Una actriz, quince personajes, un monólogo y una temática muy colombiana. Yo no estoy loca es la nueva apuesta de Teatro Petra. Una obra basada en hechos reales que cuestiona la salud mental y se ríe de la vida.
Texto por Juliana Villanueva Bedoya
Son las 5:00 de la tarde en el Auditorio de la Universidad Nacional. Marcela comenzó su monólogo como estaba previsto hasta que una lámpara cayó a centímetros de su cabeza. Ella supo sobrellevar la situación y el público se convenció que era parte del montaje. Después Marcela lo hizo evidente: la lámpara no estaba en el guion, quería tener unos segundos de fama.
“Yo no sé cómo terminé actuando, vi humo, luego sentí olor a quemado y comencé a pensar mil cosas, pero seguí actuando por respeto a la obra y por respeto al público”. Esta no es la primera vez que le pasa un accidente en escena pues, rememoró que hace algunos años se enterró un cuchillo en el abdomen y decidió seguir con su interpretación. Al final acudió a urgencias.
Pero regresemos a la lámpara. La obra Yo no estoy loca, según Rubiano, tuvo una pre-vida muy larga: “La teníamos pensada desde finales de 2015 pero como hemos estado en temporadas y en giras sin parar no podíamos ensayar nunca, hasta que al final nos pusimos una meta y dijimos ‘estrenamos a mitad del 2017, sino no la hacemos nunca’ y así fue», además Rubiano contó que le dio la oportunidad a Marcela de definir la temática. Ella dijo que estaba cansada de que cada vez que exigía sus derechos o pedía lo que le correspondía, le dijeran que estaba loca. Esas primeras experiencias le dieron vida a este montaje.
“Decimos que en Colombia somos muy frenteros, pero es mentira, aquí preferimos matar que entablar una discusión con argumentos”, puntualizó Rubiano al referirse a esta aclamada creación. La agrupación lleva más de 32 años laborando en pro de reestablecer la cultura como foco fundamental para una sociedad.
Esta compañía fue fundada por Fabio Rubiano y Marcela Valencia, y en realidad, según Marcela, se llama Pequeño Teatro Abierto. “Éramos muy jóvenes –dice apenada- luego preferimos dejarlo en las siglas Petra y evadir el otro nombre que es algo confuso”. Este colectivo dice estar abierto a todos los lenguajes y tiene una trayectoria gigantesca en el teatro colombiano y en el teatro mundial, pues en la actualidad, cuenta con al menos 40 presentaciones en escenarios internacionales y un centenar de galardones.
La historia narrada en este montaje es sumamente típica pero pocas veces narrada, una mujer que exige derechos, que alza la voz, que decide sobre sus preferencias sexuales y que finalmente se tacha de loca es algo que vemos día a día pero que pocos se atreven a conta. Por esto Marcela asumió el reto: “Este ha sido mi mayor desafío, estar sola y llevar al público durante hora y veinte, interpretando 15 personajes es una tarea que necesita de muchísimo profesionalismo”.
Profesionalismo como la improvisación que llevó a cabo con la lámpara, en la que prefirió conducir al público con comentarios jocosos alrededor del asunto, para evitar confusión y preocupación. Detener la función no era su objetivo.
Respecto a la obra, Vanessa Rivera, una de las espectadoras afirmó: “Es importantísimo que por medio del arte y la cultura se le dé a entender a la gente que es importante hablar y decir qué lo tiene inconforme”, bien dice Valencia dentro de su monólogo: “Una forma de hacer enemigos es decir la verdad”. Y es que la obra deja un mensaje claro: hay que aprender a pelear y hay que decir las cosas cuando y como se debe.
La relación fuera del teatro
Rubiano y Valencia además de una relación laboral, fueron esposos, lo que según ellos hace que se entiendan con más facilidad: “Nuestra relación ya tiene 32 años, fuimos novios, luego esposos, exesposos y ahora amigos del alma, somos una unión sin rótulo, somos compañeros de vida, lo único que no tenemos es sexo –dice entre risas- somos una comunión absoluta“, recordó Rubiano. Marcela por su lado dijo que no va a mentir diciendo que no hay peleas, pero que jamás ha habido algo que haya hecho romper ese vínculo que tienen ¡Por fortuna!
Esta obra como bien ha dicho la crítica se pregunta por la sanidad de la sociedad colombiana, tal como indica Jairo Urrego, espectador del espectáculo: “Es una excelente crítica a lo que vivimos aquí en Colombia, la corrupción por ejemplo está en todos los ámbitos, en lo público y en lo privado y estamos tan enseñados a verla que el ver a alguien actuar bien es considerado extraño y muchas veces se tacha de loco”.
La historia de Teatro Petra en el FIT es bastante extensa, pues comienza justo en 1985 cuando Rubiano y Valencia deciden venir a Manizales a ver el festival, ellos ya eran estudiantes de actuación pero Rubiano era técnico de un equipo de fútbol argentino, así que sus intereses iban por otras disciplinas: “Quedamos maravillados, ver personas de otras latitudes y analizar otras posibilidades de construcción dramática nos enloqueció y nos dañó la cabeza, entonces la culpa de que nosotros estemos aquí es en definitiva de Octavio Arbeláez”.
Fabio Rubiano por su trayectoria se ha convertido en un personaje de gran importancia en el FIT tanto es así que fue el encargado de dar las palabras en la Proclama del Teatro del 8 de octubre, día del Teatro Latinoamericano. Además Teatro Petra será el encargado de la inauguración de los 50 años del festival en el 2018 con un montaje sobre la historia del FIT.