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«El día que el teatro se vuelva virtual, eso ya sería otra cosa» Conversación con Marcela Valencia

Texto por: Rafael Santander

Fotos por: Andrés C. Valencia

Contenido coproducido con Que Hacer Cultural

Con motivo de la venida de la compañía teatral Petra para el 55° Festival Internacional de Teatro de Manizales, hablamos con la actriz, Marcela Valencia sobre la dinámica, los procesos creativos de la compañía y lo retos en su más reciente montaje Una banda sonora, cuya crítica puede leerse en este enlace, con la que se inauguró el festival este año.

Eres actriz, gestora y productora, pero tienes incidencia en el montaje o ¿Cómo contribuyes a la dirección?

Fabio dice que yo soy el control de calidad. Particularmente con este montaje le decía cuando pensaba «esto no se va a entender», porque en la obra tenemos la particularidad de que sí hay diálogos, pero no se escuchan. Y eso genera muchas complicaciones para uno como actor.

¿Ese control de calidad solo sugiere cambios o también es creativo?

Todos los actores al crear personajes proponen. Uno escribe desde el personaje, desde el escenario. Ya lo otro es que con los años que llevamos trabajando Fabio y yo, le hago recomendaciones, pero él tiene la última palabra.

En Petra destaca su búsqueda de innovación, de adaptarse a nuevos formatos y medios ¿qué tan importante es para la compañía esa búsqueda?

Más que innovar es explorar. Fabio dice que nos podríamos quedar en un sitio cómodo y que sabemos manejar, pero la idea es buscar nuevos temas y lenguajes. Esta obra, por ejemplo, es primera vez que lo hace Petra y no sé si en el mundo. No es danza-teatro, ni performance, es una obra de teatro donde hay diálogos, los actores hablan pero por la banda sonora, que es el eje principal de la obra, los personajes no se escuchan. Así lo quiso el director.

Eso fue particularmente difícil para mí porque uno siempre se apoya en el texto. El texto le da a uno las emociones y la forma de decir las cosas. Sí tenemos un libreto. Lo leímos y no lo volvimos a coger porque no teníamos que aprendernos los diálogos de memoria, eso no era lo importante.

«La pandemia nos llevó a crear desde las casas, desde la virtualidad, pero el teatro ha sobrevivido a guerras, a pandemias y ahí sigue por es esa comunión que genera con un público, crea comunidad, crea un enlace».

¿Cuáles son las motivaciones tras la búsqueda de estos nuevos lenguajes?

Yo creo que para eso está el arte, para poder explorar. La idea no es «venga innovamos» sino más como artista poder crecer, moverse en otros ámbitos, no quedarse en lo mismo. Es como el bailarín que quiere encontrar otro tipo de movimientos.

En medios has declarado que «el teatro siempre está en crisis». ¿La crisis también los ha movido a la exploración?

Yo pienso que en Latinoamérica, que es tan difícil hacer teatro, donde no hay unos rubros grandes para el teatro independiente, sino que antes de hacer una obra hay que buscar los recursos, que para conseguir una casa hay que endeudarse y que no hay un Estado que diga «¿ustedes quieren una casa de teatro? Venga, cojan esto», en ese sentido, digamos, que uno sí entra en crisis. Y las crisis pueden generar cosas positivas, pero eso no quiere decir que uno tenga que estar en crisis para crear.

Pensando en otros escenarios críticos, con las nuevas tecnologías y la revolución de la inteligencia artificial. ¿Ha venido Petra desarrollando o implementando estas en su trabajo creativo?

