En el corazón del barrio Bajo Andes, un proyecto artístico y comunitario está devolviendo color, memoria y orgullo a sus calles. “Bajo Andes, a Todo Color” no es solo una propuesta estética: es un proceso vivo de transformación social que, a través del arte y el trabajo colectivo, está fortaleciendo el sentido de pertenencia y la unión vecinal.
Apoyado por los Estímulos Culturales de la Alcaldía de Manizales y la Secretaría de Cultura y Civismo, este proyecto forma parte de una serie de 80 iniciativas que promueven la diversidad de género, la participación juvenil y la creación cultural en la ciudad. Desde su inicio, ha convocado a distintos grupos del territorio para construir, de manera conjunta, intervenciones artísticas y ambientales que reconfiguran la imagen del barrio y revitalizan sus vínculos humanos.

Entre las acciones que ya se desarrollan se encuentran senderos florales y medicinales, murales comunitarios que cuentan historias propias, altares simbólicos cargados de memoria y una red de huertas que aportan vida y alimento. Estas intervenciones no solo embellecen el paisaje, sino que invitan a la reflexión, al diálogo y a la apropiación de los espacios comunes.
Uno de los mayores logros de “Bajo Andes, a Todo Color” ha sido integrar a personas que antes no participaban en procesos comunitarios. Madres cabeza de familia, adultos mayores, artistas locales, voluntarios y, sobre todo, niños y niñas, se han convertido en protagonistas de esta renovación. La construcción de cada obra es, en sí misma, un acto de encuentro y compromiso, donde todos asumen el papel de guardianes y cuidadores de lo creado.
Desde los talleres preparatorios hasta la ejecución de las intervenciones, la participación ha sido constante y activa. Este proceso ha generado cambios visibles: no solo en la apariencia del barrio, sino en la forma en que sus habitantes lo perciben. Hoy, muchas personas reconocen el valor de su entorno, lo sienten propio y se comprometen a protegerlo.
El proyecto continuará hasta finales de octubre, con la meta de completar unas 12 intervenciones en sus diferentes enfoques para principios de noviembre. El cierre de esta primera fase se celebrará con un recorrido comunitario por cada uno de los puntos intervenidos, una fiesta colectiva que servirá como testimonio de la transformación alcanzada y como punto de partida para seguir fortaleciendo el tejido social.
“Bajo Andes, a Todo Color” es más que murales: es la evidencia palpable de que la participación ciudadana y el arte tienen el poder de revitalizar un territorio, rescatar su identidad y convertirlo en un lugar donde la comunidad florece, tanto en matices como en unión.
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