Al festival más grande de Medellín asistieron 83 mil personas. Hablamos con algunas de ellas sobre la evolución del festival, las bandas que brillan en sus carteles y hasta el trabajo dentro del Altavoz.
Texto por: Erika Pinilla Montes
Los tumultos de gente, las pintas distintas, las camisetas de leyendas del rock y 59 bandas locales, nacionales e internacionales se tomaron el Estadio Cincuentenario de la capital antioqueña los pasados 10, 11 y 12 de noviembre. Esta versión contó con invitados internacionales de la talla de Papa Roach, The Adicts, Bad Manners, Scan 7 y Ángeles del Infierno. Además, las bandas locales constituyeron gran parte de esta fiesta de cumpleaños y, lo mejor, tocaron antes del cierre, justo cuando el espacio estaba a reventar.
Como plus en sus quinces, el Altavoz incorporó espacios dinámicos como “el ensayadero”, en el que artistas y aficionados se acercaron a tocar instrumentos de forma espontánea, y un mural en el que los asistentes dejaron su huella con pintura en la historia del evento. Por otra parte, la oferta gastronómica contó con 24 puestos de comida y 5 stands de merchandising, lo que significó un espacio de empleo principalmente para personas de la ciudad.
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Durante el cumpleaños de uno de los festivales más reconocidos de Colombia y Latinoamérica, espectadores de todo el país disfrutaron de tres días de diversidad musical. El sábado 10 de noviembre los ritmos alternativos, el hip hop, reggae y ska primaron en los escenarios Fest y Alterno con las bandas Urabá Conexion, La Volqueta Espacial, La Sinfoniska, Laberinto, Doctor Krápula, Dionisio, Bad Manners (Inglaterra), Hepcat (Estados Unidos), entre otras agrupaciones. El domingo 11 el metal y el blues protagonizaron el espectáculo por medio de Distracción, Athemesis, Heloise, Blues en Medellín, Hidravenosa, Ángeles del Infierno (España) y Six Feet Under (Estados Unidos).
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El día más soyado para los punkeros y los amantes del rock fue el lunes 12 en el que se lucieron en el escenario Sobredosis, Polikarpa y sus viciosas con un espectáculo feminista y contestatario, Puerquerama (México), Odio, Muntchako (Brasil), Inspector Cluzo (Francia), Radio Calavera, Los Gemelos Siniestros, Él mató un policía motorizado (Argentina), The Adicts (Inglaterra), Scan 7 (Estados Unidos) y la esperada Papa Roach, también de Estados Unidos.
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Como sabemos que la fiesta se vive de formas muy distintas, hablamos con varias bandas, asistentes y personal del festival para que nos contaran su versión del Altavoz.
Los que conocieron al Altavoz en pañales
Carlos González conoció el festival desde sus inicios mientras estudiaba en Medellín. Ahora vive en Pereira, pero fija su cita con el Altavoz cada que le es posible, este año vino a ver a Doctor Krápula. El festival le ha dado la posibilidad de conocer bandas como Adivarius de Medellín que se subió a la tarima del evento en el 2014. “Al principio las bandas tocaban en escenarios muy pequeños, no había cómo hacer un pogo, cosa que ha cambiado”, cuenta Carlos mientras recuerda esas ediciones del concierto celebradas en la Plaza de Toros La Macarena y en el Aeroparque Juan Pablo II.
Juan José Torres es un fiel asistente al festival desde hace cuatro años. “Del Altavoz me ha llamado la cultura de compañerismo que manejan las bandas”, cuenta. Respecto a lo que podría mejorar el festival dice que el espacio puede ser más grande. Para Valeria Franco, lo mejor del evento es compartir la música que más le gusta con sus amigos. Le gusta el ska y este año asistió para ver a Doctor Krápula, agrupación que dedicó un minuto en el escenario para expresar su apoyo a las movilizaciones.
David Jaramillo, bajista y segunda voz comenta: “Estamos muy preocupados porque la situación del país está empeorando cada vez más, sobre todo por la opresión de movimientos sociales, campesinos, indígenas y estudiantiles. En todos los conciertos que hemos hecho hemos tratado de darle voz a los estudiantes y estar con ellos”.
Además, el vocalista Mario Muñoz agrega “los estudiantes no son terroristas y los vándalos que se cuelan en las manifestaciones son saboteadores. Hay que blindar a los líderes estudiantiles, por eso quisimos grabar ese mensaje y viralizarlo porque queremos más plata para la educación y menos para la guerra”. Mario también dice que uno de sus sueños es que en 20 años la mayoría de sus canciones sean obsoletas, que ya no haya guerra y corrupción.
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Los caminos que conducen al Altavoz
Contrario al pensamiento “si no conozco las bandas no voy a tal concierto”, Geraldine Lizcano acude al Altavoz hace cuatro años para conocer bandas como De Bruces a Mí y Nervosa de Brasil. Además, le gusta el parche de ir al festival para conocer a gente distinta con la que comparte el gusto musical. Este año fue a ver la agrupación paisa de hip hop Laberinto.
Al Altavoz no sólo se va a disfrutar. Cristian Arrubla Ocampo ha asistido desde el año pasado al evento como parte de su trabajo en la Secretaría de Cultura. Su labor consiste en hacer un acompañamiento a los visitantes del festival y realizarles una encuesta sobre su percepción del Altavoz y sus expectativas para este año y el 2019. Cristian cuenta que el año pasado las personas pidieron mejor acceso al festival en cuanto a la organización de entrada y salida, además de respetar los horarios de las bandas.