Yo no sé si Fabio como director llegue mañana y diga, «oiga, trabajemos este tema». En estos momentos no. En cuanto a las redes siempre estamos innovando y buscando tendencias, pero realmente el teatro es una cosa presencial. Lo máximo que hicimos, y fue por la pandemia, para el festival de teatro en Manizales que se hizo ese año, grabamos una obra con celulares porque sabíamos que iba a ser transmitida de forma digital. También hicimos un experimento que se llamó El cubo, que fue de una convocatoria que nos ganamos con RTVCPlay. Eso fue un experimento muy lindo. ¿Qué paso ahí? Estábamos actuando como si estuviéramos haciendo cine, pero todo se desarrolló en un teatro. También hicimos una masterclass y un podcast, pero a Petra lo que le interesa es hacer teatro. El día que el teatro se vuelva digital o virtual o que sea de grabar deja de ser teatro y a ese nivel de bajarnos del escenario para grabar cosas y emitirlas no nos interesa, eso ya sería otra cosa.

Tú dices que el teatro implica un vínculo entre los actores y el espectador. ¿En qué medida estos experimentos siguen siendo teatro?

La pandemia nos llevó a crear desde las casas, desde la virtualidad, pero el teatro ha sobrevivido a guerras, a pandemias y ahí sigue por es esa comunión que genera con un público, crea comunidad, crea un enlace. A mí me dolería mucho el día que estemos en nuestras casas sin vernos haciendo teatro. A mí lo que no es presencial me cuesta mucho, el teatro virtual me aterra. Uno ve una grabación de teatro y piensa «qué es esto tan inmundo» y cuando va a ver resulta que fue un éxito en salas, porque eso es otra cosa cuando es presencial.

En Una banda sonora ¿la actitud de esta familia es de negación? ¿son una «familia bien» intentando ignorar el afuera?

No, no no. Esto es una familia común y corriente que puede estar en una casa en cualquier lugar del mundo en la que hay una guerra que les impide llevar una vida normal, pero no es una familia rara, sino una que está en su casa. En el caso de mi personaje ella no se quiere ir porque ahí vive. Es enfrentar una guerra y qué pasa cuando uno está en una casa escuchando explosiones y qué tienen que hacer estas mujeres para sobrevivir. Debe ser muy difícil defender su familia y defender su territorio, podrían llegar a hacer cosas que nunca hubieran hecho si no estuvieran en guerra.

En los montajes de Petra  hay un interés por mostrar personajes del común afectados por la historia de forma tangencial ¿como actriz cómo haces visibles esas cicatrices que deja la guerra en un personajes como este que no recibe una herida directa?

Yo no lo trabajo físicamente, no es que la guerra las haya dejado sin un ojo. Lo que puede pasar con ella, la hermana mayor de una familia que necesita comer, que tiene que defender y además un hijo que está buscando, que no sabe dónde está. Se lo han llevado y ese es su dolor, ese es el contexto emocional y parto de ahí. Eso debe dar un contexto físico como puede ser este vestido y este peinado que me estoy haciendo ahorita, que tiene Sharon y que tiene Derly viene de una propuesta desde Fabio y desde el director de arte y responde a la idea de que a pesar de la guerra tratan de mantener una dignidad en su vestidos. Y a pesar de que estén llenas de polvo por las explosiones y todo lo que puede pasar en una guerra, con sus peinados, con su maquillaje muestran una posición como de «aquí estamos y aquí nos mantenemos».

¿Qué representa en tu vida Manizales?

Manizales es una ciudad que cuando la escucho mencionar me viene la sonrisa. Hemos venido mucho a presentarnos y siempre nos reciben muy bien. Además hemos visto unas obras tan importantes como las que se han presentado en este festival. Esta ciudad la quiero mucho y la llevo en mi corazón porque me enseñó el teatro del mundo. El público de Manizales se enseñó y se acostumbró a ver teatro. Cuando uno se va a presentar acá dice «qué miedo» porque son muy exigentes. No entendemos por qué, en lugar de ser este un festival que debería tener más apoyos, cada vez tiene menos. Está cumpliendo 55 años, llegó a ser un festival de talla mundial y a nivel Latinoamérica marcó un hito. Aquí han venido los mejores maestros del mundo. Es muy doloroso pensar que esto se pueda acabar.

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