Dos de la tarde, a lo lejos veo un joven despeinado y con gorra que camina hacia mí. Trae un morral negro, un buso de rayas pegado, jean y tenis negros; su nombre artístico es Crane*, nombre que simplemente se le ocurrió algún día soleado como hoy.
Texto y fotografías por: Juliana Loaiza
Él estudia Artes Plásticas, es uno de los muralistas reconocidos de Manizales, su firma decora varios grafitis de la ciudad. El dibujo a lápiz, a carboncillo, las pinturas con óleos, acrílicos y acuarelas es lo que le apasiona además de practicar skate; también ha hecho varias exposiciones de sus pinturas. Hoy va a retratarme dos veces: una antes y otra después de fumar marihuana.
El reloj marca las 2:15 de la tarde. Crane ya acomodó todos los utensilios que necesita para pintar: sus propias mezclas de acuarela, 12 pinceles, dos hojas, una junto a otra en las que hará ambos retratos, un vaso con agua y trapos sucios. Él dibuja todos los días desde pequeño, es empírico, pues nunca tomó clases de pintura, aún así tiene un talento innato.
2:30, dibuja muy rápido, con apoyo de la foto original en el celular, su mano hace líneas afanadas. Una vez listo el boceto, Crane comienza por los tonos luz, luego los tonos medios y luego los altos.
«Con las acuarelas es de una, toca pintar muy rápido».
Explica Crane, pues el papel que se usa para pintar con acuarelas es muy absorbente, así el agua seca más rápido entonces no hay tiempo para equivocarse y remediarlo.
Él dibuja todos los días, carga consigo una libreta donde bocetea sus ideas y pinta sus sueños. Aprendió a dibujar con un amigo skater: Tonra, quien lo impulsó a estudiar Artes Plásticas, por su talento haciendo arte urbano.
«La forma de incursionar el dibujo es de cada quien, cada uno tiene su estilo y sus colores propios».
Aseguró Crane, ya terminando la primera pintura, a las tres de la tarde.
El porro
Nos disponemos a salir al parque para que el artista fume. Dice no estar nervioso, él sabe que la marihuana lo pone muy concentrado, lo hace pensar mucho e imaginarse cosas. Se fumó un porro, para así poder pintar el segundo retrato. La marihuana que usamos es índica, esta produce placer, concentración, menos motricidad y menos coordinación; y más percepción sensorial y temporal.
3:10 pm, los ojos de Crane están rojos y adormilados, la marihuana hizo un fuerte efecto en él, dice que siente el tiempo lento, pero que siente cierta adrenalina. Al llegar al estudio otra vez, inmediatamente se sienta y no duda en dar el primer pincelazo. Si la primera vez pintó rápido, esta vez sí que está volando.
«Yo siempre comienzo por la nariz ya que es el centro de la cara».
Comentó Crane, mientras yo noto que en comparación con el retrato anterior, la nariz la estaba haciendo mucho más a la izquierda y las líneas de guía se perdieron.
Solo con parpadear me perdía grandes avances en la pintura, de un momento a otro comenzó a pintar flores de colores sobre la cara y el cuello, se olvidó del celular con la imagen que le servía de guía y se dejó llevar por sus instintos y visiones.
«Lo que más me gusta pintar es la figura humana, me gusta tener un concepto definido, un trasfondo».
Aseguró Crane.
Terminó el segundo retrato a las 3:27 de la tarde, no le hizo ojos, pues sentía que con las flores, la belleza de la pintura ya estaba resuelta. Al terminar su acuarela sicodélica, limpió con un trapo el exceso de agua y firmó “Crane” en una tipografía personalizada.
Le pregunté cómo se sentía, y debido a su enorme concentración en ambas pinturas sólo respondió ladeando la cabeza. El contraste de ambas acuarelas se puede ver muy claramente. El primero es muy figurativo, usó colores piel parecidos a los de la foto e intentó hacer un retrato lo más parecido a la realidad; en cambio el segundo retrato bajo los efectos de la marihuana es mucho más libre, las pinceladas son de colores y usó los efectos de esta para hacerla más natural, abstracta y con más vida.
*Crane es un pseudónimo artístico, el joven artista no quiso que saliera su nombre real ni tampoco su cara.