Una ciudad observada y admirada por unos cuantos, de manera poco habitual.
Fotografías por: Andres C. Valencia
Desde un punto central y poco habitual, se puede observar la ciudad en un giro de 360 grados, a aproximadamente 56 metros de altura. Los ruidos cotidianos se tornan lejanos y las personas se ven tan pequeñas como hormigas. Allí arriba parece que solo se escucharan los latidos del corazón y el viento que recorre cada parte del cuerpo. Pero este lugar tiene una excepción, y es que pocos se han atrevido a llegar allí, pocos como Gravedad Zero, un grupo manizaleño que hace del Parkour su estilo de vida, y de la torre del cable un obstáculo por alcanzar y una manera propia de vivir el patrimonio sin destruirlo ni degradarlo.
*Foto cortesía Gravedad Zero
Tres años atrás, un pequeño grupo de jóvenes se dieron a la tarea de crear una nueva forma de hacer Parkour en un momento en que aquel estilo de vida había pasado por circunstancias adversas.
“Buscábamos cosas diferentes, y queríamos crear un grupo que cuidara el medio ambiente. Entonces decidimos que cada que fuéramos a entrenar, limpiaríamos previamente la zona. Y en ese entonces se presentaron varios conflictos con el parkour en la ciudad, así que decidimos armar otro con un pensamiento distinto”.
Afirmó entre risas y orgullo Brahian Ceballos, quien es uno de los creadores del grupo.
Con el paso del tiempo, y tras sobrepasar algunos problemas de aceptación, Gravedad Zero se fue consolidando aún más, y con ello llegaron los reconocimientos. Al día de hoy se cuenta con algunos logros como La Torre del Cable, La Cruz de Sancancio, La grúa de Palermo y de Cerro de Oro, entre otros.
“Las experiencias son bastante agradables puesto que uno siente muchas cosas, es algo de locos, como que el miedo se apodera de mi hasta que decido relajarme y ya se volvió cotidiano. A veces nos regañan, pero otras veces nos felicitan y aplauden”.
Agregó Daniel Gómez.
La filosofía de Gravedad Zero transcurre entre la hermandad, la locura de ser súper héroes y la apuesta por un mundo mejor. De un lado se considera familia a todo aquel que lleva en su pecho el símbolo del grupo, y en cada entrenamiento se pone la salud por encima de cualquier obstáculo, esto significa que se evalúa la seguridad de cada salto y si el riesgo es elevado, los integrantes no permiten que alguien lo haga si no tiene la destreza necesaria. Por otra parte, cada integrante tiene un seudónimo correspondiente a un súper héroe que se relaciona con el aspecto físico, los gustos e incluso las habilidades. Finalmente, el parkour sirve como un ejercicio para mitigar el peligro.
“El parkour sirve en momentos de inseguridad para escapar, o también para ayudar y salvar vidas. Se trata de eso, de poder ser mejores para la sociedad”, comentó Brahian.
Actualmente la familia, como le llaman ellos mismos, cuenta con los siguientes nueve integrantes: Brahian Ceballos: Spider-man, Martín Ceballos: Black panter, Daniel Gómez: The punisher, Juan Felipe Salgado: Flash, Jerónimo Manrique: Samurai X, Alejandro Suárez: Súper-man, Felipe Tavera: Batman, Camilo García: Wolverine y Yonny Sánchez: Linterna verde.
La situación más difícil del parkour, según afirman ellos en diferentes comentarios que se oyen al mismo tiempo, radica en el rechazo y la falta de apoyo, pero nadie entiende que, como ellos mismos lo dicen:
“El parkour es una forma de ver la vida, no un deporte. Si las personas quieren hacer esto serán bienvenidas pero no permitimos que se opongan. El parkour más allá de ser el arte del desplazamiento tiene una filosofía que es ser y durar, ser fuerte para ser útil”.
*Foto por Esteban Hoyos Jaramillo
En Manizales no es el único grupo que practica el parkour, hay cientos de jóvenes que cada vez más se unen a este estilo de vida, y a nivel nacional está muy desarrollado, incluso en Bogotá se construyó primer parque de Parkour en Colombia.
Y mientras unos cuantos disfrutan de la vista que ofrece la ciudad en lugares poco habituales, otros observan y se quedan con la inquietud de saber, si lo que hacen es por capricho o porque hace parte de su forma de entender la vida, lo único seguro es que quien está arriba controla su miedo y minutos después baja para contar la experiencia como una meta alcanzada.