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Este es un viaje por la historia del cine manizaleño a través del personaje de Alfonso Chica. Su legado perdura durante la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA). Reportaje.
Fotografías Cortesía de RedEspiral y por Andrés C. Valencia.
Ilustraciones por Jhon James Marín
A finales de los años 40 un joven despeinado e idealista entra al Teatro Olympia, famoso por su estructura colonial y romántica. Él vendía crispetas a más de tres mil personas cada día. Días en los que aún no sabía que lo que mostraban en esas pantallas iba a encaminar su vida por el mundo del cine, que se volvería su gran pasión.
Alfonso Chica, más conocido como Don Alfonso, nace en 1936, once años después del estreno de la película Manizales City, y doce de la película Madre. Ambos fueron las producciones que inauguraron el comienzo de la historia del cine en la capital caldense, pues en los años veinte se estaba haciendo cine en ocho, súper-ocho, 16 y hasta 35 milímetros en todo el mundo, los estándares del cine en aquella época.
‘Madre’, primera película manizaleña y primer largometraje de ficción, cuenta la historia de una mamá que está preocupada por el futuro incierto de su amada hija, pues la pequeña no quiere casarse con su primo que le puede ofrecer un futuro estable; esta película se perdió con los años pero lograron recuperar un pequeño segmento que está en youtube.
Posteriormente se produjo Manizales City, una película documental, una recopilación de planos e imágenes de las calles, las personas, el comercio, los lugares más frecuentados de la ciudad. Una película que cumplió ya los 92 años.
Comienzos con el pie derecho… ¿O izquierdo?
Con este par de producciones cualquiera diría que en Manizales se comenzó a hacer cine a diestra y siniestra, pero no. A partir de ese momento de creación de las dos primeras obras cinematográficas se empezó a mostrar cine en Manizales, la gente tenía mucho interés por verlo, pero no por producirlo y el cine manizaleño queda otra vez en silencio otro par de décadas más.
“En estos primeros años las proyecciones de cine se improvisaban en los interiores de las grandes casonas prestadas o alquiladas por personas prestantes del pueblo, o en su defecto, se proyectaban en las paredes más grandes que se encontraran al lado del parque central”, cuenta un fragmento del libro, Cine en Caldas, escrito por Wilson Escobar en 1995.
Años cincuenta, el auge del cine en Manizales
Desde el descubrimiento de las grandes obras y en ellas su pasión, Alfonso fue un espectador de primera fila en cuanto teatro se le atravesara por sus narices. Empezaron a surgir salas de proyección de cine y teatros como el Teatro Manizales, El Cid, Cumanday o Fundadores; este último es el único que sigue vigente.
Recuerda películas inolvidables como las de Charles Chaplin, El gordo y el flaco, Canción del sur, Fantasía de Walt Disney, Casa Blanca con Humphrey Bogart, las películas de Gary Cooper y las de Tarzán; allí nació esa inquietud creativa y comenzó a visualizarse haciendo cine en su vida.
“Lo maravilloso de Alfonso es que sigue soñando, tiene proyectos y sueños como un adolescente, es increíble y admirable que a esa edad (81 años) siga teniendo planes y proyectos”, dice Pablo Villa, cineasta apasionado y exdirector de la Fundación Fellini, al recordar la primera vez que habló con Alfonso por la carrera 23 y la fascinación que tuvo con sus historias.
Alfonso era el encargado de las carpas de Teatro que viajaban por Caldas y por el Quindío, era actor de algunas obras y director de arte en otras. En esa época, los años sesenta, le ofrecieron un papel protagónico en la película La Cuesta de la Muerte en la que él fue un campesino terco, bien parado y arraigado a su tierra que no se quería dejar desplazar por unos malandros, fue una adaptación de un cuento de Juan Rulfo.
Un sueño hecho cortometraje
Chica vivía su idilio pleno con el cine y en los sesenta se le ocurrió realizar su propia producción cinematográfica: Réquiem por un Marginado. Fue hecho en 16 milímetros y cuenta la historia de un hombre involucrado con la violencia en Colombia, que se devuelve a entregar sus armas de guerra en forma de paz a su pueblo natal: Belalcázar, Caldas.
El protagonista decide quitarse la vida al ver que lo están persiguiendo los habitantes del pueblo, para ello Alfonso usa el Cristo Rey de Belalcázar: el actor sube la torre del cristo y corre por sus brazos misericordiosos. Resuelve acabar con su vida lanzándose desde allí.
“Manizales ha sido una ciudad con un fuerte enfoque cinematográfico, pues en la exposición y circulación de cine siempre ha habido un fortalecimiento, sólo que entre generación y generación se olvida, pues entre los años veinte y los sesenta, no se hizo nada, hubo un gran bache”, cuenta Viviana Castro, directora de Cinespiral.
