Mucho se habló en el documental ‘Colombia Magia Salvaje’: Que somos el segundo país con más biodiversidad en el mundo, que contamos con una especie endémica llamada Mono Tití de Caquetá o más conocido como Tití Barba Roja, que aquí habita el jaguar – el felino más grande de América – y que Colombia, además de hermosa, alberga más de la mitad de los páramos del mundo. Esto y mucho más llamó la atención a los espectadores que fueron a ver el documental en cines, que por cierto, rompió record de taquillas en el país.
Aunque parece que al gobierno con el Plan Nacional de Desarrollo el tema del cuidado de los páramos no le importara. En febrero de este año, la Corte Constitucional determinó que algunos artículos violaban la constitución al permitir la explotación minera y de hidrocarburos en los páramos del país. Esta decisión fue tomada gracias a la demanda interpuesta por varios congresistas del partido político: Polo Democrático.
La decisión de la Corte Constitucional le quitó la autonomía al gobierno de entregar licencias ambientales exprés, que pretendían reducir el tiempo de trámite de 24 meses a 3 meses, donde se hace escaso el estudio para saber los múltiples impactos que tiene en el ecosistema al realizar un proyecto de tan grandes magnitudes. El fallo fue contundente y priorizó la autonomía a las CAR (Corporaciones Autónomas Regionales) para decidir sobre el uso de su suelo, subsuelo y su territorio. “Los páramos no solo se ven afectados por la minería, estos ecosistemas estratégicos también son empleados para cultivos de papa y ganadería. No es solo deber del gobierno y las CAR proteger los páramos, sino también de todos los colombianos proteger su flora y fauna nativa”, expresó Jairo López Trujillo, ingeniero forestal. Agregó que conservar los páramos significa garantizar el agua para el consumo, porque éstas prácticas, incluyendo la minería a cualquier escala, puede resultar perjudicial.
Los grandes perjudicados con este fallo de la Corte Constitucional son las multinacionales mineras, que tenían licencias ambientales y títulos mineros otorgados por la Agencia Nacional de Minería de Colombia para explorar, ya que con el fallo queda prohibida su actividad en zonas de páramos.
“Creo que las dos opiniones son muy valederas, todo depende del contexto y de las consecuencias que esto pueda traer. Las leyes de protección son muy importantes y esto lleva a que las cosas se hagan bien, pero lastimosamente aquí en Colombia no se toma muy enserio esto”, dijo el geólogo Andrés Morales* y aclara que en el mundo hay minerías muy grandes en los páramos, pero esto es debido a las reglamentaciones y a la legalidad que hay en aquel aspecto.
Después de darse a conocer la decisión de la Corte Constitucional, la multinacional AngloGold Ashanti Colombia anunció a través de un comunicado que renunciará a todos los títulos mineros que tienen en los páramos colombianos y no demandarán al Estado: «Consecuente con su compromiso, no posee títulos mineros ni actividades de exploración en zonas de páramo ni zonas protegidas, ni las tendrá en el futuro. La compañía ha renunciado y solicitado recorte de todas las áreas que pudieran estar o tener superposición en páramos, por lo tanto no se ha considerado demandas y reposiciones a normas relacionadas».
Con este fallo los principales beneficiados son las ciudades y sus habitantes que necesitan el agua que se produce en los páramos para el consumo. Estos ecosistemas estratégicos son fundamentales para proveer agua a las principales ciudades del país y así mismo para regular el ciclo hídrico, un ejemplo claro es el páramo de Chingaza ubicado en los departamentos de Cundinamarca y Meta que abastece de agua a más de un millón de habitantes, alimentando acueductos de alrededor de 20 municipios, incluidos Cúcuta y Bucaramanga. De haberse permitido la exploración minera y de hidrocarburos, se contaminaría y produciría daños irreversibles en un ecosistema indispensable para el suministro de agua.
“La mayoría de las especies paramunas son únicas gracias a la alta diversidad de hábitats allí desarrollados, como las lagunas alto-andinas, las turberas y los pantanos” indicó Alejandra Patiño estudiante de biología, “pero más allá de su importancia como hogar directo de miles de seres vivos, el páramo es un gran corredor biológico para otras especies de aves y mamíferos, las cuales hacen uso de este para alimentarse o lo utilizan como área de transición hacia otras zonas de vida”.
De esta manera, proteger nuestros páramos es asunto de todos los colombianos; interesarnos por este tema es una cuestión, no solo de patriotismo y civismo, sino del deber como ciudadanos. De esta forma, continuar exponiendo “Colombia Magia Salvaje” para sentir orgullo de lo nuestro y no considerar al país como un trofeo, entregando en bandeja de plata más de la mitad de los páramos a las multinacionales.
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