Texto: Jonny Carvato.
Imágenes: Cortesía de Los Chicos del Jardín.
En una terraza con paredes pintadas de negro y un letrero en su fachada, Los Chicos del Jardín gestaron un sueño que hoy es una realidad. Con esfuerzo, trabajo duro y firmeza montaron poco a poco un aforo, una caja negra y dispusieron una serie de elementos escénicos recreando un espacio para llevar a cabo manifestaciones artísticas. Así iniciaron su movida cultural en la ciudad de Manizales.
En sus 11 años de trayectoria, Los Chicos del Jardín narran su paso por algunos espacios en la ciudad, instaurándose finalmente en el gran jardín, un lugar revestido de encanto natural salido como de un Sueño de una noche de verano: El Teatro Campestre El Jardín.
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La compañía está encabezada por Viviana Hoyos, Carolina Carvajal y David Carmona, a quienes se les suma un numeroso equipo interdisciplinar que apoya al grupo en diversos procesos creativos y organizacionales. Ahora en su sede campestre ubicada en la vereda El Arenillo, Los Chicos del Jardín la dan toda para que en este espacio, distante de los convencionalismos de una sala de teatro tradicional, se puedan llevar a cabo diversas actividades artístico-culturales y pueda convertirse paulatinamente en un lugar emblemático de encuentros artísticos de la localidad.
David Carmona, Director de la compañía teatral, rememora aquellos sucesos que han hecho parte de la historia del grupo y de su paso por las cuatro sedes, que entre aplausos y una que otra pérdida y desventura, no son más que episodios que forjan una experiencia, que dan cuenta de una fracción de tiempo dedicados a vivir y hacer que otros vivan el arte representado en las tablas.
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A lo largo de sus años de actividades artísticas y de aportar a la cultura teatral de Manizales y de la región, la compañía teatral ha llevado su Jardín a otros espacios dentro del casco urbano de la ciudad. Han pasado de aquella terraza donde plantaron su primera semilla a un lugar proporcionalmente más amplio y con mayor capacidad para sus espectadores, donde se desarrollaron en su tiempo algunas actividades de formación como talleres y encuentros.
La compañía echó raíces, comenzaron a adquirir equipamiento para su sala y a convertirse en un grupo prestigioso dentro del ámbito artístico de la localidad. Fue entonces cuando dieron con una casa de arquitectura colonial ubicada en la calle 50, la cual adaptaron para sus labores administrativas, para la recepción y ubicación del público y para la presentación de espectáculos propios y de artistas invitados, en un escenario de madera a la italiana.
«Un lugar acorde para entrenar el cuerpo, el alma, la mente, el espíritu».
La compañía de teatro Manizaleña encamina sus esfuerzos a seguir construyendo cultura a través del arte, fortaleciendo proyectos como La Enredadera: Costurero Artístico que busca homenajear a los hacedores de teatro de la ciudad y de la región.
«En La Enredadera alzan las voces personas que han hecho parte de la construcción y del legado teatral de la localidad, desempolvando sus historias y reconociéndoles por su trayectoria», indica Viviana Hoyos.
El objetivo de este espacio, que actualmente se busca desde la virtualidad, es entablar un diálogo con los invitados y los asistentes, construyendo historia, formando público y compartiendo sentires por aquella pasión hacia la escena.
“La Enredadera cuenta con un fuerte componente investigativo. Apuntamos a rescatar aquellos procesos manizaleños de antaño, realizamos conversatorios con grandes personajes en torno a la historia de la oralidad y al teatro de la región”, señala el equipo, que durante el confinamiento ha llevado a cabo talleres, entrevistas, conversatorios y una variada programación en el espacio de La Enredadera a través de la virtualidad.
«Debido a la situación actual, hemos recurrido como grupo a optar por realizar La Enredadera de forma virtual. Esto nos ha permitido llegar a diferentes ciudades y países, teniendo también invitados que nos acompañan desde el exterior. La virtualidad se ha convertido en una oportunidad para compartir con todos los espectadores».
En esta nueva modalidad, donde la compañía cosecha nuevos frutos, han optado por realizar La Enredadera por fases; la primera realizada en el mes de junio con talleres, charlas y obras de teatro; y la segunda, donde se proyecta durante el mes julio material que hace parte de las versiones anteriores. En esta última, grandes maestros y exponentes del teatro local relatan sus hazañas; unos que aún nos acompañan, otros que han partido pero que prevalecen con sus grandes enseñanzas en las huellas de una senda que corresponde a los anales históricos del teatro manizaleño.
El costurero artístico de la enredadera se ha venido desarrollando paulatinamente desde 2016 de forma presencial, pero esta nueva versión trae consigo valiosos aprendizajes e historias por contar. Por lo pronto, Los Chicos del Jardín continúan apostándole a la consolidación de la cultura teatral de la región generando espacios que reúnan a hacedores, críticos y académicos del área. De esta forma, llevan el arte de las tablas al escenario digital momentáneamente y forman públicos al tiempo que reinventan y se ajustan a las necesidades del contexto; expanden su jardín a territorios donde el arte no divisa fronteras que limiten la creación.