La voz disidente de Manizales- una marcha del Orgullo resignificada desde la autonomía-5

La voz disidente de Manizales: una marcha del Orgullo resignificada desde la autonomía 

Texto por: Valeria Cipriano

Fotos por: Andres C. Valencia

Lejos del desfile festivo con el que normalmente se asocia la marcha del orgullo LGBTIQ+ de Manizales, se prepara para una edición histórica este 5 de julio. Impulsada por la recién conformada Mesa Diversa por Manizales y Caldas, la movilización de este año busca politizar el espacio, visibilizar las luchas silenciadas y, sobre todo, poner en el centro las voces y experiencias de las personas trans y no binarias. Esta es la historia de un movimiento que, desde la autonomía y la resistencia creativa, redefine el significado del Orgullo en una ciudad universitaria.

Juan Manuel Toro, trabajador social y activista con una década de experiencia en juventud y cinco años en diversidad sexual, ha sido testigo y protagonista de esta evolución. Tras su paso como enlace para la población sexualmente diversa en la Gobernación de Caldas (2023-2024), Toro se une a la Mesa Diversa con una clara intención: “continuar con todos los procesos y estar desde otros puntos de vista, otros roles, incluso tener un poco más de libertad para muchas cosas”. Actualmente, forma parte de la comisión social, encargada de acciones académicas y sociales como el “Transancocho” y conversatorios de experiencias de vida LGBTIQ+.

David Esteban Liscano, estudiante de derecho y filosofía, activista marica y miembro de la Mesa Diversa, enfatiza la naturaleza «política y transformadora» de la Mesa. «Buscamos fortalecerse como organización autónoma e incluso comunitaria para defender los derechos humanos de las personas sexo-género diversas», explica Liscano, quien también participa en la Escuela de Género y Derecho de la Universidad de Caldas, llevando casos de violencias de género. Su experiencia como persona no binaria lo impulsa a transformar los espacios burocráticos desde sus ideales.

Matt Londoño, un joven trans manizaleño que estudia Licenciatura en Ciencias Naturales, también integra la Comisión Social. Como líder de Ballroom Manizales, Matt ha impulsado diversas actividades pedagógicas y sociales, subrayando que la Mesa «no solamente se creó para hacer la marcha», sino para generar conciencia sobre la presencia de la comunidad LGBTIQ+ en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Jaher René Gil Martínez, artista y persona trans NB (no binaria), completa el cuadro de líderes. Estudiante de Filosofía y Letras, investigador con la Universidad de los Andes, y representante de la Fundación Casa Altaria en la Mesa, René es una baby drag de la ciudad, parte de las comisiones de logística y cultura, y la mente detrás del minuto a minuto del plantón y la participación de artistas.

La gestación de esta Mesa, confiesa Juan Manuel Toro, se dio hace unos tres meses, conectando con el proceso emancipado de la institucionalidad que iniciaron el año pasado. El cansancio de ver la lucha instrumentalizada por los entes gubernamentales fue un detonante. «No, venga, hay que armar esta mesa, hay que separarnos de la institucionalidad», recuerda Jaher, haciendo hincapié en que la lucha del orgullo, iniciada hace más de 50 años por personas trans, no debe ser apoyada, sino respetada por las instituciones.

Así, líderes, colectivos y movimientos contraculturales se sentaron para decidir su sistema de votación, la toma de decisiones y la recolección de fondos, ya que toda lucha ha sido desde las uñas.

El posicionamiento político de la Mesa y de la marcha de este año es claro: resaltar las experiencias de vida trans, transfemeninas, transmasculinas, y trans NB. Este enfoque surge del reconocimiento histórico de que han sido ellas ese motor primero de la lucha por los derechos. René recuerda la génesis de la «Marcha Disidente» y, mucho antes, la «Marcha del Orgullo Manizales» iniciada por las mujeres trans trabajadoras sexuales de la calle de las guapas. Cuando la alcaldía se apropia de las marchas, estas mujeres y activistas se ven forzadas a la disidencia.

«No somos una marcha disidente, somos la marcha que ha defendido los derechos, que no quiere ser instrumentalizada por la institución», sentencia René, reivindicando la labor de activistas que han luchado «a través de la historia y a través de diferentes momentos en las vías de Manizales y en diferentes sectores del departamento de Caldas».

David Esteban Liscano profundiza en esta perspectiva, señalando que la Mesa «se reivindica a través de una naturaleza política y transformadora». La marcha es una «denuncia pública frente a la inoperancia estatal, frente a todas estas eh de homicidios que se tienen actualmente». Es una rabia organizada para manifestar los dolores que les atraviesan y que han sido legitimados de forma estructural e incluso institucional.

