Texto por Andres Felipe Rivera Motato
Fotos por Andres C. Valencia
«El circo es más que solo un espectáculo; es una experiencia mágica que despierta nuestros sentidos y nos transporta a un mundo de emociones y fantasía. Es el aroma de las crispetas flotando en el aire, el colorido del algodón de azúcar que nos hace sentir como niños otra vez. Nos lleva de vuelta a esos cuentos de hadas y aventuras compartidas en familia, pero también nos conecta como comunidad, porque el circo es para todos. Es un lugar de inclusión donde no importa la edad, el género o el origen; en el circo, todos tenemos un lugar especial. Como dice el poeta: El circo es redondo para que la muerte no se pueda ocultar, entonces el circo es símbolo de alegría”. Con estas palabras, el mimo paisa Carlos Álvarez rompió su silencio durante sus presentaciones en el Festival Internacional de Circo de Manizales.
Su obra de pantomima cómica, compuesta por cuadros tiernos, humanos y disparatados, dejó al público de la ciudad con la expectativa de lo que será el resto de semana. Allí el actor Carlos Álvarez combinó la sublimidad de la música con la gracia de los títeres, los efectos sonoros, los disparates del clown y las ilusiones ópticas del mimo. Desde su inicio con la canción «Pa pa pa» de los Prisioneros hasta su cabalgata final, mantuvo al público con alegría y lágrimas de risa, mientras aplaudían. Todo esto, porque para él, «la vida es el valor más grande que tenemos en este mundo y la mejor manera de mantenerla es con amor y con risa».
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