Texto por: Andrés F. Rivera Motato
Fotos por: Santiago Ramos – Red de Ecoparques
A pocos minutos del centro de Manizales, en la parte baja del barrio Alcázares, comienza un camino silencioso que parece alejarse de la ciudad. Allí, entre pendientes y árboles, se extienden 34 hectáreas de bosque húmedo alto andino que conforman el Ecoparque Los Alcázares, uno de los pulmones naturales de la ciudad y un santuario para quienes prefieren el canto de los pájaros al ruido del tráfico.
Desde muy temprano, el aire se llena de sonidos. No es el bullicio urbano, sino un murmullo diverso: alas que cortan el viento, trinos lejanos, el crujir de las hojas secas bajo las pisadas suaves de un visitante. En las ramas, agazapado entre bromelias y orquídeas, el torito cabecirojo se deja ver apenas por unos segundos. Es uno de los emblemas del parque, y encontrarlo es, para muchos observadores de aves, motivo suficiente para regresar.
“En una buena mañana se pueden ver hasta cien especies de aves”, cuenta Santiago Ramos, biólogo y ornitólogo de la Red de Ecoparques. En medio de un camino seguro hay senderos bien demarcados, algunos de ellos amplios y sombreados, rodeado de los árboles con sus nombres comunes y científicos. El Yarumo Negro, el Arrayán y el Siete Cueros se repiten en el paisaje como figuras tutelares del ecosistema.
Eubucco bourcierii ♂-♀
No hay vendedores, ni música artificial, ni distracciones más allá de lo que la propia naturaleza propone. Por eso, quienes llegan suelen venir preparados: agua, bloqueador, algo de comida ligera y, sobre todo, repelente. “Parece un detalle menor, pero el repelente es clave para disfrutar bien el recorrido”, advierte Santiago, señalando que este tipo de ambientes, pese a su cercanía con la ciudad, mantienen condiciones propias del bosque.
La vegetación se vuelve densa por momentos, pero nunca llega a ser abrumadora. Palmas, guaduales, chusques, camargos y manzanillos aparecen con naturalidad en el recorrido. En algunos tramos del sendero, es posible ver ardillas que cruzan con rapidez, e incluso toparse con mamíferos como zorros o tairas, cuya presencia se ha hecho más frecuente desde la prohibición del ingreso de mascotas al parque. “Después del 2020, con el cierre de espacios públicos, la fauna comenzó a mostrarse más”, recuerda Santiago. Desde entonces, el parque tomó una dirección clara hacia la restauración de su capital ecológico.
Sciurus granatensis
Eira barbara
Cerdocyon thous
En el mundo del avistamiento de aves, Manizales tiene un lugar especial. Por su ubicación en la cordillera Central de los Andes, la ciudad es hogar temporal y permanente de cientos de especies. Pero Los Alcázares guarda un encanto particular. allí se pueden encontrar desde el hormiguero de Parker, la Guacharaca Colombiana, pasando por especies endémicas como el Carpinterito Punteado. Y para los más afortunados, incluso la silueta imponente del Búho de anteojos puede aparecer entre los troncos cuando cae la tarde.
Ortalis columbiana
Cercomacroides parker – Picumnus granadensis ♂♀
Pulsatrix perspicillata
El Ecoparque es también un aula viva. “Este lugar busca cambiar la conciencia de los visitantes, enseñar a cuidar lo que tenemos”, menciona Santiago. La dinámica del parque no se limita al paseo ocasional. Hay recorridos guiados, actividades educativas y, sobre todo, una comunidad creciente de pajareros que encuentra en estos senderos una oportunidad de encuentro con la biodiversidad.
En todo el ecoparque, la tranquilidad es lo más notorio. Se escucha el viento entre las hojas, y a lo lejos, un canto agudo que no se logra identificar con certeza. No importa. Parte del encanto del lugar está en no tener todas las respuestas. En Los Alcázares, cada visita es distinta, y siempre hay algo nuevo que mirar, un trino que no se había oído antes.
Siproeta stelenes oruga
Así es este rincón de Manizales: accesible, sereno, y lleno de vida. Un espacio que se recorre con calma, con respeto, y que recompensa al que se detiene a observar. A veces, lo único que se necesita es un poco de silencio para escuchar lo que la naturaleza quiere decir.
Acciones de cuidado y conservación de nuestros ecosistemas
Desde la Secretaría de Medio Ambiente de Manizales, se hace un llamado a la ciudadanía para que, al momento de visitar las áreas ambientales, actúe con responsabilidad y respeto hacia la flora y la fauna, y contribuya activamente a la conservación de los recursos naturales que forman parte del patrimonio ecológico de la ciudad.
En este sentido, se hacen las siguientes recomendaciones para todos los ciudadanos y visitantes:
- No sacar la flora y fauna de su hábitat: respetemos el entorno natural y evitemos extraer plantas o animales de su ecosistema.
- No alimentar animales silvestres: esto altera su comportamiento natural y puede afectar su salud.
- No agredir a los animales: cualquier interacción debe ser respetuosa y sin poner en riesgo su bienestar.
- No arrojar residuos en las áreas visitadas: mantener los espacios limpios asegura su conservación para las generaciones futuras.
- Nunca comprar productos derivados de especies en peligro de extinción: no apoyemos el comercio ilegal de flora y fauna.
- No comprar animales silvestres: esta práctica amenaza la biodiversidad y fomenta el tráfico ilegal.
- No abandonar mascotas en áreas naturales: los animales domésticos pueden alterar el equilibrio ecológico.
- No llevar plantas ni animales a casa: lo que pertenece a la naturaleza debe permanecer en su hábitat.
- Denunciar el tráfico ilegal de fauna silvestre: si conoces alguna actividad relacionada, comunícate con la Policía Nacional a la Línea 123 o con la Línea Verde de Corpocaldas al 018000698813.
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