Suescún (5)

Suescún: promesa del horror colombiano que retorna a la 16.ª Feria del Libro de Manizales

Escrito Por: Sebastián Flórez Agudelo

Fotografías Por: Andrés Camilo Valencia Chica

La noche tiene nombres distintos en la prosa de Luis. A veces es un pueblo al sur de Bogotá donde la lluvia arrastra voces; otras, una casa antigua que recuerda lo que los vivos prefieren olvidar. Allí, en esa penumbra literaria, se anida un nuevo relato del miedo: no un miedo exhibido como espectáculo, sino el que se pega a la piel, que huele a humedad y a recuerdos mal enterrados. Llegar a la 16.ª Feria del Libro de Manizales como invitado no es, para Suescún, sólo una gira de presentaciones: es, según sus lectores, un gesto de consagración. Manizales no sólo recibe a un autor de terror; se acerca a una de sus promesas más firmes en el género en las últimas décadas.

Nacido en Cali y formado en Bogotá, Luis—firmado en sus libros también como Luis A. Suescún— ha ido construyendo una obra que mezcla lo gótico con lo rural, lo sobrenatural con los pliegues cotidianos de la memoria colombiana. Sus títulos más conocidos —La Semilla del Vampiro, La Peste de los Solitarios y los tomos de Relatos Macabros— dibujan un mapa de obsesiones: la soledad, la presencia de lo ancestral y un terror que no se explica por completo, que deja más preguntas que respuestas. 

No es un autor emergente que apareció de la noche a la mañana. Sus páginas llevan el peso de premios y reconocimientos en certámenes de cuento y poesía, y su obra ha sido seleccionada y difundida en festivales internacionales de género. En 2019 ganó el IV Concurso de Relatos Cortos de Terror del Festival de las Ánimas con el cuento Cuando los nidos se rompen, un reconocimiento que lo colocó en el mapa hispanohablante del horror contemporáneo. 

Leer a Luis es aceptar una impostura: que lo cotidiano contiene grietas por donde se asoma lo monstruoso. La Semilla del Vampiro (obra que ha circulado en ediciones físicas y digitales) reinventa el mito vampírico en clave colombiana: no se trata tanto de colmillos y estacas como de herencias, silencios familiares y paisajes que contagian su melancolía. Sus relatos—a veces breves, a veces expansivos—no buscan el sobresalto fácil; trabajan una sensación prolongada, una atmósfera que se instala y corroe los márgenes de la normalidad. 

En los tomos reunidos bajo el rótulo Relatos Macabros —con títulos como La casa de la bruja o El poseído bajo los árboles— la mezcla de folklore, imaginería cristiana y superstición popular se vuelve el campo donde se prueban nuestras peores verdades: la violencia simbólica, los secretos de clan, la memoria perforada por el horror social. Su prosa conjuga lo gótico con una sensibilidad muy ligada a los paisajes y las voces de Colombia. 

Además, su obra ha sido reseñada y recomendada en listas especializadas del circuito editorial colombiano —un indicio claro de que su escritura dialoga con lectores que buscan el género desde la crítica, no solo por el consumo rápido—. Uno de los ecos más visibles en la crítica reciente califica a su producción como una de las propuestas más inquietantes y originales del panorama nacional contemporáneo. 

Que Luis sea parte de la programación de la 16.ª Feria del Libro de Manizales no es un acto formal: es un gesto simbólico. Manizales, ciudad de montañas y nieblas, feria que en estas ediciones se ha propuesto escuchar las “voces de la montaña”, encuentra en la obra de Luis una afinidad estética. Su literatura, de raíces regionales y obsesiones nocturnas, dialoga con el clima físico y emocional de la cordillera: la humedad, las casas antiguas, los recuerdos que vuelven como humedad en la pared. La presencia de un autor de horror como él en la feria trae consigo dos efectos: atrae a lectores del género y obliga a las mesas de discusión a pensarlo desde la ficcionalidad local, no sólo desde un catálogo global del terror.

Asimismo, su participación es una señal para el público joven: la literatura de horror, lejos de ser un nicho menor, es terreno fértil donde los escritores colombianos pueden explorar la memoria histórica, las violencias simbólicas y la fantasía como modo de diagnóstico social. 

El horror literario en Colombia —como en el resto de Hispanoamérica— ha ido renovando sus voces: de Lovecraft y los vampiros importados a manifestaciones que incorporan folclore, posconflicto y ecología. Luis se sitúa en esa pulsión renovadora: su terror no es solo de susto sino de indagación cultural. Lo sobrenatural en sus textos actúa como metáfora de heridas sociales, como símbolo de desapariciones, silencios o traumas que necesitan formas distintas de nombrarse. En la época pospandemia y posconflicto, ese lenguaje encuentra lectores hambrientos de metáforas potentes. 

La feria, por su parte, gana con su presencia la oportunidad de abrir debates sobre la función social del horror: ¿puede el terror ser una herramienta para pensar el miedo colectivo, la memoria traumática, las heridas sociales? Arenas Suescún ofrece claves para responder afirmativamente.

Afuera, la ciudad de Manizales guarda su niebla como un secreto; dentro de los auditorios, las sillas esperan al lector que quiere sentir el frío legítimo de una buena historia de terror. En ese lugar intermedio —entre el rumor del público y la voz del autor— Luis Alberto Arenas Suescún se perfila como una figura que no solo entretiene, sino que interroga: qué tememos, por qué lo tememos y cómo darle forma literaria a esos miedos. Que su obra circule y que su visita a la 16 Feria del Libro de Manizales se convierta en conversación pública es, en definitiva, una buena noticia para la literatura colombiana: el horror también tiene su lugar de honor, y en él, Luis A Suescún ya escribe su nombre.

También le puede interesar:

{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.singularReviewCountLabel }}
{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.pluralReviewCountLabel }}
{{ options.labels.newReviewButton }}
{{ userData.canReview.message }}
SUSCRÍBETE AL Newsletter Revista alternativa

Al inscribirte en la newsletter de Revista Alternativa, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de Revista Alternativa que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.