El cortometraje se estrenó en 1966 en el Teatro Olympia, fue muy bien recibido por la gente y tuvo buen renombre, pero se perdió con el tiempo y se quedó en la cinta celuloide en las manos de la familia del actor protagonista de la película, pero Chica nunca olvidó la existencia de su gran producción, la cual más tarde se convertiría en tópico protagónico del quinto largometraje manizaleño, La Cuesta Chica, la producción que comenzó como el sueño de Alejandro Bedoya, en compañía de un equipo, continuarán este proyecto. De este tema se habla más adelante.
“Cuando hicimos Réquiem por un Marginado se pensó siempre en mostrarla y llevarla al público, hoy en día con películas como La Cuesta de la Muerte, que la cargo en DVD, la hemos llevado a universidades, pueblos, talleres de cine y cineforos para explicar el lenguaje de la película, el objetivo, la parte técnica y toda la producción para crear jóvenes interesados por el cine”, cuenta Alfonso.
Papeles de reparto con los grandes
Dos años más tarde se filmó un fragmento de la película gringa Los Aventureros en el ferrocarril de la Autónoma, y como uno de los pioneros del cine en Manizales era Alfonso Chica, lo contactaron para filmar allí y lo dejaron hacer parte del equipo de producción y logística de la película. Él podía estar cerca de la grabación y le otorgaron un papel pequeño como el manizaleño que hablaba con los protagonistas de la película y le daba la bienvenida al lugar.
“Lo mejor de hacer cine es la historia, el aprovechamiento de las imágenes, su uso para contar un relato, los personajes de este y los espectadores; he conocido gente muy bonita, eso me parece lo mejor del cine”, cuenta Alfonso feliz.
La desaparición del templo cinematográfico manizaleño
El Teatro Olympia se demolió en abril de 1979 a pesar de toda la historia que corría por sus pasillos y todo el valor que tenía su estructura colonial. Según el libro, Cine en Caldas, dos años después de su demolición fue condecorado Monumento Nacional, cuando sobre sus cimientos ya estaba funcionando un parqueadero y un pequeño centro comercial. Hoy podemos encontrar el Ara más grande de la ciudad en ese punto.
En esos momentos, el cine en la Manizales de los sesenta y setenta estaba un poco congelado, pero no sobra decir que siempre hubo y ha existido producción de cortometrajes y algunos que hasta llegaron a festivales internacionales. Chica seguía realizando pequeñas producciones cuando debió decirle adiós al Teatro Olympia, doce años después del estreno de Réquiem por un Marginado y luego de haber sido el templo del cine en Manizales.
Abundancia de espectadores, transformación de salas.
En aquella época de los setenta llega el betamax y el VHS a Colombia, por ello se empezaron a cerrar todos los teatros ya que el espectáculo del cine estaba al alcance de la casa. Se generó una gran crisis en los ochenta y noventa. Mientras cerraban teatros empezaron a aparecer cineclubes como el Godard, uno de los más frecuentados por los manizaleños, y a partir de los 2000 llegaron cineclubes como Disórgano, ubicado en la Universidad Nacional y Cinéfagos, de la Universidad de Manizales.
Mostraban películas tanto independientes como comerciales, pero estas últimas eran mucho más acogidas por los manizaleños y tenían mucho más público que las películas colombianas. El interés por lo nuestro y específicamente por la creación de contenido cinematográfico no se ha visto mucho en Colombia, si lo comparamos con un cine monopolizante como el de Hollywood, claro está.
“Aquí es muy difícil, la gente es muy reacia con el cine nacional, creería que para cambiar un poco esta perspectiva se deberían mostrar películas con otro tipo de argumentos, otro tipo de historias, porque la gente cree que el cine colombiano es el cliché del narcotráfico, de la droga; y no es así”, propone Viviana Castro.
Revolución digital: esperanza viva para los cineastas
Más adelante de los cineclubes, los old-school recordarán que entre el 2007 y 2008 hubo una “revolución digital”, llegaron a Colombia las cámaras Digital Single Lens Reflex (DSLR), o sea lo último en güarachas. Estas eran económicas, creaban el look de cine y trabajan en full HD, aparte ya había programas de edición no lineal. Allí se abrieron miles de puertas para personas interesadas en hacer cine, pues con estas cámaras se podía hacer cine barato.
En el 2008 se estrena la película, Helena, de Jaime César Espinosa, tercer largometraje en Manizales y segunda película de ficción, con apoyo de la Universidad de Manizales y la de Caldas. Fue una película hecha con bajo presupuesto que llamó la atención de muchos cineastas que apenas estaban incursionando en el tema, pues vieron allí una luz de esperanza para hacer cine en Manizales luego de un largo tiempo.
“Todos empezamos a soñar después de Helena con hacer cine aquí en Manizales, porque hoy en día es más fácil que nunca hacer cine, pero es más difícil porque somos más facilistas por la tecnología, hace falta rigor, mucho rigor”, dice Pablo Villa.
