Marcelo Gutiérrez es reconocido nacional e internacionalmente por sus logros en el downhill: casi siempre termina entre los primeros. Conocimos un poco de su vida personal y lo que lo llevó a ser un gran competidor.
Texto por Vanessa Valencia
Fotografías por Lania Lex y Giovanny L Galvez
Precipitación, riesgo, potencia, velocidad y adrenalina son sinónimos de competencia y de emprender logros. Es una mezcla de todo aquello que siente un deportista y más si se habla de uno de los más tesos del downhill a nivel mundial y sub campeón del último Enduro World Series en Manizales.
Marcelo Gutiérrez Villegas es una de las figuras deportivas más importantes del país. A sus 28 años ha logrado obtener grandes títulos internacionales: 2 podios en el World Cup DH Series en 2017, dos primeros puestos en 2016 en el Popobike Urban DH y en el MTB National Championship, 2 podios en el World Cup DH Series en 2015, dos primeros puestos en el Canadian Open DH y en el Garbanzo DH at Crankworx Whistler, solo por nombrar algunos.
Su padre Hernando Gutiérrez es el principal responsable de que su hijo sea nombrado como una gran estrella del downhill y que aparezca en primera plana en múltiples medios. Fue él quien se encargó de hacer que desde los tres años el mundo de este joven deportista girara en torno a las bicicletas, al regalarle reiteradamente en sus cumpleaños estos objetos como motivación para dar inicio a ese loco sueño por las llantas y lo extremo.
Con apenas cinco años comenzó a practicar BMX, pero no le llamó la atención lo suficiente, así que se retiró. Después decidió practicar Cross Country, una de las modalidades más comunes del ciclismo de montaña que consiste en subir, bajar e ir en plano a toda velocidad por diferentes rutas utilizando bicicletas de cuadro rígido. No fue sino hasta los 11 años que conoció el downhill, cuando en el Morro Sancancio se estaba realizando una competencia. Le dijo a su madre que lo llevara a ver, pidió una bicicleta prestada y en ese momento comenzó su mayor pasión.
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Sus padres son el motor principal de su larga trayectoria, ellos le abrieron las puertas a una nueva etapa:
“A ELLOS LES DEBO LA VIDA, A MI PAPÁ LE DEBO LA PASIÓN POR LAS BICICLETAS Y A MI MADRE LE DEBO EL SER CAPAZ DE SOÑAR Y QUERER TRABAJAR POR LO QUE UNO SE PROPONE EN LA VIDA”
Se describe como una persona perseverante, trabajadora, competitiva y honesta, que busca a través de su deporte dejar un legado a futuras generaciones y mensajes como creer en sí mismos, generar cambios en su entorno y mostrar una faceta diferente del deporte como un vehículo para llegar lejos. Quiere convertirse en un ejemplo de vida para todos aquellos pequeños deportistas que vienen siguiendo sus pasos.
En la familia, hermanos, en las pistas, rivales
La familia Gutiérrez tiene una particularidad interesante: dos personajes que comparten la misma sangre, pero se enfrentan en la vida profesional: Marcelo y su hermano Rafael Gutiérrez. Ambos se han encargado de dejar el nombre de Colombia en alto en las competencias del downhill.
En buenos términos del deporte, la rivalidad entre estos hermanos no termina puesto que por sus venas corre ese profundo sentimiento de conquistar los podios más importantes del mundo.
Marcelo no quiere dejarse quitar el título que tanto le ha costado conseguir, y su hermano Rafael busca cada día ser el mejor del mundo. “Siempre ha sido una competencia, una presión, entre sana y medio picante. Tú siempre tienes como referencia al hermano mayor, entonces en este caso él querrá ser mejor que yo y en mi caso no quiero dejarme ganar del hermano menor”, comenta Marcelo.
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En su memoria siempre está el Panamericano de downhill de 2007 en Argentina, pues fue desde ese momento que su forma de ver el deporte comenzó a cambiar. “Fue mi primera carrera importante, hasta ese entonces solo competía en Colombia, hacía buenos resultados, de ahí para allá no sabía que más podía pasar”.
Llegó a la competencia muy asustado y sin saber qué esperar. Realizó su carrera, ganó en su categoría (que para esa fecha era junior) y logró quedar de segundo en los tiempos de las generales, detrás de un brasilero.
Es justo ahí cuando se dio cuenta que debía salir de su zona de confort, lanzarse y enfrentarse a lo que el mundo le deparaba:
“Tú puedes ganar aquí en Colombia, hacerte una idea y subirte el ego diciendo que eres el mejor de tu país, pero pues en realidad eso no es nada, en cambio aquí había personas de otros lados y eso me abrió los ojos a continuar y a decir ‘Juepucha’, aquí queda mucho por hacer”.
Los sueños no tienen límites
La razón por la que dice despertarse feliz todos los días para ir a entrenar es porque se siente bendecido de poder hacer lo que por tanto tiempo ha trabajado y luchado, acercarse cada vez más a esa meta profesional de convertirse en el número 1 en el ranking mundial. Aunque es un sueño muy ambicioso, no es imposible de alcanzar, ya que a su edad ya se encuentra detrás de los más tesos del mundo.
A pesar de que el deporte lo ha convertido en una persona autónoma, independiente y libre, aprovecha cada vez que puede para que su familia lo pueda ver al lado de las élites deportivas, así como lo ha hecho su madre Claudia Villegas en varias oportunidades, como en la copa de Austria y en Escocia.
Para esta ocasión del Enduro World Series realizado en Manizales entre el 31 de marzo y 1 de abril, las cosas fueron completamente diferentes ya que, además de convertirse en una carrera única y especial, no solo por la incertidumbre de saber si terminaría la competencia al ser una modalidad que no es su fuerte, sino por el hecho de que tenía en sus manos la posibilidad de que la persona que le creó la ilusión por este deporte, lo viera triunfando en el podio: su padre.
“EL SUEÑO DE QUE MI MAMÁ ME VIERA EL AÑO PASADO EN UN PODIO LO LOGRÉ. CON MI PAPÁ NO SABÍA CUÁNDO ME IBA A VER TRIUNFANDO Y LOGRÉ HACERLO ACÁ EN MANIZALES. ESTA CARRERA NO TIENE ANTECEDENTES Y NO CREO QUE SE REPITA Y SI ME PREGUNTAN QUÉ ME FALTA PARA MORIR FELIZ, CREO QUE EL HECHO DE HABER TENIDO A MIS PADRES EN ESE MOMENTO Y HACER SUS SUEÑOS REALIDAD, LO ES TODO”