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Norcasia, un territorio turístico que se recorre al ritmo del río

Texto por Andrés Felipe Rivera Motato

Fotos por Andres C. Valencia

En el oriente del departamento de Caldas, allá donde las montañas se abren para abrazar ríos de aguas claras, Norcasia se perfila como uno de los destinos naturales emergentes de Colombia para viajeros nacionales y extranjeros que buscan aventura, cultura y conexión con la vida rural. Este municipio —ubicado al este de Manizales en la Cordillera Central— es una joya verde en el mapa del turismo ecológico, marcado por paisajes ribereños, bosques húmedos y un clima cálido que invita a dejar atrás el ruido de la ciudad. 

Ubicado al oriente del departamento, Norcasia se reconoce por su relación directa con el agua. Allí confluyen el río La Miel, el río Manso y el embalse Amaní, tres escenarios naturales que empezaron a definir una vocación turística ligada a la aventura, la contemplación y el turismo rural. No es un lugar grandes complejos ni de circuitos masivos, es un espacio de experiencias construidas desde las veredas y sostenidas por la comunidad.

A orillas del río Manso, uno de los principales atractivos naturales del municipio, la corriente avanza serena entre piedras y una corriente verde por el reflejo de su vegetación. Es en este punto donde se entiende por qué Norcasia convierte en un destino emergente para viajeros que buscan contacto directo con la naturaleza. Allí opera Norcasia Full Travesía, un emprendimiento local que desde hace más de cuatro años trabaja con turismo comunitario en veredas como Montebello y Moscovita.

La idea nació de un sueño: traer turistas a conocer este paraíso del río La Miel, el embalse Amaní y este panorama que es Río Manso”, cuenta Diego Martínez . Su historia es también la de muchos jóvenes campesinos que decidieron quedarse en el territorio y construir oportunidades desde lo que siempre ha estado ahí.

Norcasia no siempre estuvo en el mapa turístico. Su reconocimiento empezó a crecer después de la pandemia, cuando muchos viajeros comenzaron a buscar destinos menos intervenidos y más auténticos. Desde entonces, los ríos de la zona se convirtieron en aula, camino y sustento. El río La Miel, de aguas claras y caudal constante, ofrece recorridos en lancha, actividades de pesca y experiencias de contemplación del paisaje, mientras que el embalse Amaní amplía el horizonte con una panorámica que mezcla agua, selva y montaña.

El turismo que se vive en Norcasia funciona como una cadena comunitaria. Los hospedajes son cabañas y ecoteles administrados por familias locales; los guías, en su mayoría jóvenes de las veredas; los lancheros y conductores, habitantes de sectores como La Habana. Cada experiencia activa una red de trabajo que beneficia a varias manos.

Es un turismo rural en el que tratamos de hacer una cadena: los hospedajes, los guías, los conductores, todos trabajamos para que el turista se lleve su mejor experiencia”, señala el operador turístico.

Las actividades no se limitan a la aventura. Norcasia también se recorre desde la gastronomía —con platos como el fiambre, que se ha vuelto representativo del municipio—, el avistamiento de aves, la pesca artesanal y los recorridos tranquilos por senderos que bordean los ríos. La experiencia está pensada para quienes buscan naturaleza, pero también tiempo y calma.

En temporadas como los puentes festivos, enero, mitad de año y octubre, el municipio recibe visitantes de ciudades como Bogotá, Medellín, Manizales, Pereira y Cali. Poco a poco, también han llegado turistas extranjeros, incluidos viajeros de Francia, Canadá e Italia, atraídos por la idea de un turismo cercano, humano y no estandarizado.

Para quienes habitan Norcasia, el territorio no se vende como producto, se comparte como experiencia. La atención, el acompañamiento y la vida cotidiana hacen parte del viaje. Es una forma de turismo que no se impone sobre el paisaje, sino que se adapta a su ritmo.

Yo defino Norcasia como una experiencia mágica, algo que solo Colombia y este municipio pueden ofrecer”, resume Martínez.

Así, entre ríos que sostienen la vida y comunidades que han aprendido a trabajar juntas, Norcasia se consolida como uno de los destinos naturales más significativos del oriente caldense: un lugar donde el agua no solo corre, sino que conecta.

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