Este 30 de septiembre, Manizales abre las puertas a una de las citas más esperadas por creadores, gestores y académicos de la escena: el Séptimo Congreso Iberoamericano de Teatro, un encuentro que dialoga con la programación artística en el marco de la edición 57 del Festival Internacional de Teatro de Manizales que reunirá voces de distintos países de España y Latinoamérica para reflexionar sobre el papel del teatro en la sociedad contemporánea.
El Congreso, que se desarrollará presencial en el Teatro Los Fundadores y también de manera virtual, propone como eje central la política y lo político en el teatro iberoamericano. Durante cuatro días, especialistas, artistas y estudiantes compartirán ponencias, talleres y conversatorios que buscan fortalecer el pensamiento crítico alrededor de las artes escénicas y su impacto en la vida cultural de la región.
Angélica Castillo. coordinadora del Congreso Iberoamericano de Teatro y eventos teóricos, indicó que aparte del Congreso se tienen otros eventos teóricos que acompañan además diferentes perspectivas del teatro y de las artes escénicas en sí. “Tenemos diferentes talleres que van de dramaturgia, de trabajo de cuerpo, que también están con un convenio con la Alcaldía y con la Gobernación, que nos han apoyado mucho este año, y también con el Banco de la República de la ciudad, a través de su centro cultural. Tenemos mucho trabajo de cuerpo, mucha dramaturgia, tenemos conversaciones con diferentes grupos que vienen a la ciudad, también para que los espectadores mismos de las obras puedan conocer ese detrás de los escenarios”.
El 7.º Congreso Iberoamericano de Teatro abordará ejes tan diversos como la política y lo político en el teatro iberoamericano, las políticas de actuación y dramaturgia, el teatro de mujeres y comunidades, la memoria, el género y la salud, además de reflexiones sobre teorías y teatralidades políticas. Según destacó Octavio Arbeláez Tobón, director artístico del Festival, esta edición contará con más de 60 expertos de 18 países y la participación de 300 inscritos de distintas ciudades de Colombia, convirtiéndola en un espacio único para pensar el teatro desde la escena y el pensamiento crítico.
En las salas se vivió un 29 de septiembre lleno de aplausos y memorias
La víspera de este inicio académico estuvo marcada este 29 de septiembre por funciones memorables que confirmaron por qué Manizales es, cada año, la capital del teatro en Latinoamérica.
El Festival de los Animales es una de esas obras que hacen sonreír desde el primer minuto. La compañía hispano-chilena La Llave Maestra llevó a escena un espectáculo que combinó música, juego visual y mucha imaginación. Sin necesidad de palabras para contar lo que pasa, todo se construyó con objetos, máscaras y movimientos que dan vida a un mundo lleno de criaturas sorprendentes.
Cada animal aparece de manera inesperada: un elefante pesado y divertido, pájaros que parecen flotar en el aire, peces que atraviesan el escenario como si estuvieran en un sueño. La música en vivo, a cargo de la Orquesta de Cámara de Caldas, guió el ritmo de la obra, haciendo que los gestos y las transformaciones del mundo animal se sintieran parte de la experiencia de las artes vivas.
En una iniciativa de inclusión cultural liderada por el FITM 57 y en alianza con pastelería Venecia, la función tuvo como invitados especiales a los adultos mayores de la Fundación Hogar de paso Mi Jesús centro vida La Aurora, quienes vivieron una tarde en la que los recuerdos de su infancia dialogaron con la imaginación. Lorena Cifuentes, acompañante de los “abuelos”, no sólo dio las gracias por este espacio, sino que aseguró que se trata de la posibilidad de compartir más tiempo con ellos.
También asistieron niños de la escuela Abuela Montañita, una institución educativa local, que por primera vez se acercaron al teatro. Sus risas y asombro fueron testimonio de que sembrar arte en la infancia es invertir en un futuro más sensible y creativo. “Vinimos con los niños a poder disfrutar de la obra. Es importantísimo que estos espacios se abran para poder conectar con la cultura, con las artes; cómo se van transformando en la ciudad de Manizales y van nutriendo y enriqueciendo artística y culturalmente la ciudad. Muchísimas gracias por estos espacios para la juventud, para la niñez y para todos”, resaltó Carlos Andrés Ortiz, maestro de tercer grado de la escuela Abuela Montañita,
El Festival de los Animales no solo fue un espectáculo visualmente atractivo, también fue una invitación a dejarse llevar por la imaginación, a recuperar la curiosidad de la infancia y a ver, por un momento, el mundo con ojos nuevos.
