que ya existen.
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Ana María Cardona, más conocida como la Rubia Inmoral, es una mujer que a través de los años ha visto fallas en las instituciones sobre cómo estas llegan a las personas para persuadirlas y cómo modifican sus hábitos de consumo y estilo de vida. Desde pequeña ha sido muy rebelde, pero se demoró un largo tiempo en descubrir que había maneras de atravesar aquellos muros de lo convencional, ya que se encontraba atrapada en una ciudad cuadriculada y conservadora.
Su visión sobre la vida comenzó a cambiar cuando realizó sus primeros viajes por el mundo: primero en Italia al verse enfrentada a una cultura libertina. Posteriormente en San Francisco, la cuna del hipismo y veganismo. Fue en este punto en donde comenzó a cuestionarse y a incorporar en su vocabulario las palabras moda y sostenibilidad como una posibilidad de profundo cambio sobre las fallas que evidenciaba en la sociedad colombiana.
Al ver una posibilidad de transformación de la sociedad colombiana por medio de la moda sostenible, decidió crear su propia marca a la que denominó Inmorale, empresa manizaleña líder en confección de ropa de segunda que se fundamenta en el permitir que personas de todas las edades y géneros abran su pensamiento capitalista, para incluir en su clóset prendas que se encuentran fuera de cualquier tendencia, temporada o modas efímeras y con la que muchos se sientan identificadas.
Estos términos los materializó con el diseño y confección de prendas realizadas en beneficio del ambientalismo y la responsabilidad social. Actualmente esta tendencia ha llevado a que se genere una revolución en la industria de la moda, pues varias empresas renombradas están incluyendo en sus colecciones productos eco-friendly. Ha sido tan amplio el auge de esta moda que en EEUU, Milán y España, lugares reconocidos por sus importantes pasarelas del sector textil, se le está dando cabida a eventos en los que únicamente se incluyen este tipo de prendas.
“NOS ESTAMOS SALIENDO DE LAS REGLAS QUE NOS IMPONE EL CAPITAL: COMPRAR MUCHO CON CIERTA FRECUENCIA Y SIN IMPORTARNOS DE DÓNDE VIENEN LAS COSAS. ELLOS JUEGAN CON NUESTROS VACÍOS, CON NUESTRAS INSEGURIDADES PARA VENDERNOS. DEL LADO DE LA SOSTENIBILIDAD ESTAMOS CAMBIANDO POR COMPLETO LA FORMA EN LA QUE CONSUMIMOS»…
Una empresa de ropa que critica la moda
Para ella, estar más alejada del término moda es de suma importancia, ya que ese mundo crea inseguridades en las sociedades para vender más, generar modelos utópicos de belleza, de cuerpo, de vida:
“No sigo lo que está de moda, prefiero irme en contra de todo lo que se supone que esta es, ya que la identifico con el capitalismo desenfrenado”.
Cuando decidió incorporar la moda sostenible a su empresa Inmorale, el mundo se vino en su contra, puesto que en Colombia es difícil hacer que las personas se sientan identificadas o atraídas por aquello que ya ha sido utilizado, ya que, así como lo plantea Ana María una y otra vez, la gente cree que todo aquello que ya no se usa o no se quiere, debe ser destinado para donarlo a personas que no tengan la capacidad económica para entrar en ese ritmo de consumo, y a las personas no les gustaría verse representada en esa lógica de que lo usado es para los no tan privilegiados.
Sin importarle si muchos estaban de acuerdo con la entrada de esos referentes europeos y americanos, continuó con su proyecto, su vestimenta de diversos colores y texturas es una muestra de ello.
En el proceso identificó que había formas de llegarle a la comunidad, no solo con un mensaje de consumo sostenible y responsable, sino de representación de la realidad, para lo cual se ingenió una Exhibición Inmoral en Casa D Manizales (ubicada en Palermo).
Esta fue planteada desde un comienzo como una pasarela, como las que se realizan en las grandes ciudades, y terminó recreando un performance en donde se destacaban tres espacios: el cielo, el infierno y el purgatorio. Esto permitía que el público asistente pudiera visualizar de manera detallada cada una de sus propuestas y se trasladara a esos lugares por medio de la escenografía y ejecución.
El feminismo, su otra inspiración
Ana María descubrió que intervenir en la sociedad con la configuración de ropa de segunda es una manera de registrar lo que por años quiso demostrarle a la gente: su lucha contra lo impuesto, pero también encontró que no solo se trata del consumismo, sino que hay otros detalles que también son indispensables para poder lograr cambios significativos, como el valor de la mujer.
Esta idea la hizo trascender en el ámbito empresarial y en la creación de una postura activista y feminista porque se dio cuenta que en muchos entornos no hay claridad del rol de la mujer en la sociedad, y esto se evidencia en la desigualdad de oportunidades, los roles dentro de una familia, la crianza, las opciones de trabajo y estudio, incluso la autonomía para imaginar un futuro perfecto y soñado como el de los hombres.
“YO SOY UN CASO MUY ESCASO DENTRO DE LAS MUJERES DE COLOMBIA QUE TIENEN OPORTUNIDADES, PUDE ELEGIR Y ESTAR UN POCO ALEJADA DE LOS CÍRCULOS DE VIOLENCIA FUERTES, AUNQUE EN COLOMBIA TODOS VIVIMOS BAJO UNA ESTRUCTURA DE VIOLENCIA MUY MARCADA. ESA EMPATÍA ES LA QUE ME ANIMA A CONTINUAR, A RESISTIR Y A METERME DE LLENO CON EL FEMINISMO”.
Ella ha salido a alzar la voz a su estilo, a defenderlas, a pertenecer a esa pequeña parte de la población que quiere hacer valer sus derechos y los de su mismo género y no solo por medio de manifestaciones, sino a través de su empresa Inmorale, luchando contra viento y marea para que siga en pie, sin importar el qué dirán. A través de las redes sociales se manifiesta constantemente en contra del machismo y las sociedades desiguales. También por medio de la página de su marca escribe todo aquello que le genera incomodidad y no puede dejar pasar por alto.