Juan Manuel Toro destaca un cambio histórico en el activismo LGBTIQ+ de Caldas. Antes, las organizaciones solían estar en rivalidad o en un roce importante debido a las acciones de la institucionalidad, que ofrecía contratos puntuales. Esto generaba brechas y daños importantes entre las disidencias sexuales y de género. Hoy, la Mesa congrega a líderes con aspiraciones políticas, organizaciones sociales, movimientos emergentes como Ballroom, artistas, bailarines y una diversidad de personas que antes no confluían.

«Esta mesa trae un poco de esperanza hacia las acciones que se quieren hacer y promover para la población sexualmente diversa», afirma Toro. Aunque por ahora el foco principal es Manizales y Villamaría, con una posible extensión a Chinchiná, la visión es clara: «llegar a ser tan fuertes que la institucionalidad sea quien nos convoque a nosotros para poder asesorarles, guiarles e incluso ejecutarles algunas acciones y los dineros, pero borrando todo eso que estaba por medio de esas distancias». La Mesa también se enfoca en cultivar nuevos liderazgos, pues, aunque algunos «ya vamos un poco quizás más adelante», es necesario que la lucha se renueve con nuevas generaciones. Actualmente, la Mesa cuenta con casi 40 personas, con 20 a 25 activas en sus diversas actividades.

La labor de la Mesa cobra especial relevancia en un contexto de preocupantes violencias contra la población LGBTQ+. Jaher René Gil Martínez señala que, en Manizales, la falta de datos sobre asesinatos y violencias de género es un problema crítico. El año pasado, solo 17 personas de la población LGBTIQ+ denunciaron violencias basadas en género, de un total de 1079 denuncias, una cifra que no refleja la realidad debido al miedo y la revictimización.

“No hace mucho una mujer trans, en Anserma (Caldas), fue agredida el año pasado. Tuve conocimiento de otra mujer trans, afuera de la Universidad de Caldas sede Central, fue apuñalada en sus piernas en un acto de odio”, sentencia Jaher. “Creo que es preocupante porque muchas de las personas tienen miedo a llevar estos casos de denuncia porque no hay una ruta que no las revictimice. El problema no es ser lo que somos sino que el problema está en una base estructural de la sociedad”.

A nivel nacional, la situación es alarmante: 39 feminicidios y 47 asesinatos de personas LGBTIQ+ en lo que va del año. El caso de Sara Millerey brutalmente asesinada y cuyo caso se visibilizó por la sevicia de su difusión en redes, se ha convertido en un símbolo de la necesidad de una Ley Integral Trans o «Ley Sara Millerey».

David Esteban Liscano refuerza esta denuncia, argumentando que los asesinatos contra personas sexo-género diversas responden a una lógica que busca despreciarlos y criminalizarlos. “Esa es la fuerza que le damos al proyecto de ley y es todo ese sistema que contiene esos ideales y normativas de género específico. Entonces, como consecuencia, nos vemos lejos de esa aplicación porque no hay rutas ni normativas específicas”, explica.

Una de las preguntas centrales de la entrevista es cómo politizar nuevamente el Día del Orgullo y la marcha, a menudo tergiversados hacia un ámbito puramente festivo. Matt Londoño lamenta que la imagen predominante sea la de «Medellín con las carrozas gigantes, con personas bailando encima de ellas, la guaracha». Aunque la celebración es válida, «lo que sí está mal, que no recordemos quiénes fueron las personas que hicieron que eso fuera posible». La marcha, enfatiza, es un acto político, una conmemoración para visibilizar la lucha por derechos, no privilegios.

Juan Manuel Toro añade que Manizales, como ciudad universitaria, posee una conciencia crítica que evita volcarse solo a lo visual. Aunque los recursos no permiten grandes escenografías, «tampoco es la finalidad o nunca ha sido como el fin último». La marcha de Manizales siempre ha buscado que la gente “entienda el por qué estamos aquí». 

La politización también implica la participación de sujetos políticos con cargos a nivel nacional, como representantes a la cámara. La Mesa también busca empoderar a sus propios líderes para que se conviertan en agentes políticos en diferentes escenarios.

{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.singularReviewCountLabel }}
{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.pluralReviewCountLabel }}
{{ options.labels.newReviewButton }}
{{ userData.canReview.message }}
SUSCRÍBETE AL Newsletter Revista alternativa

Al inscribirte en la newsletter de Revista Alternativa, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de Revista Alternativa que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.