Los títeres son una magia oculta en Manizales que cuenta historias y reinventa la vida, este es el caso de Don Víctor, un soñador de la vieja guardia.
Manizales recibe cada año cientos de personas con maletas cargadas de sueños, entre ellos Don Víctor Vesga Ariza, quien llegó hace más de 30 años a la ciudad desde su natal Bucaramanga, por amor a una mujer y con el amor a los títeres.
Texto por: Génesis Mesa Avila
Fotografías por: Giovanny L. Galvez
Cuando se mencionan las Artes Escénicas, todos tienden a pensar en el teatro en sí, la danza, shows musicales, recitales y hasta algo de circo callejero, pero se olvidan de la escena titiritesca, ante lo cual señala Don Víctor: “Al titiriterismo, se le considera un arte menor, por el temor de los artistas a aventurarse y su poca experimentación”.
Pero, ¿qué es el titiriterismo? “Es el resumen de todas las artes escénicas”, dice Don Víctor, pero además es el arte de la magia oculta que solo se hace visible ante la mirada atenta de los espectadores, en un sinfín de movimientos manuales que cuentan historias. Los títeres no son lo mismo que las marionetas, valga la aclaración. Los primeros, dependen de las manos del titiritero quien los mueve como si fuesen guantes, también con ayuda de varillas o por lo general, los manipula directamente con sus dedos; las marionetas dependen de hilos movidos desde arriba. Simple.
Lo que no es tan simple, es la lucha que han tenido que dar estos cuentahistorias inanimados, los títeres en la escena teatral. ¿Cuál es la escena titiritesca en Manizales? La magia oculta de los títeres llegó en 1910 en cabeza de Sergio Londoño con su personaje “Manuelucho”, un antioqueño considerado el primer titiritero de guante en nuestro país, quien además sembraría la semilla titiritesca que es alimentada por Don Víctor con su teatro de muñecos “Granito Cafecito”.
Uno de los mayores exponentes y una de las manos titiritescas más sobresalientes de la ciudad, Augusto Muñoz, conocido como “Tuto”, es uno de los precursores del desarrollo del Festival Iberoamericano de Teatro de Muñecos. Por último, desde la construcción social y el trabajo comunitario, se resalta la Fundación Creapaz desde el sector de La Galería con la obra “Títeres bajo el puente”, también lleva procesos rurales en la Palma, ubicado vía La linda y en la Aurora
Don Víctor, tiene 66 años y desde que tiene memoria, ha crecido al son del movimiento de sus manos junto a los títeres, los cuales le han enseñado el don de la resistencia, es lo único que sabe hacer. Mientras echa un vistazo hacia el pasado, señala: “Faltan muchos más títeres en Manizales”. Además considera que se encuentran confinados a las escuelas y colegios, donde el titiritero educa a los niños, contándoles historias intangibles, que solo quedan para el recuerdo, pero generan un momento de goce y reflexión que conjuga el pensar y la estética desde la crítica social a su vez.
Ahora, ¿qué dice la academia universitaria? Juan Camilo Molina Cruz, docente del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Caldas, quien dicta el Taller de Títeres, a través de la fundamentación técnica y la experiencia creativa, manipulando y convirtiendo materiales plásticos en muñecos que hacen soñar la escena titiritesca, señala: “El desarrollo de los títeres no ha parado, siempre han estado allí, todos recordamos un títere alguna vez. Creo que los lazos con el teatro cada vez se vuelven menos rígidos y sus fronteras se han dilatado”.
Desde la academia y desde las calles, la escena se fortalece. Los títeres nos recuerdan una forma anónima de contrarrestar la indiferencia social, la monotonía y despertar el alma de niños que llevamos dentro, por ello el próximo 21 de marzo se celebra una vez más, el Día Internacional del Títere y de la Marioneta, donde la vida misma es homenajeada, como dice Don Víctor: “Los títeres son parte mínima del teatro, porque creen que es un juego, pero la vida misma es un juego, de eso hablamos, uno no sabe que pasa antes de nacer y tampoco después de morir, esto es una ficción”.
Homenajeamos esta vez la escena titiritesca porque desde ella se construye resistencia y crítica social que educa. La magia que nace desde los trucos y la dramaturgia a través de los títeres es una aventura que debe ser vivida. Mientras cae el telón, Don Víctor continúa con su sombrero rojo puesto, ingeniándose otra aventura que contar desde su teatrino.