En medio de la naturaleza se refugia la pasión y el trabajo en equipo de un grupo de amigos deportistas de Dirt Jump, un deporte extremo que cada vez toma fuerza en la ciudad.
Texto por: Laura Camila Rodríguez Jurado
Fotografías por: Juan Camilo Betancourt
Dar con la ubicación de la pista La Ardilla no es tarea fácil, usted recibe indicaciones como: de Milán paˈ arriba, subiendo para la vereda el Zancudo, al frente de Aguas de Manizales, detrás del colegio Redentoristas, etc. Lo mejor es ir con alguien que sepa exactamente dónde queda, pues el follaje cubre su entrada y aparentemente ahí no quedaría nada.
La entrada a La Ardilla está cubierta de naturaleza y se ambienta al son de punk y rap, risas, voces y saltos o ˈmorrosˈ que a lo largo de 15 años han realizado los deportistas de Dirt Jump, que es una modalidad del BMX Freestyle, la cual consiste en realizar saltos acrobáticos a través de rampas hechas en tierra.
Doce morros de diferentes tamaños reflejan la dedicación de los jóvenes que asisten a este espacio a divertirse con el deporte que los apasiona. La Ardilla recibió este nombre por la cantidad de animales de esta especie que solían rondar el lugar, una constructora con el fin de edificar en este sitio, taló los arboles y con ellos se marcharon las ardillas. Pero llegó otra especie a darle vida a este terreno.
¿Cómo conocieron el parche?
“Un amigo que le dicen Marlón y otro parcero que le decimos el Negro Biker mantenían montando bicicleta por acá y subiendo al Cerro. Entonces un día Carlos le dijo a Marlón: ‘Uy mirá ese terreno lo chimba paˈ hacer una pistaʼ, lo miraron desde arriba era un planchoncito melo”, comenta Cristián o más conocido como ‘Garret’, uno de los riders que suele visitar con mayor frecuencia la pista y quien siempre está pendiente de su mantenimiento.
Lo que comenzó como una pista con tres saltos a lo largo del tiempo fue creciendo y ahora posee 12 grandes saltos, que son retados día a día por estos deportistas. “En el 2008 conocí La Ardilla, desde eso empezamos a modificarla con la nueva era y a enseñarle a los demás, pues nosotros somos la segunda generación. Esto atrae a muchos pelaos que quieren aprender a saltar y a palear”, dijo Garret.
Porque en La Ardilla no todo es diversión, también es compromiso y si usted quiere montar debe estar comprometido con el mantenimiento de la pista, por ello una de las reglas principales del parche es: ¡el que no palea no monta!
Cae la tarde y mientras suena la canción Estúpidas Miradas de la banda Mutantex, los chicos se preparan para saltar sintiendo el apoyo y preocupación de los demás compañeros, pues cada truco hecho es una serie de cumplidos a través de silbidos, así como cada caída es motivo de alarma. Pero es un deporte en el que siempre existen los riesgos, es algo normal, como ellos mismos argumentan.
Es común observar en La Ardilla una carreta con herramientas, pues la dedicación que le hacen a la pista es un trabajo constante y en equipo. “Lo principal es buscar un buen espacio que sea una bajada y un plan, uno empieza a acumular tierra, pasto y escombros. Se arruma la tierra, después con agua y una pala cuadrada le da la horma. Mantener canaletas para que no se inunde y mantener los morros sin pasto es lo principal. Suena muy fácil, pero es de meses, de años. Es que mantener la pista es difícil”, afirma el rider Garret.
Si bien La Ardilla es un lugar que no está a la vista de todas las personas, conservarlo así no es el objetivo de los riders, al contrario, ellos quieren que cada día La Ardilla y el deporte que allí practican sea más notorio a la comunidad.
¿Pero ustedes quieren que el parche siga siendo “underground”?
“La idea es que sea más visible para que la gente tome conciencia de que no somos malos, ni viciosos y que no somos invasores, sino que somos deportistas y que esto también es un deporte que está en Los Juegos Olímpicos, un deporte con el cual uno puede ser profesional y lo más importante: que nos aleja de las calles, de cosas malas”, responde el rider, Garret.
Y es que entre la aceptación que va teniendo frente a la comunidad, también se encuentra el interés que se despierta entre los niños, pues suelen ir pequeños que desean aprender y los deportistas están dispuestos a enseñarles todo lo que saben. En La Ardilla siempre hay gente y el día tiene un promedio de visitas entre 10 a 15 personas.
También se han realizado más de 10 eventos, entre los que resaltan: El Ardijam I, II y III. De la serie de eventos que se han llevado a cabo uno contó con el apoyo de La Alcaldía, que fue la encargada de brindar los trofeos, los demás han sido patrocinados por empresas privadas. “Hay apoyo y queremos agradecerle mucho a Chigüiro Extremo, que siempre nos ha apoyado a varios de aquí, nos da trabajo paˈ mantener las bicis melas, nos regala mediecitas, camisetas, gorras…”, afirma Garret.
La Ardilla no solamente concentra a quienes practican la modalidad Dirt Jump, también allí entrenan otras modalidades tal vez más conocidas, algunas son: Enduro y Downhill. El deportista Marcelo Gutiérrez también ha montado allí.
Antes de que conocieran La Ardilla los chicos montaban en los morros que estaban situados en lo que hoy es Home Center, los demolieron para crear dicho establecimiento e inmediatamente se trasladaron para este lugar. “Tumbaron los morros y ahí mismo todos paˈ acá”, entre risas dice Garret.
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Y aunque los policías los han intentado sacar en múltiples ocasiones, despojándolos de sus construcciones, no lo han logrado. En el 2015 construyeron una casa de madera la cual hasta piso tenía, pero los policías la destruyeron con motosierra, también les han desarmado el escampadero que tienen hecho de plásticos y tejas, pero para ellos eso es lo de menos, pues ya están acostumbrados a crearlo nuevamente y cada vez mejor.
¿Si se tienen que ir de acá para dónde lo harían?
“Para el Bosque Popular, allá tenemos un terreno, no hemos empezado pero según La Alcaldía es para nosotros y en el Alto del Perro también tenemos otro terreno donde vamos a hacer unos saltos, unas pisticas y un foam pit (piscina de espuma)”, precisa el rider Garret.
En el mundo de las pistas de Downhill y MTB, son los primeros que llaman para construirlas o arreglarlas, con dicho oficio han estado en Medellín, Cali y en la carrera Red Bull Devotos de Monserrate el pasado 16 de febrero en Bogotá.
¿Qué los motiva a darlo todo por La Ardilla?
“Tener un sitio ideal donde poder entrenar, disfrutar, hacer lo que nos apasiona. Todo el día pensamos en montar… La mejor sensación es usted hacer su vuelo y cuando se lo salta esa sensación que uno siente en el aire es indescriptible… Nos motiva trabajar duro pero por algo divertido, algo que nos llena”, concluye el rider Garret.
Cae la tarde pero no con ella las ganas de estos riders continuar montando en la pista que les ha sacado sudor, huesos rotos y alegrías. La pista que glorifica su estilo de vida. Pues más que una simple pista inanimada donde se practica un deporte, La Ardilla BMX es su hogar.
Para conocer más sobre La Ardilla pueden visitar su cuenta de Instagram: www.instagram.com/ardilladirtjump/
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