Simón Hoyos conoce el festival desde que empezó. Recuerda que en la primera versión tocó IRA y había solo una banda internacional: Kinky de México. Desde el 2012 ha llevado la tienda Del Carajo al Altavoz. “Siempre nos ha ido súper bien pero con el paso del tiempo ha mejorado todo por ejemplo la luz, las mesas y el espacio de ventas”. En Del Carajo manejan artículos de bandas independientes, su intención es mover las bandas y sus objetos, no solo “vender por vender”.
Henry González, conocido como Henry Rage, es un realizador y productor de circuitos musicales en el país. Tiene una empresa llamada Barba Negra Producciones y trabaja en el proyecto Parche Rock con el que se dan a conocer bandas por todo Colombia. Esa dinámica me llevó a buscar nuevos sonidos a través de los festivales más grandes del país: Rock al Parque, Altavoz, Grita Rock, Convivencia Rock, entre otros.
Hace ocho años en el Altavoz conoció a Alkolyricoz y les gustó tanto que les dijo “denme sus discos y los pongo a tocar en el Estéreo Picnic”. Después trabajaron juntos del 2010 al 2016. La agrupación tocó en el FEP en el 2013. “Hay que movernos para conocer lo que está sonando en todas partes, lo que suena allá en la montaña. Lo que pasa acá (en el Altavoz) es parte de mostrar eso pero si nos quedamos quietos no va a pasar nada, no creamos industria”.
Maria Camila Soto, asistente primeriza al Altavoz, viajó con sus amigas desde Bogotá para escuchar a Él mató un policía motorizado. Según ella, el ambiente del festival es genial, y la logística, el espacio, el sonido y la iluminación también están bien.
El festival en los ojos de artistas locales e internacionales
Las bandas locales han conocido el festival como asistentes y como artistas. César Quintero, vocalista de Athemesis ha asistido como espectador a siete ediciones en las que ha notado que el Altavoz intenta con cada versión ponerse a la altura de los festivales internacionales. “Está más organizado, invita bandas de manera muy cuidadosa, el filtro de las bandas locales se hace más riguroso y especializado”, describe. Para él, la edición número 15 del festival ha sido la mejor y ha marcado un punto diferencial porque ha sido muy bien planeada y preparada.
David Gonzáles, guitarrista de esta agrupación señala que un fuerte del festival es su relación con el público: “hay mucha acogida, los entrevistan y lo mejor: sigue siendo gratis”. A David le gustaría que el festival le apuntará más a la diversidad de géneros para satisfacer a gente de todo el país con los invitados internacionales.
También hay quienes reconocen que el mejoramiento del festival se consigue con más ambición año a año. Ese es el caso de David Cano, tecladista de Athemesis, quien afirma abiertamente que está muy contento con la producción del festival pero recalca que siempre espera más y más del Altavoz. Andrea Puerta, vocalista de este grupo, concuerda con David en que es necesario abrir el espectro musical del festival. Además, recalca la buena atención para las bandas por parte del evento.
“Altavoz debe ser un camino mas no una meta, porque cuando una banda se proyecta únicamente tocando en el festival no pasa, también debe pensar en la banda como proyecto”, cuenta Rigo Echeverri, vocalista de la banda de hardcore metal NIX que se ha presentado en la tarima del festival en el 2012, 2015 y este año.
Rigo dice que la evolución de estos 15 años no son de gratis, pues cada vez se ve la organización más impecable, hay mejor sonido, mejores bandas, se hacen talleres, capacitaciones y se envían bandas a tocar en otros lugares.
Luis González, guitarrista de NIX, cuenta que en el evento ha visto bandas legendarias como Sepultura, de Brasil. “El festival inevitablemente va a crecer más, todo lo están haciendo muy bien”. Hernán González, también guitarrista de la banda, dice que nunca imaginó tocar en el Altavoz y que está muy contento de ver las mejoras del festival en cuanto a organización y las bandas que invitan cada año.
El guitarrista de Él mató un policía motorizado, Pantro Puto, dice que el rock y el indie argentinos se mueven en Colombia principalmente por internet. “No tengo gran conocimiento pero me he sorprendido al ver que aquí se escuchan bandas independientes como Ligas Menores y Usted Señálemelo”. Panteón ve una similitud entre los festivales de música latinoamericanos, pues se está dando paso a la inclusión de bandas independientes de todo el continente como sucedió en el Altavoz con bandas de Argentina, Inglaterra, Estados Unidos, entre otros países.
Jacoby Shaddix, vocalista de la banda estadounidense Papa Roach, expresa antes de cerrar el cumpleaños número 15 del Altavoz que es muy emocionante tocar con la banda sea para 100 personas o para miles de personas. Respecto a la creación de su música, sentencia que es algo débil volver a un sonido que se hace desde años atrás, es mejor intentar nuevas cosas y progresar.
El resultado de este cóctel de ska, rock, reggae, metal, blues, hip hop y música electrónica fueron miles de sonrisas, bailes desenfrenados y pogos de decenas de personas. Entre confeti y pelotas gigantes los miles de asistentes al Altavoz alzaron sus puños y menearon la cabeza ante la implícita promesa de una versión número 16 del concierto.
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