Nacimiento de Filadelfia colonos en medio de un pleito ajeno (7)

Nacimiento de Filadelfia: colonos en medio de un pleito ajeno

Texto por: Rafael Santander Arias

Fotos por: Archivo de Filadelfia

Filadelfia se encuentra entre los municipios del departamento caldense que cumplen una cifra significativa de años. Este celebró su aniversario número 185 de fundación, el 21 de febrero. A primera vista parece que su nombre se inspiró en el estado norteamericano. No obstante, posee las mismas palabras griegas que comparte con su homónimo estadounidense: philos —amor— y delphos —hermanos—, lo que traduce entonces «amor de hermanos». La etimología de esta población habla así de los valores en los que se fundó y, aunque la hermandad y el amor familiar fueron esenciales para la constitución de la población, detrás de su orígen hay una historia menos relacionada con estos.

Cuenta la historia que fue una expedición proveniente de Salamina, bajo el liderazgo de Ramón Ospina, Antonio Arias y Tomás Osorio, con el objetivo de trazar una carretera que uniera las poblaciones de Salamina y Neira. Fue uno de ellos, Ramón Ospina, quien decidió levantar una vivienda y plantar sus cultivos en las tierras de la futura Filadelfia. Con el trasegar de los años, otras familias decidieron también construir sus casas y cultivos en la misma localidad y -a medida que crecía la población- vino con ella una escuela y un templo. A este territorio se le denominó la aldea de Santa Ana.

En esta aldea se empezaron a hacer trazados de las calles y la plaza desde el año 1856, pero estos no fueron definitivos sino hasta 1873. Fue en este año donde la compañía González-Salazar & Cía., heredera de los terrenos de Juan de Dios Aranzazu, ingresó a la historia de la población. Los colonos de aquellas tierras, una vez enterados de que tenían propietarios, tuvieron la intención de abandonarlas para restituirlas, pero haciendo alarde de su buena fe, Ambrocio Mejía y Jorge Gutiérrez Lara -de parte de la sociedad- donaron 48 cuadras de terreno para la fundación del nuevo poblado.

La intención de la sociedad heredera de Juan de Dios Aranzazu era afectar a la población de Aranzazu, la cual se opuso fervorosamente a la instauración de Filadelfia dado que esto iría en detrimento de su propia población al afectar algunos de sus terrenos. La jugada de González-Salazar & Cía. fue semejante a la que habían hecho décadas atrás con los territorios de Aranzazu, la cual “permitieron” fundar e incluso donaron algunos territorios con el objetivo de minar el desarrollo de la población de Salamina y restringir sus límites con una población nueva, haciendo una cuidadosa selección que les permitiera continuar valorizando los territorios más beneficiosos para ellos, mientras los colonos hacían el trabajo de sembrar la tierra y trazar caminos. 

De la misma manera procedió la sociedad entonces con la población de Aranzazu, a la cual se le restringió también su desarrollo y expansión mediante la donación de tierra a unos nuevos colonos, lo que trajo inconvenientes para los anteriores. Estos no estuvieron de acuerdo y se opusieron a la fundación del nuevo poblado ante la asamblea constituyente de la jurisdicción de Antioquia. Este pleito legal duró 4 años, desde 1869 hasta 1873 y culminó el 17 de septiembre cuando oficialmente se le otorgó a Filadelfia la denominación de distrito independiente.

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