La jornada teatral culminó con Reminiscencia, del también grupo chileno Malicho Vaca, una propuesta íntima y conmovedora que convirtió la escena en un viaje por la memoria. A través de imágenes, narración y recursos digitales, el público fue invitado a recorrer recuerdos personales y colectivos, reconociéndose en las huellas que el tiempo deja en todos nosotros.
Más que un festival: un espacio de comunidad
En su tercer día de funciones, el Festival Internacional de Teatro de Manizales, en su edición número 57, se sigue consolidando no solo como una vitrina artística de primer nivel, sino como un proyecto de ciudad y de región que entiende el arte como un derecho cultural. Por eso, cada programación busca abrir puertas a públicos diversos: desde estudiantes que inician su contacto con las artes escénicas, hasta investigadores que analizan sus significados.
Con la suma del Congreso Iberoamericano de Teatro, el Festival reafirma su vocación de ser un punto de encuentro: el teatro se vive en las salas, pero también se discute, se teoriza y se proyecta hacia el futuro. Siga la programación completa en https://www.festivaldemanizales.com/congreso
Domingo de malabares en el aire y emociones en la sala
El corazón del Festival Internacional de Teatro de Manizales volvió a latir con fuerza el pasado domingo. La calle y la sala vibraron en una misma sintonía: la celebración de la imaginación, el riesgo escénico y la capacidad de conmover. En un mismo día, el FITM 57 reunió lo mejor de dos mundos: la destreza circense del Concurso Internacional de Malabares – International Regional Competition Sudamérica 2025 (IRC) y la potencia emocional de El lugar del otro, obra de la compañía colombiana La Congregación Teatro.
El Parque Ernesto Gutiérrez se convirtió en escenario y gradería de una final vibrante. El IRC Sudamérica – Colombia 2025, una competencia impulsada por la International Jugglers’ Association IJA que este año – y por primera vez al aire libre – eligió en el marco del FITM 57 los ganadores por Sudamérica de este concurso internacional.
Malabaristas provenientes de países como Argentina y Ecuador, además de distintos rincones del país, compitieron por la gloria con creatividad y virtuosismo. No se trató solo de lanzar o maniobrar objetos, fue un espectáculo que unió precisión técnica, música, danza y narrativas visuales y sonoras. Colombia se llevó los tres lugares, para orgullo de los amantes de la destreza y la agilidad. Los ganadores fueron la Comunidad Antioqueña de Diábolo. “Nos dedicamos a darle visibilidad al diábolo en la región y el país, y estamos muy felices porque la IRC es una competencia de gran renombre que significa mucho para nosotros. Fueron muchos meses de entrenamiento para poder lograrlo”, señalaron.
Erin Stephens, directora de la IJA, aseguró al FITM y a todos los espectadores que la IJA está muy contenta con el nivel que se vio la tarde de hoy en Manizales. “Es una inspiración a los malabaristas para crecer su nivel y también para compartir el nivel del malabarismo en Colombia y en toda Suramérica”.
El público, expectante, vivió una experiencia que fue más allá de la competencia: un encuentro generacional, en el que el circo se reafirmó como un arte capaz de dialogar con lo urbano, lo popular y lo experimental.
Un vagón que conmovió a Manizales
En la sala, el silencio se hizo cómplice de una historia íntima. El lugar del otro nos llevó a un vagón del metro bogotano (que aún no se construye), donde padre e hijo, tras 10 años de ausencia, vuelven a mirarse frente a frente. Bajo la dirección de Johan Velandia, la obra desnudó las tensiones de la memoria, la soledad y los anhelos truncados, mientras la ciudad se revelaba como un personaje omnipresente: Bogotá, caótica y humana.
Al terminar la función, el director compartió con el Festival sus impresiones: “Fue muy especial, con un público muy bonito. En general, el público del Festival de Manizales es muy atento, muy inteligente, que ha visto teatro, entonces es un público educado y formado. La obra creo que ha llegado a los corazones, ha conmovido mucho. Es una obra que, además del tema del reencuentro de un padre con su hijo y de todo lo emocional y lo humano que hay detrás del reencuentro de los hombres que se han distanciado, existe en ese contexto que reclama esta edición del Festival: mandar a la mierda el algoritmo y volver a sentir lo humano”, señaló.
Así lo vivió Jerónimo Manrique, uno de los asistentes. “Fue muy brutal esa reflexión sobre la inteligencia artificial, sobre, como dice el título, ponerse en el lugar del otro, y no quedarse con lo que dicen las personas, Estoy conmovido. Me parece genial que esta edición del Festival esté tan fuerte. Es un espacio genial para generar reflexión y diálogo”.
Sus palabras reflejaron el espíritu de esta edición: un teatro que no se conforma con entretener, sino que interpela, incomoda y nos recuerda lo esencialmente humano en tiempos dominados por lo digital.