sinfonica de caldas 18 de julio 2025 - 9

El joven compositor que convirtió el misterio en sinfonía

Texto por: Andrés Felipe Rivera Motato

Fotos por: Andrés C. Valencia

El pasado viernes, el Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona fue escenario de una noche para la música clásica en Manizales. La Orquesta Sinfónica de Caldas ofreció un concierto con una programación especial: la Obertura Festiva de Dmitri Shostakóvich, la Primera Sinfonía de Piotr Ilich Chaikovski y el estreno de la obra ganadora del VII Concurso Nacional de Jóvenes Compositores. Durante la noche se anunció en vivo el resultado del concurso: Samuel Roldán Llano, un joven compositor, fue el ganador con su obra Poema Orquestal, la cual fue interpretada por primera vez ante el público.

La convocatoria, que organizó la Orquesta Sinfónica de Caldas, tuvo como propósito estimular y difundir lo más reciente de la creación musical en nuestro país. Invitó a los jóvenes compositores colombianos a participar con obras originales para orquesta sinfónica. En su VII edición, la obra de Samuel se impuso por su profundidad expresiva, su arquitectura sonora y su capacidad de evocar emociones sin recurrir a lo narrativo.

Entrevista con Samuel

¿Cómo empezó su gusto por la música y en qué momento decidio comenzar a componer?

Mi gusto por la música empezó desde niño. Aprendí a tocar guitarra desde los 8 años con mi profesor Hernando Mejía, pero solo fue en la adolescencia que despertó en mí una pasión por componer. Creo que esto ocurrió cuando empecé a tocar piano a los 14 años y me enamoré de ese instrumento. Para mí el piano era como un laberinto de posibilidades infinitas y fue estudiando el piano que descubrí que lo que más me gustaba era explorar ese laberinto a través de la composición.

¿Cómo comenzó a tomar forma Poema Orquestal? ¿Hubo una imagen o emoción que detonó todo?

Empecé a componer el Poema Orquestal en la segunda mitad del 2023. Esta obra nació de varias ideas sueltas que tuve en el piano y que quise orquestar e hilar una con otra para darles un sentido de unidad. La obra la compuse cuando estaba en los últimos semestres de mi carrera de composición. La primera versión la terminé en junio del 2024. Un año después decidí revisarla y modificarla para participar en el concurso de jóvenes compositores y fue ahí que ganó el premio. No hay ideas o imágenes detrás de esta obra. Quizás solo una vaga y lejana sensación que se parece al fin del mundo.

¿Cómo es su relación con el silencio antes de empezar a componer?

El silencio puede expresarse de muchas maneras. No existe el silencio absoluto, siempre hay algún sonido presente, así sea nuestra respiración o el latido del corazón. No sé muy bien qué es el silencio, pero antes de componer me gusta sentarme un rato a escuchar el ruido que está en el fondo porque ese ruido y esa audición particular me ayudan a darme cuenta de que estoy aquí y ahora. Una vez reconozco y habito ese ruido de fondo, puedo surcar el laberinto de la música con mayor claridad.

¿Qué descubrió de sí mismo mientras escribía esta obra?

Para mí toda obra es un viaje interior. Hay que adentrarse en uno mismo para crear y en ese adentrarse está la exploración y el conocimiento de sí. El Poema Orquestal fue un viaje profundo al interior de mí mismo. Quizás había alguna intuición que me guió hacia adentro pero es difícil nombrar estas sensaciones tan sutiles. El laberinto no solo está en la música, sino también dentro de uno. No sabría expresar con palabras lo que descubrí en ese viaje. Creo que la misma obra ya lo expresa con el sonido.

¿Qué preguntas se está haciendo ahora como compositor?

Ahora, y desde hace un tiempo, quiero componer un concierto para piano y orquesta. De hecho este es un proyecto que ya empecé y que poco a poco voy descubriendo. Las preguntas que me hago son de naturaleza musical. No suelo pensar en imágenes, emociones o ideas al componer. La música es un misterio del que no podemos hablar realmente. Y las preguntas que me hago suelen ser preguntas expresadas en música. Me interesa mucho la improvisación, de hecho gran parte de mi composición viene de una bitácora de grabaciones de improvisación en el piano. Llevo trabajando en esta bitácora varios años y en ella solo hay preguntas. El material que tengo para este concierto para piano sale de esas improvisaciones. Improvisar es hacerse preguntas constantemente, es crear en tiempo real. Y toda creación es una pregunta, pero una pregunta insondable y sin respuesta. Las respuestas no me parecen interesantes. Pienso que en la creación es mucho más valioso hacerse preguntas que responderlas. La música y la composición son laberintos, pero laberintos sin salida, infinitos. Para mí las preguntas son la búsqueda de algo bello. Y puede que encontremos lo bello, pero en esta experiencia nada queda resuelto, el misterio solo se hace más profundo.

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