Escrito Por: Sebastián Flórez Agudelo
Fotos cortesía FITM Por: Andrés Camilo Valencia Chica
La vida siempre deja cicatrices. El desamor, quizá más que ningún otro sentimiento, abre grietas difíciles de cerrar y nos obliga a recorrer paisajes interiores oscuros, solitarios y, en ocasiones, devastadores. De esas grietas nace El corazón y otros materiales de derribo, la más reciente creación de Kabia Teatro y Teatre de l’Enjòlit, escrita por Eusebio Calonge, uno de los dramaturgos más potentes de la escena contemporánea (Premio Nacional de Teatro 2010).
La obra nos adentra en la historia de un personaje marcado por la ruptura amorosa, cuya herida lo lleva a un tránsito emocional y onírico. Pero lejos de quedarse en la derrota, encuentra en el teatro una tabla de salvación. El montaje se convierte así en un “teatro dentro del teatro”: el personaje es también el actor, y en esa revelación la tragedia personal se transforma en juego, humor e ironía. En última instancia, la obra desnuda al intérprete hasta mostrar el alma: aquello que, pese al dolor, sostiene la existencia —el amor, en todas sus formas, incluso en su reverso más cruel.
El montaje, dirigido por Borja Ruiz e interpretado por Arnau Marín, se articula en tres actos: la caída en el abismo del desamor, la redención a través del escenario y la exposición del alma desnuda. Todo ello sostenido en un lenguaje teatral de gran libertad, que combina palabra, cuerpo, objetos e iluminación para conmocionar al público. Porque conmocionar, y no ilustrar o adormecer, es la verdadera obsesión de este equipo artístico.
En escena, nueve sillas y una gran tela roja bastan para levantar un universo: un bar, una cama, una oficina, un camerino. Los objetos, como los personajes, evolucionan y adquieren vida propia, narrando también la historia. Así, lo mínimo se transforma en lo esencial, y lo cotidiano en metáfora.
Lejos del romanticismo edulcorado, El corazón y otros materiales de derribo aborda el desgarro amoroso desde la crudeza y la belleza. Como señala el propio dossier, “un dolor que no coincide siempre con la belleza, que puede ser violento, vulgar, irrisorio”, pero que, al pasar por el tamiz del arte, se convierte en poesía y en memoria compartida.
La propuesta consolida a Kabia Teatro y Teatre de l’Enjòlit como dos compañías que han hecho del riesgo y la profundidad su sello. Tras el éxito de El alimento de las moscas, obra que recibió múltiples candidaturas a los Premios Max y fue considerada una “joya teatral en todos los sentidos”, el equipo vuelve a demostrar que el teatro puede ser un lugar de catarsis colectiva, donde las heridas se exponen para encontrar en ellas belleza y trascendencia.
En definitiva, El corazón y otros materiales de derribo no es solo un montaje sobre el desamor: es una reflexión sobre la capacidad del arte para transformar el dolor en experiencia estética, para levantar desde las ruinas un espacio común de conmoción y ternura. Porque, como dice el personaje, este no es más que un intento desesperado de que tanto dolor se haga amor.
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