El montaje está compuesto por una estructura de portillo en movimiento que permite recrear diferentes escenarios. Desde las tablas y en los aires la cuadrícula acompañada por velos permite emular una máquina de perspectivas y los espectadores develan un misterio. Las imágenes que genera la obra son reflexivas y permiten aproximar las realidades personales de ciudadanos sin voces propias y la versión oficial que manipula la verdad.
El ensamble teatral fue montado por la Agencia Cultural Unahoramenos de España, compañía que busca en sus muestras teatrales y musicales el reconocimiento de libertades esenciales a personas víctimas del conflicto. Su principal compromiso es dar una voz a quienes no la tienen, mediante críticas a los sistemas políticos e instituciones que sobreponen sus intereses sobre los ideales de igualdad. Bajo la dirección de Mario Vega, uno de los más afamados directores de las Islas Canarias quien ha dejado evidencia de sus 20 años de recorrido teatral en esta magnífica producción que une textos dramáticos bien logrados con ayudas audiovisuales.
La obra inicia con el segundo movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven, la cual originalmente estuvo compuesta para caridad de los soldados heridos en la batalla de Hanau, preámbulo que induce a los temas tratados en la obra. Todo inicia con la muerte de la prostituta Fatua, y el compromiso de su mejor amiga Fatiha y su novio Diedunné por saber quién lo hizo, ellos recurren a un periodista que cubrió la guerra del Congo, el único en quien podían confiar.
Armando es un periodista uruguayo que llegó a las Canarias para hacer reportería de un diario local. La desgracia e injusticia de los malditos de la tierra despierta un dolor profundo que es naturalizado por este hombre pero que no puede salir a la luz por el control mediático ejercido en los medios de comunicación. En compañía de estos dos guerreros que lo contactan buscan dar con los esclavistas responsables de la muerte de Fatua, y se encuentran con una confabulación entre políticos, policías y Eugenio, el dueño del bar.
Los Malditos de la Tierra son quienes manejan el poder y se encargan de entregar la verdad a medias desde las instituciones públicas, dominan y acomodan los hechos para lograr beneficios personales y apagar la voz de los desvalidos. La obra desde su contenido gráfico y visual invita a volver a esa sentencia política de Hobbes donde el hombre es un lobo para el hombre. La falta de sentido por lo humano reduce a los oprimidos: negros africanos, mujeres indefensas, hombres comunes solo son tenidos en cuenta por los malditos cuando de ellos se puede tomar partido.
Los Malditos es una puesta en escena con acompañamiento de recursos audiovisuales que permite recorrer la historia de la barbarie humana, los guiones responden a una preocupación universal por las consecuencias del egoísmo y la mirada que se tiene del otro, este texto dramático de Antonio Lozano permite pasar por diferentes conflictos como la esclavitud, prostitución, trata de personas y mercado negro de órganos. Es una obra con una fuerte carga crítica ante la poca dolencia y compromiso de los estados y el restringido acceso a la verdad histórica de los desplazamientos forzados.