Manos a la obra con Fuego en el Aire

El arte es el mejor instrumento para humanizar a las personas. Llámese música, literatura, fotografía o actuación; cuando el arte trasciende su papel de ser un simple adorno o mercancía de consumo, se transforma en expresión y sensibilidad del espíritu. Transmitir valores y enseñanzas que hacen un poco mejor la vida, son unas de las tantas convicciones con las que vive la banda musical Fuego en el Aire.

Texto por: Diana B. Franco

Consolidada desde el 2013, este grupo de reggae con influencia de ritmos brasileños, ha formado su propio sendero no sólo a base de composiciones y melodías para animar distintos toques y conciertos, sino que además cada uno de los integrantes encontró que su labor va más allá de los escenarios, que es necesario dejar huella. Dean Sabir Fariratofe, vocalista y guitarrista, expresa:

“Desde un principio les planteé a los demás miembros de la agrupación que la música que hiciéramos, debía ser enfocada en la participación de la comunidad, de esa comunidad que de cierta forma es aislada y marginada”.

Fuego en el Aire ya ha estado en distintos espacios como San José, en el Caribe, Malhabar, el Nevado, entre otros; y es a partir de cada una de esas visitas que se concluyó que cada una de las intervenciones tendría un valor formativo y de integración musical.

Laura Victoria Carmona, manager y fotógrafa de la banda, comenta acerca de lo importante que es una buena gestión para sacar adelante un proyecto: “Hay una importancia grande en que los artistas se dediquen a lo suyo y que la gestión se realice desde otra área, a la vez que se construye una coherencia entre las letras y metas de la banda con un trabajo social”. Carmona además agrega que la agrupación debe pensar sus canciones en apoyo a la población.

Daniel Valencia Castaño, flautista, y Manuel Henao Marín, bajista, saben que ellos son más que intérpretes y que es el contacto con la gente lo que los define como artistas. “Los artistas sólo se dedican a hacer su obra y exponerla, el trabajo se queda ahí, no se convierte en nada participativo”, comenta Valencia Castaño mientras que Henao Marín menciona: “es gracias a esa armonía que se va creando en el grupo, que cada uno puede hacer su contribución”. Por ejemplo, él al ser estudiante de licenciatura en lenguas puede colaborar en la mejora gramatical de las letras.

Por su parte, los demás integrantes como Pablo Antonio Martínez (baterista), Juan David Delgado (guitarrista) y la vocalista Luisa Margarita López, saben de igual forma que gracias a sus distintos estudios y empuje pueden poner en marcha la meta de dejar huella.

Concluye el vocalista:

“Se crea muchas agrupaciones de garaje, de parche, estas agrupaciones muchas veces carecen de legitimidad y emprendimiento. Hay que pensar una banda desde todas las áreas, como una empresa, como una familia, pero también como un grupo de personas que tienen muchas cosas por enseñar”.

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