Texto y fotos: Linda Esperanza Aragón
Comunicadora social – periodista, fotógrafa documental con posgrado en Gerencia de la Comunicación para el Desarrollo Social. Narro la cultura y la cotidianidad del Caribe colombiano. Hago periodismo y fotografías sin afán (y para la memoria).
Premios y publicaciones
Voy más allá de las narrativas convencionales y me apasiona enlazar textos y fotografías para contar historias con mucho feeling y tratar de quitarle al olvido lo que quiere llevarse. En esa misión ardua y hermosa, he tenido la oportunidad de publicar en las revistas El Estornudo (Cuba), Gatopardo (México) y Hayo Magazine (Canadá); y en los medios colombianos El Espectador, Cartel Urbano, Contexto, Publicaciones Semana.
Así mismo, de exponer en escenarios como el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, Museo Nacional de Colombia, Museo del Caribe, Museo del Río Magdalena, Museo Histórico de Cartagena – MUHCA.
Recibí el Premio Nacional Ernesto McCausland a la Mejor Crónica del Carnaval en la categoría Digital (2024). Fui ganadora del segundo lugar del Premio Nacional de Periodismo Digital – Xilópalo en la categoría Turismo (2023) y de la convocatoria nacional Reactivarte: Arte Joven 20×21, impulsada por MinCultura, a través del Museo del Río Magdalena, para incluir mi obra fotográfica en su colección permanente (2021).
Referentes visuales
Nereo López, Raúl Cañibano, Helen Levitt , Nikos Economopoulos, Flávio Cannalonga, Cristina García Rodero, Flor Garduño y Steve Cagan.
Fotografiar para volver a la infancia
La fotografía fue el camino (y el tren) que decidí tomar para volver a los terrenos de la infancia: es así como nació el proyecto «Sin parpadear», una serie fotográfica realizada durante varios años que narra la cotidianidad de los niños en varias poblaciones del Caribe colombiano.
Durante mis recorridos por esta región, en las calles, esquinas, campos, cuerpos de agua dulce y salada, patios y playas me encontré a los niños entregados a la diversión. Y como son pueblos en los que los aparatos tecnológicos y el internet no han llegado en demasía, ellos aún acuden a los juegos tradicionales: el trompo, el escondite, la rayuela, la cometa, el fútbol, el baile, los chapuzones. Se encuentran, se viven encontrando, y no importa si la lluvia los sorprende o si no sopla el viento para volar cometas. Fotografiarlos fue como regresar a mi propia infancia, la cual viví en una población caribeña también.
Si parpadeaba podía perderme de esas escenas de los niños jugando y siendo libres e inquietos. Y, justamente, este proyecto es un homenaje a la libertad, al asombro de estar vivos, a la amistad, a la armonía y a los encuentros. También es una oda a Helen Levitt, mi inspiración visual para emprender este viaje a la niñez, ese lugar al que siempre deberíamos volver.
“Quitarle al olvido lo que quiere llevarse”.
Conoce más de esta fotógrafa en: @lindaragonm
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