No es de más contar que la Fundación Fellini ayudó durante seis años a personas amantes del cine que querían hacer diferentes proyectos: la fundación los capacitaba para lograr una buena producción y hacer realidad sus sueños. Pero tristemente llegó a su fin a principios del 2016 por el poco apoyo que le brindaban las instituciones y el gobierno. (Lea nuestro artículo Cinco, cuatro, tres, dos…Fundación Fellini)
En el 2013 Pablo logra su propio sueño y realiza la tercera película de ficción en Manizales (cuarto largometraje de la ciudad): Gaseosa, película con actores naturales y hecha a partir de improvisaciones, pues no tenía un guion sino solamente un hilo conductor de la historia. Se trata de dos amigos que se encuentran con un ciego que busca a su perro y deciden ayudarle.
Pablo explica que para ver y hacer buen cine se debe tener formación sensitiva, dejarse de prejuicios y mirar el mundo de otra manera, “en cosas sencillas ves cosas enormemente hermosas, hay películas que tienen un algo que te envuelve, te enamora y te llega muy profundo, tú nunca olvidas esos sentimientos”, aquellos que él intentó plasmar con su película.
Un alma inolvidable para la historia del cine en Manizales
En esta parte de la historia aparece Alejandro Bedoya, cineasta loco y apasionado que estaba impulsando el cine brutalmente. Él era el director de la Feria Internacional de Cine en Manizales (FICMA), hasta que falleció en el 2015.
A Alejandro le interesó mucho la historia de Alfonso Chica y lo convirtió en su maestro, compañero y proyecto: propuso hacerle un documental de la recuperación de Réquiem por un Marginado, su corto.
Emprendieron ese arduo viaje de la realización del quinto largometraje en la historia de Manizales, película que ya tiene nombre: La Cuesta Chica. Película que seguirá en rodaje a través de un crowdfounding que se difundirá en el marco FICMA 2017 para recoger los fondos necesarios para continuar.
Recuerdos que pesan
“A Alejandro Bedoya le preguntaron un día por qué se estaban demorando tanto en sacar el documental La Cuesta Chica y él dijo: Es que el documental de Don Alfonso no se hace de la noche a la mañana, eso no va a amanecer hecho”, cuenta Alfonso ese recuerdo con risas.
Se le viene a la cabeza sus años de cine joven en los que se reunía un grupo de cineastas de los sesenta y se turnaban los papeles y cargos de cortometraje en cortometraje. Alfonso fue director, actor, productor, camarógrafo, escenógrafo, utilista y hasta maquillista y peluquero.
O sea que en esa época sí que se demoraban las producciones de cine, debían enviar las películas a rebelar a otros países que contaran con la tecnología y esperar a que estuviera lista.
Chica cuenta que ha sentido mucho la muerte de Alejandro porque tenía una capacidad enorme para hacer cine. Este año se cumplen 2 años desde que se fue. Él se convirtió como un hijo para Alfonso y su recuerdo lo empuja a seguir trabajando y haciendo cine ¡a los 81 años! Pues tiene varios proyectos para el futuro.
Alfonso por medio de sueños o pesadillas siente un poco el futuro, y así como por uno de sus sueños vio unos días antes que el equipo Alternativa lo llamaría para charlar sobre cine, sintió también la partida de Alejandro, pues él sufrió un accidente del que salió ileso cuando era joven, y antes de que Alejandro se fuera a realizar su último viaje, recordaron ese accidente y Alfonso le dio consejos para que se cuidara.
“Alejo fue un cómplice, un amigo, una compañía… siempre será recordadísimo, y por la construcción colectiva de muchos proyectos como el Ficma y el trabajo en equipo era muy bonito, siempre será un maravilloso recuerdo”, cuenta Viviana.
En memoria de Alejandro Bedoya
CÓMO REALIZAR UNA BUENA PRODUCCIÓN CINEMATOGRAFICA EN CUATRO PASOS, SEGÚN CHICA:
- Un buen guion: éste se crea desde los silencios, pues algo mejor que un gran diálogo con argumentos sólidos y palabras descrestantes, es un buen silencio para dar paso a las acciones, (como Chaplin).
- Muchos jóvenes: ellos, gracias a la capacidad de ver el mundo a sus anchas, son muy soñadores y abiertos, por lo que traen consigo buenas ideas.
- Objetivo sensitivo: hacer la película, las escenas, las tomas y los diálogos con un fin que involucre al espectador y volver a este también parte de la película.
- Pasión.
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Cine clubes: ya todos están cerrados
- Godard 1998
- Disórgano 2000
- Cinéfagos 2003
- La ventana indiscreta 2009
- Cuarto oscuro 2010
Películas:
- Madre – Samuel Velásquez (1924)
- Manizales City – Félix R. Restrepo (1925)
- Helena – Jaime César Espinosa Bonilla (2005)
- Gaseosa – Pablo Villa (2013)
Cierre de las salas de cine:
- Colombia en 1991 Carrera 24, cerca al parqueadero Inurbe.
- Cumanday en 1992 Carrera 23, ahora es bancoomeva.
- Manizales en 1995 Calle 20, por san Andresito.
- El Cid en 2004 Carrera 23, Parque Caldas.
- Los Fundadores 2004 Ahora Centro de convenciones Fundadores.
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