Texto por: Jonny Carvato
Fotos cortesía de: Daniela Duque, Cristian Aristizabal, Inzide estudio, La juegueteria
Santiago Cardona es el artista en la voz de Shikiman, un hombre ingenioso y enérgico con una personalidad inquieta, describe su crecimiento musical y en él visibiliza un panorama de oportunidades para la escena del dancehall en Colombia.
«El dancehall hace parte importante en la música contemporánea. Me ha permitido explorar otros instrumentos en la composición musical, juegos vocales nuevos, temáticas cercanas a vivencias personales, a la congregación alrededor de la fiesta y a ampliar mi visión como artista con un compromiso social».
Shikiman es un artista manizaleño que le apuesta a un afianzamiento de la cultura del dancehall. Ha tenido en cuenta principios culturales del rap, gestando así su propuesta musical desde el hip hop y el reggae, los cuales le han aportado al carácter de los movimientos populares en la música, la vibra, el peso del mensaje en la lírica, las rimas, entre otros.
Fotos por: Cristian Aristizabal
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«Mi esencia es del dinamismo corporal. El incitar a la gente al baile, a la comunión entre los cuerpos y la música. En la pista de baile las personas se congregan para compartir un espacio social que los une», agrega Shikiman sosteniendo, además, una clara postura que ratifica un gran compromiso social a través de la música.
«La música es un medio de comunicación masivo, permite un cambio en la forma de pensar de las personas. Como artistas no debemos ignorar lo que sucede en la sociedad; no tener una mirada limitada hacia los hechos sociales».
En el escenario, Shikiman extiende sus líricas que hacen alusión a diversas circunstancias y situaciones tomadas de la realidad, codificando vivencias personales y una visión objetiva de lo que acontece en su entorno. Del rap heredó el atribuir un carácter poético y contestatario en sus canciones.
El artista de dancehall manizaleño reconoce el desarrollo histórico del género musical jamaiquino: «el dancehall tuvo sus raíces como género contestatario, debido al periodo de violencia que atravesaba el país [Jamaica] a causa de conflictos políticos» apunta Shikiman. Sin embargo, con la acogida de la cultura Rastafari, el dancehall (que traducido del inglés traduce pista de baile) fue evocando elementos culturales como el positive vibe o el ragga style, resalta el artista. A Colombia este género llega a mediados de la década de los 90 y se instaura con fuerza en artistas cercanos a la plataforma del hip hop y el reggae asegura Shikiman, quien se sitúa en la segunda ola generacional de artistas de este género en nuestro país.
«El dancehall genera comunidad a través del intercambio de información. Proyectar el dancehall como cultura es mi objetivo, permitiría contemplar un abanico de posibilidades para la industria, donde acudan artistas, bailarines, djs, amantes y seguidores del género musical».
Actualmente, Shikiman se enfoca en la exploración de un dancehall ligado al baile; asimismo, resalta un interés latente por parte de los bailarines en aprenderlo como expresión de baile, por indagar el origen de cada paso, por estudiar la cultura de la danza jamaiquina. Así, el intérprete tiene una convicción firme de continuar fortaleciendo la escena del dancehall, en la cual existe una articulación entre bailarines y artistas.
Shikiman afirma que el dancehall se está popularizando como género musical más no como cultura, hace falta abrir espacios y escenarios donde artistas de Dancehall puedan juntarse y colaborarse.
En este camino musical, Santiago continúa visibilizando oportunidades para el dancehall, en donde gracias al contacto con otros artistas, lugares y culturas, se aprecian diferentes perspectivas, estilos de composición, ritmos, instrumentalización, formas de expresión
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