Texto por: Valeria Cipriano
Fotos: Giovanny L. Gálvez
Entre las cuatro paredes de ladrillo, adornadas con pósters de bandas icónicas de los setenta como Deep Purple, Led Zeppelin, Ramones, The Cure y Queen, junto a clásicos de los ochenta como Guns N’ Roses y Soda Stereo, los tres parceros de Paria-ss llenaban el pequeño espacio con más ruido del que una habitación de 1×1 metros podía soportar. Una luz tenue y rojiza, filtrada por las cortinas que cubrían tres de los muros, creaba el ambiente ideal para lo que estaba por acontecer.
Los Paria-ss, quienes antes se hacían llamar Ketiapina Punk, suelen reunirse en ese angosto cuarto para sus ensayos. Para llegar allí, deben cruzar la casa y pasar por la habitación del bajista actual, donde se encuentran las escaleras en forma de caracol que conducen a su pequeño refugio.
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Los parias
Daniel Mateo Quintero Gómez (voz y guitarra), Santiago Giraldo Criollo (batería) y Sebastián Montoya Zapata (bajo) recuerdan sus inicios en la banda como algo caótico, ya que los tres hacían parte de otras agrupaciones de la ciudad.
Daniel, por su parte, tocaba el bajo en una banda de metal, pero decidió seguir su camino por el punk porque “precisamente por las épocas en las que vivimos. Digamos que el punk va al grano, en cambio el metal se enfoca más en lo instrumental y pues vi que el punksito era la mera humildad. De alguna manera el conocimiento de que uno va a morir hace que existan razones para rebelarse contra el sistema”, comenta.
Si bien todos empezaron tocando un instrumento distinto, poco a poco se fueron acoplando a las nuevas necesidades de la banda. Santiago, mejor conocido como Harakiri o Hara, pasó de tocar el bajo a tocar la batería sin saber mucho al respecto, siendo el vocalista quien le enseñó sobre percusión.
–Empezamos a cuadrar otro nombre a Paria-ss, entre Hara y yo, que por marginados o cosas entre parceros, algo así salió. Después comenzamos a componer y, desde allí, todo lo hemos autogestionado –dice Daniel antes de ser interrumpido por el baterista.
–¡Epa! Nosotros habíamos salido de ensayar y no teníamos nombre porque Ketiapina me parecía muy chirrete para lo que íbamos a hacer en la banda. La vuelta fue que yo tenía una novia en ese tiempo y la traía siempre a ensayar. Cuando salimos de acá, la nena fue la que me dijo “ay, ¿por qué no le ponemos parias?” –cuenta Hara en una pose relajada, mientras trilla un moño de marihuana.
Su manifiesto
La palabra «paria» tiene una connotación histórica profundamente despectiva, utilizada para señalar a aquellos que la sociedad margina, explota e invisibiliza, condenándolos al desprecio, la humillación y el escarnio. “Paria es una persona marginada de la sociedad o que se exilia. De cierta manera me gustó por maricadas mías, y la vida que me ha tocado vivir me ha hecho sentir un paria, y ya lo acepté. Y el ss (que compone el nombre de la banda) no tiene ninguna connotación nazi”, explica el vocalista.
–Pero sí tiene todo que ver. La verdad con las ss es una cuestión de provocación porque hoy en día todos se creen anti-fascistas y anti-nazi, pero cuando ven uno así se cagan de miedo. Finalmente, todos hemos estado en esa posición, pero no se pinte de anti-fascista, si usted va a ver a un fascista, y se queda callado. Esa es la cuestión con los ss –Harakiri interrumpe a Daniel para seguir explicando.
El punk, además de su ruido agresivo, disruptivo y disonante, se caracteriza por letras crudas que son verdaderas dagas contra las injusticias sociales, políticas y económicas. Paria-ss no es la excepción. Sus canciones denuncian la sumisión del pueblo al Estado, las modas vacías, la situación de los niños de la calle, las condiciones laborales indignas y la esclavitud mental en la que vivimos. Todo esto se alimenta de la historia de violencia que ha teñido de sangre a Colombia.
En una de sus letras expresan con furia “pobre militar, un obrero más”, aludiendo a la triste realidad de muchos jóvenes rurales que ven en el ejército o los grupos armados la única salida para sobrevivir y sostener a sus familias. “Uno se da cuenta que la guerra en Colombia es un método para vivir. Los chicos cuando no pueden estudiar, no pueden hacer nada más con sus vidas y sienten que la están perdiendo optan por ser militares”, concluye Hara.
Más allá del contexto local y nacional, la banda también se preocupa por temas internacionales, para ellos: “la vuelta del sionismo es altamente preocupante, y el hecho de reflejarlo en nuestras letras hace evidente que somos pro-Palestina”, con un tono de preocupación en su voz habla Hara respecto al genocidio por parte de Israel al pueblo palestino y del Medio Oriente.
El mensaje de Paria-ss, aunque enfocado en problemáticas sociales globales, deja claro que ellos no se consideran héroes, justicieros, ni pretenden ser intermediarios para liberar a las personas de sus cadenas. Por igual, se adaptan a las nuevas formas de vida, sin dejar de señalar las contradicciones que enfrentamos como sociedad.
El punk local
La escena punk en Manizales se distingue por su fuerte sentido de comunidad y unidad entre las bandas y sus seguidores. Sin embargo, una de las principales dificultades que enfrentan es la relación con la Alcaldía, que hasta el día de hoy ha sido problemática, impidiendo que las bandas tomen espacios públicos para presentarse. “Es muy difícil sacar a flote una escena que se supone que debe estar allí”, complementa el baterista.
Por eso mismo, para ellos significa un gran logro haber pasado las convocatorias del Festival Grita Rock 2024, ya que será la primera vez que se presentarán allí. De ellos podrán esperar mucha energía (o punksito con humildad como diría Daniel) y mucho ruido característico del punk.
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