Manizales recibió la visita del director colombiano Víctor Gaviria. Sí, el creador de la célebre línea «¡Fuck you men gonorrea!» en su película La vendedora de rosas, el mismo que introdujo en nuestra vida aquella época de los 90 basada en un punk social cargado de realidades y de una consecuente ira en su Film Rodrigo D no futuro.
Fotografías por: Lania Lex
Si se logra ver a Gaviria en una entrevista y luego se tiene la posibilidad de compartir un espacio más privado con él, se puede dar cuenta de que aquel personaje que sale en Wikipedia como uno de los directores colombianos más importantes nacional e internacionalmente, es una persona tranquila y de una amabilidad que hace sentir amigo a cualquiera. Vino a nuestra ciudad a orientar un seminario de cine, conversó con los estudiantes de la Universidad de Caldas, visitó la comuna San José y seguramente se tomó unos cuantos aguardienticos.
Este paisa fue poeta, periodista y estudió psicología en la Universidad de Antioquia, sin terminarla. Desde una muy temprana edad se interesó por la poesía, poesía permeada por lo que más tarde contendría su cine: la realidad cruda de un país, y no precisamente basado desde el conflicto armado que ha tenido Colombia hace más de 5 décadas, sino el conflicto interno que se sufre desde las ciudades como la del director y guionista, Medellín. Víctor, entre risas, nos habla en un conversatorio realizado en la Universidad de Caldas, cómo fue su época de poeta. Cuenta que su sueño de ser poeta se vio frustrado por Roca; otro poeta de su ciudad. Lo llamaba todas las noches para preguntarle qué libro o libros se estaba leyendo en ese momento, Víctor absolutamente confundido e intimidado porque no sabía ¡quién carajos era quien lo llamaba a altas horas de la noche! Le contestaba con cierto grado de timidez a su pregunta, a la cual refutaba Roca diciéndole “¡No leás esa basura! ¡Leéte esto otro guevón!”
Comenta que en otra ocasión, en una fiesta, Juan Manuel Roca se le acercó un poco borracho, lo abrazó y le dijo “Mirá, es por tu bien, dejá la poesía que sos muy malo”. Gaviria sorprendido en aquel entonces por ese tipo tan buena gente que se preocupaba por él y no quería que fracasara en la vida, decidió dejar un poco al lado la poesía (ya que el tipo lo hizo sentir terrible) y dedicarse al cine, en donde para ese entonces ya estaba dando sus primeros pasos.
Sus films se caracterizan por emplear actores naturales de aquellos barrios de su natal Medellín en donde reina un conflicto social permanente. Esto lo podemos ver en las dos películas ya antes mencionadas al principio de este artículo, y de las cuales ha obtenido un gran reconocimiento, aunque también varias críticas que califican a su cine como “porno miseria”, a lo cual responde que lo único que trata de hacer es mostrar la realidad de un sector, una ciudad y un país en donde su gente ha preferido pasarla por alto por ignorancia o porque sí, un país en donde habitan personas de corazón duro frente a los hechos. Gaviria expresa:
«Mi cine informa, no transforma»
Se debe resaltar que Víctor Gaviria no solamente es creador de estas dos películas, dentro de su bagaje cinematográfico también se encuentran cortometrajes como “Los polizones de la nueva colonia” y “Los habitantes de la noche”, ambos premiados. Dentro de su filmografía más reciente se encuentra “Sumas y restas”, “Latinos” y su próxima película “La mujer del animal” de la cual nos habló. Es una película de época que intenta reconstruir del año 75 al 81 la historia de vida de una mujer víctima de violencia por parte de su pareja, fue rodada en uno de los barrios marginales de Medellín, y claro está, con actores naturales buscados en un proceso de más de 2 años junto a 1.200 entrevistas. Gaviria pretende mostrar al espectador la realidad de un maltrato cotidiano del cual no busca estilizar nada, como es característico del cine arte, afirma.
De las nuevas propuestas del cine del país, se muestra poco prepotente y alegre frente a la nueva generación. Menciona “La tierra y la sombra”, “El abrazo de la serpiente”, “La Sirga” y “La estrategia del caracol” como películas que muestran el gran talento que se está forjando en Colombia. Es por ello que concedió un poco de su tiempo para reunirse con los jóvenes que le apuestan a la movida cinematográfica en la ciudad; para mirar sus proyectos, felicitarlos y hacerles sugerencias.
Cierra su charla con una pregunta que me llamó particularmente la atención, no por su originalidad, sino porque nos la hemos hecho todos nosotros a la hora de emprender un nuevo proyecto ¿Para qué sirve lo que hacemos? ¿Cómo puede contribuir? En el caso de Gaviria ¿Para qué sirve su cine? ¿Qué logra hacer su cine? Él contestó al auditorio lo mismo que nos hemos contestado nosotros mismos cuando nos hacemos estas preguntas frente a lo que emprendemos. La respuesta es que muy seguramente no pueda contribuir a cambiar el conflicto y la marginalización que se puede observar en sus films, pero sí logra enterar, informar, mostrar al pueblo colombiano y a la gente no perteneciente a el, lo que está ocurriendo en el país en que vivimos, en el planeta en que existimos. Mostrar que en muchas de las ciudades que componen el país, se encuentra una guerra producto de la pobreza y del afán del hombre por tener el poder en su entorno.
Tanto Víctor como nosotros compartimos el mismo interés a la hora de emprender algo o de observar algo, ese interés es el mismo que ha tenido el hombre a lo largo de la historia y que seguramente seguirá teniendo: el comprender.