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Bolívar, el héroe, no libertó a Colombia para esto

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¡Ténganse! Porque Colombia tiene su propio animé. En serio. No es chiste… ojalá lo fuera.

Columna de opinión de Juan David Martínez*

En 2003, bajo la batuta de Guillermo Rincón, apareció Bolívar el héroe, una película animada de 73 minutos que narraba la vida del libertador de Latinoamérica desde su nacimiento hasta su triunfo en la batalla del 7 de agosto de 1819.

Los datos que giran alrededor de este filme son inexactos o de lleno inexistentes. ¿Cuánto costó? ¿Cuánto tiempo tardó su producción? ¿Qué tan grande fue el número de espectadores y salas que la recibieron? Solo lo sabe el director. De hecho se llegó a considerar que su existencia no era más que un mito. ¿En verdad algo tan desagradable a nivel estético podría existir? ¿No se trataba de una broma pesada? De ser así, fácilmente podríamos estar hablando de una de las peores películas animadas jamás hechas.

Durante más de 10 años el único testimonio de su haber fue un tráiler de mala calidad alojado en internet. Así fue hasta el  4 de diciembre de 2015 cuando un usuario de YouTube, A-arisa, sorprendió al mundo subiendo la película completa a la plataforma. “La encontré hace unos años, en 2009 en Megaupload, por eso la calidad es tan floja [240p]. La tuve todo este tiempo en un backup”, respondía A-arisa en la caja de comentarios a otro usuario fascinado por el reciente hallazgo.  

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¿Por dónde empezar con esta anatomía del desastre?

La música es olvidable.

La animación es un hazmerreír hórrido. Y no solo por su constante reciclaje de movimientos o por su baja taza de fotogramas por segundo, lo que ocasiona que los movimientos sean fragmentados y toscos, sino porque el diseño de personajes se parece a los garabatos que podría encontrar en la parte de atrás de algún cuaderno de un niño de primaria que no quiere poner atención a clase (no, falos no): desproporción de las extremidades, inconsistencia de las facciones de un plano respecto a otro, una iluminación que otorga texturas extrañas y una paleta de colores completamente atonal (y bien nos podemos echar a llorar cuando se les ocurre darle realismo a la cara del libertador).

Esperen, quiero revolver la herida expuesta. El diseño de personajes fracasa porque es un intento fallido y repugnante por emular un estilo animé (Dragon Ball Z o Samurai X). Caras alargadas y angulosas con ojos grandes; cabellos imposibles entintados con unas cantidades industriales de oxigenta; poses y semblantes exagerados y contundentes. Nada de esto funciona por la falta de armonía en el diseño ya mencionado previamente. Entre tanta serie de técnicas mal aplicadas e improperios contra las leyes del dibujo, tenemos un salpicón extravagante y de mal gusto.

El argumento es un desorden. La trama no avanza, se atropella a sí misma. No se termina de plantear una escena, un giro de tuerca, un obstáculo para inmediatamente pasar a otro. Entonces tenemos sucesos tras sucesos, que no se toman ni un respiro, que no conceden espacio para presentar algo que no sea exposición invasiva de la historia.

Esta narrativa precoz afecta a los personajes, debido a que no tienen oportunidad de sentirse genuinos, de ir más allá de una caricatura (tiránico) o de un ser que obligadamente sigue lo mejor que puede los pasos ya pactados por los anales (Bolívar). No son personajes emocionales, son de hechos, y por tanto el espectador no tiene motivos para dar, aunque sea, una menta Chao por ellos.

¿El largometraje tiene algo bueno tan siquiera? Sí. Hay que reconocer que las actuaciones de voz no están mal… al menos están sincronizadas, no llegan a la sobreactuación y por ahí cae la voz original de Bart Simpson.

Muchos amantes del cine estrafalario o de joyas escatológicas como esta podrían argumentar que “es tan mala que es buena”. Discrepo. Suponiendo que fuese así, Bolívar el héroe sería un chiste que se alarga demasiado…

Puede que al principio existan muchos “jajás” involuntarios, pero una vez llegas a los 45 minutos, comienzas a darte cuenta que las carcajadas se han secado y que el espectáculo ya no es divertido. Descubres que en realidad estás frente a un producto que se toma MUY en serio a sí mismo y que a pesar de su ritmo apresurado se niega a acabarse. Un tedio insoportable, una tortura, un bochorno ajeno.  

Bolívar el héroe no es graciosa, es una oda a la mediocridad, a lo defectuoso y lo malo, es una muestra de una industria cinematográfica incompetente e inmadura (que menos mal ya ha crecido considerablemente desde entonces). ¿Es la peor película de animación jamás creada? Casi. De no ser porque existe “El Hércules chino” le otorgo el beneficio de la duda, pero está claro que se encuentra en el salón de la fama de las peores aberraciones del medio. ¡Jueputa! Bolívar no nos libertó para que le hiciéramos esto.

Evidentemente no es recomendable, ni siquiera por morbosa curiosidad. Sin embargo, si quieren sonsacarle un uso didáctico al filme bien les propongo el reto de tomarse un shot cada vez que aparezca un diseño feo de personaje… no les garantizo que lleguen al final de la película, pero el coma etílico que surgirá de por medio les causará más gozo.

*Comunicador social y periodista, cinéfilo de malas pulgas a tiempo completo. Casado con el cine y la literatura. Cliché, melancólico y ácido.

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